sábado, 26 de diciembre de 2015

Todo tiene su fin.

Hasta aquí hemos llegado. Esto no da para más. Los devaneos electorales, un exceso de apariciones mediáticas, una débil configuración de los programas electorales, una indebida confección de las listas electorales, la mala leche…, han llevado a la más que posible desaparición del bipartidismo que hemos conocido como una de las marcas de agua de la democracia. De cómo han llegado a esta situación deberán dar buena cuenta los ideólogos de los partidos, máximos responsables del fiasco. Ahora queda aplicar a rajatabla el máximum del cálculo electoral y la eliminación de líneas rojas, so pena de entrar en una dinámica –no deseada- de repetir elecciones.

Si nos basamos en lo prometido en campaña, no cabría pacto alguno, pues las relaciones entre derechas e izquierdas no han quedado bien paradas. Pero las ideas que representan los partidos no pueden cercenarse porque el candidato de turno haga suyo el poder del bien y el mal y elija lo que conviene al partido. Los candidatos deben llevar escrito en su ADN que ellos vienen y van, pero las ideas y los partidos siguen. 

Con la nueva configuración de la cámara baja, el PP no dispone de suficientes votos y apoyos para formar un gobierno de garantías. Ciudadanos –poniéndose de perfil- únicamente ha dicho que se abstendrá ante la formación de gobierno por la lista más votada. 

El PSOE, por supuesto tampoco los dispone. Ni siquiera con Podemos. Los programas de algunos partidos de su órbita, en cuanto a la Unidad de España, no son aptos para que un partido de marcado sabor nacional como el PSOE, los considere aceptables. Don Quijote dixit “casamientos de parientes tienen mil inconvenientes”. Difícil tarea. 

Además, Iglesias, irrogado en el papel de nuevo líder de la izquierda, ha aparecido como si del presidente se tratase. Henchido de ínfulas y antes de saber si tiene opciones de gobierno, ha dicho que le dará un repaso a la Constitución que la dejará como nueva. Obviamente, esquivando que, aun en el supuesto más favorable, cualquier reforma constitucional -entre ellas la del referéndum para Cataluña o la de la plurinacionalidad de España-, llevaría consigo un obligado trámite de control por el Senado. Casualmente, en este momento, en manos de PP. 

¿Se ha acabado, entonces, el bipartidismo? Puede ser. Pero de reavivarlo, habría que pasar por comprobar la continuidad de Pedro Sánchez, por comprobar si Rajoy es amortizable, por preguntar su opinión a Susana Díaz o por preguntar a los barones regionales del PSOE su opinión sobre una unión con Podemos que llevase consigo una aceptación de sus marcas nacionalistas. 

Posiblemente un pacto entre PP y PSOE acabaría con estos dilemas, pero lo seguro es que por fin podríamos olvidar la guerra civil.

viernes, 18 de diciembre de 2015

EJERCER EL DERECHO AL VOTO.

Llegamos al final de la campaña electoral marcada como siempre por la competitividad electoral. Competitividad que refleja el grado de incertidumbre existente respecto al resultado de las elecciones. A más grado de competitividad, más igualadas están las fuerzas entre los que compiten y por lo tanto, mayor incertidumbre existe respecto a su resultado final. 

Fieles a esto, los políticos han sacado su artillería a la calle y hartándose de dar besos y abrazos, han reforzado sus programas con debates, muchos debates. 

Doscientos debates se habían perpetrado hasta asistir al doscientos uno - debate a dos- para encontrarnos con la realidad de nuestros políticos: las personas que nos quieren dirigir los próximos cuatro años. Los analistas desmenuzarán quien ha ganado o si lo que dijeron era lo esperado, pero sólo sirvió para aliviar diferencias personales entre ellos. Cada uno se dirigió a los suyos y soflamó lo que se suponía que su parroquia quería oír. Pero las formas, otra vez las formas, les han vencido. Sin llegar al insulto personal, las ínfulas y en algún caso la chulería han sobrevolado el debate en mayor medida que los propios compromisos electorales. Hubo un ambiente encrespado abusando del “miente usted”, o “no, es usted el que miente”… y así prácticamente todo el debate, bajo la atenta mirada de un moderador que no moderó. 

Tal debate, habrá podido ampliar de alguna manera la opinión que los electores tuviesen de sus propios candidatos, pero no servirá para convencer a aquellos indecisos sin una opinión definida. Por eso, nos rendiremos al resto de la campaña electoral, como buen compendio del debate. 

Todos los partidos han puesto sus políticas públicas por encima de las de los demás. En su línea expositiva, los líderes de los partidos han pasado por taquilla, asistiendo a debates y programas televisivos, -nos ha faltado un Gran Hermano de políticos-, siempre intentando arañar el voto de ese porcentaje de indecisos que, aseguran, ronda el 40%, o el voto cautivo de otros partidos. 

Ha habido más críticas que proyecto, más oferta que demanda y todos han prometido un cambio que no acaba de llegar. Para variar, todos se han tirado los trastos a la cabeza, con acusaciones de rancios, corruptos, flojos, incluso de marxistas. Más de lo mismo. Unos y otros han dado por amortizados a los demás, recordando espíritus de tiempos pasados y repitiendo aquello de “lo viejo y lo nuevo”, pero nada han dicho sobre la realidad de los pactos post- electorales. Todas, grandes promesas para solucionar los grandes problemas de la ciudadanía. No nos importe. Lo importante es el voto. Ahí sí coinciden: somos nosotros quienes decidimos. Y esa sí es una gran verdad. Por eso, lo único cierto es que todos debemos ir a votar, luego la ley D´Hondt proveerá.



jueves, 10 de diciembre de 2015

Por alusiones.





Por fin había llegado el anunciado debate decisivo planteado por Antena 3. Todo este Grupo se había propuesto hacer efectivamente decisivo el debate y así lo habían patrocinado promoviendo anuncios en los medios de su grupo, dándole bombo y boato, intentando evitar en lo posible el daño que podía hacer a la audiencia la inasistencia de Rajoy. No hubo tal problema ya que aunque éste, efectivamente no acudió, en su sitio había enviado a una vicepresidenta peleona que enseguida nos permitió olvidar su, por otro lado, tonta ausencia. 

El problema de estos debates es que suponen una repetición de otros anteriores quizá muy cercanos, por lo que no es de extrañar que nada nuevo se hubiera dicho allí que no se hubiera dicho ya, anteriormente en otros debates. Algunos querrían haber tenido un debate al estilo del circo romano, con ataques y acusaciones por casi todo, pero se equivocaron. La técnica conjunta fue la de la prudencia más absoluta. Allí primó la educación y la camaradería. Parecía uno de esos combates preparados de wrestling. Al final se besaron y dieron apretones de manos como viejos camaradas. Lógico. De tanto debate, habrán hecho ya, hasta amistad.

Se reunieron cuatro jóvenes con unos estilos diferentes y con una idea determinada de lo que conviene a este país. Pedro Sánchez con sonrisa de galán de cine. Pablo iglesias con la pinta de siempre, no reparando en su sobaco sudoroso en el mejor estilo de Camacho -es lo que tiene llevar a cuerpo las camisas sin una chaqueta que te dé un poco de protección. Albert Ribera guapo y sonrosado con el nerviosismo del que se sabe ganador y Soraya Sáez con su poderío de siempre, dieron buen juego al espectáculo del debate, pero todos con evidentes problemas para mantener la verticalidad en una forzada posición de descanso militar, durante dos horas, sin poder hacer poco más que mover el boli o buscar que hacer con los brazos.

Se mantuvo a flor de piel y el “y tú más” y todos abusaron del “yo no te he interrumpido”. Pablo recordó a Soraya el “Luis sé fuerte” de Rajoy a Bárcenas y a Pedro que “no se pusiera nervioso, que no tenía poder suficiente en su partido”. Pedro nos recordó al mejor Alfonso Guerra de 1982, cuando nombraba las maldades de la derecha y dijo a Soraya “de ninguna manera pactaré con el PP”. Albert empecinado en no mantener a Rajoy. A todo esto, Soraya, sin movérsele un pelo dejó claro que “España no se toca” y aguantó con cara de póquer las preguntas sobre corrupción. Todo predecible.

Los analistas decidirán ahora quién de ellos ha ganado o quien lo ha hecho mejor, no obstante no olvidemos que fuese quien fuese, el único que debe ganar aquí es el ciudadano.

martes, 8 de diciembre de 2015

“Crónicas marcianas”


En la celebrada película “La vida de Brian”, un judío le pregunta a otro: …pero, ¿que nos han dado los romanos?, a lo que el otro contesta: nos han dado los acueductos. El primero vuelve a preguntar: …pero, además de los acueductos, ¿que nos han dado los romanos?, y el segundo contesta: nos han dado los baños públicos. Y el primero vuelve a preguntar: …pero además de los acueductos y los baños públicos, ¿que nos han dado los romanos?, a lo que el segundo responde: nos han dado la paz. Y el primero dice: la paz, bah, la paz, que la folle un pez. 

El mismo negativismo, al relatar la nefasta suerte que corren los humanos en la conquista de Marte, asiste a Ray Bradbury en sus Crónicas, por lo que con su permiso o con el de Javier Sardá (no lo tengo muy claro) me permito hacer una reflexión sobre el fondo negativo que florece en nuestros políticos cuando, atacados por la cercana cita electoral, disparan sus afiladas lenguas unos sobre otros, sin valorar que, después de que aquella haya pasado, todo volverá a ser como antes y sólo quedarán recuerdos en las hemerotecas.

Si la política va mal o no, será algo que se deba valorar en las próximas elecciones, pero los políticos ya han entrado a saco en campaña –precampaña-, para decir que todo va mal, que todo lo que los demás ofrecen está mal, que lo hecho hasta ahora está mal o que lo que se recibió de los anteriores también estaba mal. 

Cierto es, que la arena política siempre da para grandes titulares, pero en ocasiones como ésta, donde los españoles nos jugamos buena parte de nuestro futuro, debería prevalecer para sus señorías decir la verdad y hablar de programas en lugar de tanto repasarse de arriba a abajo un día sí y otro también. 

La política ha acabado por ser un desbarre sobre la eficiencia del contrario y su capacidad para hacer cualquier cosa que no sea largarse con viento fresco. Pedro Sánchez otorgó a Rajoy como única virtud la de la afabilidad. Nada más. Rajoy totalmente encerrojado ha zanjado la discusión diciendo que la mejor defensa es una buena defensa. 
Jamás un partido aceptará que otro haya hecho algo bien, o estará de acuerdo con sus principios o su programa. Puro negativismo. Deberían imitar a Van Gaal con aquello de “siempre posssitivo, nunca negatttivo”. 

Con todo, será bueno, ya cercanos a Papá Noel, recomendarles cómo antídoto, la película de los Monty Phyton que, además de que su recuerdo siempre viene bien, tiene, al final de la cinta, la cura para cualquier negativismo, cuando los crucificados cantan el “mira siempre el lado bueno de la vida”.

sábado, 31 de octubre de 2015

REFORMAR LA CONSTITUCIÓN.

A pocos días de que comience la campaña electoral, que se presume la más emocionante de los últimos años, la mayoría de los partidos políticos parecen haberse puesto de acuerdo en la necesaria reforma de la Constitución.
Para su refrendo en 1978, Adolfo Suarez y demás políticos del estamento debieron hacer auténticas filigranas para contentar a unos y otros e incluirlos en un texto con ciertas garantías de permanencia. Así se llegó finalmente a un ten con ten que ha devenido en la etapa menos convulsa de nuestra reciente historia, además de haber conseguido igualar en prerrogativas al común de los españoles. 
Pero, ciertamente, aquella vida española y sus gestas en nada se parecen a la actual, por lo que quizá sea hora de comprobarle chapa y pintura y darle una vuelta a la Constitución por si fuese susceptible de reparación. Las claves de la reforma no están claras, pero ya que estamos, si así fuese deberían ser realmente las necesarias y en todo caso apremiantes. Y ya de paso, si se terciase, pedir una reforma sin dobleces. 

Empezaríamos por revisar las competencias de las Comunidades Autónomas. Pero claro, en todo caso sería para reducirlas. Tienen de más. Ya no es posible reconocerles más singularidades. Pero, ¿cuál de ellas a estas alturas querría perder cuota de poder y competencias? Ay, ¿qué no darían los Länder alemanes, los Cantones suizos, las Regiones francesas… por tener las cuotas de autonomía de nuestras comunidades?
Podríamos reformar la capacidad que tiene el estado central para otorgar graciosamente competencias a las comunidades autónomas por el sencillo método de las transferencias. Así, señalaríamos las competencias que nunca deben salir del ámbito estatal o recuperar las que nunca debieron salir, e.g. la educación, la sanidad… Revisaríamos el uso del artículo 155 para cortar de raíz derivas anticonstitucionales, pero no por el sistema de su aplicación directa, sino por la posibilidad de vaciar de contenido a cualquier Comunidad Autónoma por eliminación de transferencias. 

Modificaríamos el artículo 12.2 sobre la nacionalidad. Tal y como están las cosas, se tercia definir claramente quién puede y quien no, ser privado de su nacionalidad.
Ya puestos, modificaríamos el sistema electoral. Inventaríamos una doble vuelta que dejase fuera del juego político nacional a aquellos partidos minoritarios –incluyendo a los de ámbito autonómico- que no alcanzasen un porcentaje mínimo en todo el territorio nacional. 

Y de paso podríamos arreglar de una vez la cuestión de la educación, desarrollándola con una auténtica ley de Educación que, concienzudamente pactada por todos los interlocutores políticos y sociales, dure lo suficiente como para resistir un cambio de gobierno. O una ley laboral que dure lo suficiente como para ver si España es un país realmente capaz de afrontar una crisis sin tener que echar a los trabajadores de sus puestos de trabajo. 

Imposible aceptar tales reformas. Demasiado para tan poco espacio.

sábado, 24 de octubre de 2015

EL MERCADO DE INVIERNO

Desde su aparición en el mercadeo político, el Sr Sánchez ha hecho lo posible para darse a conocer, cómo exigencia de la propia esencia del sistema. Para esto, como medio tradicional, la única manera aceptada es la de la dura confrontación en el terreno político. Pero hoy estamos en la época de la comunicación y es bien sabido que se gana más fama en dos minutos en los medios de comunicación -o lanzando una buena exclusiva- que en un agrio debate parlamentario. 

Primero fueron sus apariciones en Sálvame de Telecinco, o en el Hormiguero de Antena 3, dando su mejor versión de super moderno y absolutamente contrario al perfil de abuelete que presentaba el presidente del gobierno. Luego llegaron sus declaraciones sobre los toros o su planteamiento sobre la desaparición del Ministerio de Defensa. Ahora, en su mejor línea de ruptura con cualquier modelo tradicional, Pedro Sánchez ha dado a conocer las listas de candidatos de su nuevo PSOE a las elecciones generales del próximo diciembre, y como si de la apertura del futbolístico mercado de invierno se tratase, se ha descolgado con la inclusión en ellas de dos personajes que, no por conocidos, dejan de ser polémicos. Aprovechando la nueva cultura de que se abren las puertas a independientes “no indiferentes”, ha fichado a la comandante Cantera y la ex diputada de UPyD Irene Lozano para ocupar unos buenos puestos en las listas del PSOE por Madrid. 

Si eran necesarias o si harán un buen servicio al partido, el tiempo lo acabará diciendo, pero de momento, estas designaciones han despertado las ansias críticas y la indignación de gran parte de la parroquia socialista, que se pregunta si eran necesarias una ex militar y una tránsfuga para mejorar el nivel de calidad que a estas fechas podía tener el partido, y por supuesto, sí en un partido con más de doscientos mil afiliados no habría personas de validez para los puestos cubiertos. Barones reticentes, personas de influencia en el partido y sobre todo los descolgados de las listas por estas inclusiones, ya han dicho que no consideran que sean importantes para la buena marcha del negocio y mucho menos para la viabilidad del proyecto político que intenta poner en marcha el PSOE de Sánchez. 

Rajoy no ha hecho comentario alguno, pero dado que al PP le han salido en los últimos días problemillas con militantes no muy afines, podría aprovechar el tirón socialista de la admisión de independientes “no indiferentes” y sembrar –también- de independientes el partido. O por lo menos de alguno que infunda un poco de aire fresco a unas estructuras –ahora- apolilladas y desgastadas. Al igual que Sánchez, en su derecho estaría ya que -de momento- en España no disponemos de un sistema que, a semejanza del futbol, pueda prohibir o impedir el fichaje de nuevos futbolistas durante los mercados de invierno.

miércoles, 7 de octubre de 2015

ASUNTA

Llegó a España para tener un futuro mejor que el previsto según el lugar en que le había correspondido nacer. No es fácil cambiar el destino. No hay muchos escogidos. Pero ella qué, sin saberlo, se había hecho merecedora de tal don, no pudo desarrollarlo más que unos escasos trece años. Hace unos días habría cumplido quince años.

Nadie piense que promover ese cambio de destino es un superpoder de unos padres adoptantes. No. El único poder real consiste en que, mucho antes de saber quién es o de donde viene o siquiera cómo será su cara, esos futuros padres se habrán planteado infinidad de veces si estará bien o si serán capaces de darle todo lo que se merece. Es decir, antes de coincidir en uno u otro mundo, ya la quieren. Puede parecer insólito, pero el verdadero poder es el de llegar a querer a alguien a quien todavía no se conoce.

Ningún niño puede escoger a sus padres o a su familia. Asunta, tampoco. Unas pruebas, unos requisitos administrativos o unas ciertas condiciones legales otorgan a ciertas personas la capacidad legal para ser padres y con ello la patria potestad, esto es, velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos educarlos y procurarles una formación integral. Pero, esto es lo que afirma la Ley. La capacidad personal y el resto de capacidades para ser padres saldrán de lo que lleven dentro de sus corazones.

Ahora se juzga a los padres de Asunta como presuntos autores de su muerte y deberá ser la justicia ordinaria la conocedora de la veracidad de esas acusaciones. Para ello y cumpliendo el mandato del artículo 125 de la Constitución, se ha destacado un pequeño ejército de nueve personas que tendrán que ver, admitir, cotejar y valorar, las pruebas que se les presenten y serán los que deban dar razón de la acusación y, en su caso, de su culpabilidad. Ellos, serán los que den al juez su opinión sobre cómo han debido producirse los hechos y la cuota de responsabilidad de cada uno. Seguramente se interesarán sobre si -en su actuación como padres- han cumplido con la debida diligencia la tarea que les había asignado la Ley. La misma Ley que pone en manos de estos nueve jurados tamaña responsabilidad. 

A sus padres, ya se les ha condenado mediáticamente y por lo execrable del crimen, se ha exigido por la opinión pública un escarmiento ejemplar. No debemos ser juez y parte, ni debemos condenar a quien todavía no ha sido juzgado. Esperemos el resultado. No obstante, cualquiera que sea, vaya por delante mi desprecio para los asesinos que, de manera alevosa, han segado la vida de alguien que tenía mucha por delante, pero también para todos aquellos que actúan contra otras muchas Asuntas que, como ella, no disponen de más medios que una Ley qué, cómo no puede ser de otra manera, sólo puede actuar "a posteriori".

viernes, 2 de octubre de 2015

LLAMANDO A CHENCHO.

Cuando veo una persona mayor corriendo detrás de un crio o, lo que es peor, discutiendo con él, recuerdo la magistral interpretación que realizó el gran José Isbert en la película La gran familia. Hace el papel de un abuelo que tiene un despiste en la Plaza Mayor de Madrid que ocasiona la pérdida de su nieto, el pequeño Chencho. Con ello aparece la conciencia del anciano de su propia vejez, o de su falta de recursos por la edad y las lógicas repercusiones que tendrá ese despiste.

La crisis, y el paro que llevó consigo, han obligado a las familias a que ambos cónyuges salgan a buscar ingresos, ocupando el abuelo el lugar de guarda y custodia y, en muchas ocasiones, el de sostén familiar. El comienzo de las clases y la permanente problemática del cuidado de los niños, ha hecho florecer abuelos por los colegios y parques de toda nuestra geografía. Son situaciones de emergencia.

Pero no siempre es cuestión de apremio. A veces se complica cuando deja de ser una obligación para cuidar menores en horario laboral y pasa a ser un derecho adquirido de los hijos a tomar a sus padres de la mano y convertirlos en auténticas guarderías volantes. Véase, el abuelo que dice a su hijo: “hijo que nos vamos de vacaciones”, a lo que el hijo contesta: “jo papá, es que estáis todo el día por ahí”. O aquellos abuelos que, ante la desgracia de haber tenido hijos con afán repoblador de la especie -pero sin interés en dejar ni un solo minuto su trabajo o sus partidos de paddel-, se ven obligados a cargar con la tropilla. “No os preocupéis. Si son unos angelitos”. 

Bien, pero, ¿algún derecho tendrán esos socorridos abuelos? Casi ninguno. Poco más que las pocas gracias que les puedan dedicar unos hijos con prisas vertiginosas, atropellados por la vorágine de la sociedad actual que les obliga a trabajar, sin que por ello quieran dejar de ser padres. Reconozcamos que un empleo como éste, al cual prácticamente todos estamos inexorablemente condenados a llegar, no está ni reconocido ni valorado.

Los americanos que para estas cosas son mucho más sentidos, han reconocido esta labor auspiciando el National Grandparents Day (Día Nacional de los Abuelos) o el televisivo Tito Yayo, donde se da carta de naturaleza a ese denostado empleo. Aquí, un poco a remolque, también celebramos el Día del Abuelo, ¿cada 26 de julio? Pocos lo saben. Eso sí, hemos llegado a crear una nueva variedad: las abuelas y abuelos flauta. En fin. 

No hace mucho ponían en la tele un programita en que, aprovechando la cámara oculta y los años, unos actores de mayor edad hacían gamberradas veniales a gente joven, dejándoles perplejos. Quizá sea la merecida venganza al sofocón que pasó el pobre abuelo Isbert, cuando se le veía dando gritos por la calle, llamando a Chencho.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

También esto pasará.


Cuenta una antigua leyenda china que un emperador, que había perdido recientemente a su único hijo, reunió al consejo de sabios del imperio, encargándoles que expresasen en pocas palabras el dolor que sentía. Los sabios, después de cumplir el encargo, le dieron la respuesta: Majestad, “también esto pasará”. 

Para las elecciones autonómicas en Cataluña se había pretendido, definir de un plumazo las preferencias de los ciudadanos en sus relaciones con el resto de España. Para ello, los partidos pro independencia, habían marcado sus posiciones en la arena política, dando una visión apocalíptica de la correspondencia con el Estado, pretendiendo que los grandes problemas que afectaban a la ciudadanía se solventarían con una eventual independencia. Obviando que se trataba de unas elecciones autonómicas, dejaron de lado las verdaderas cuestiones de relieve, y apostaron por la técnica de las elecciones plebiscitarias. Así ha sido. 

Independientemente de la legalidad que pueda gozar en nuestro sistema político, el inconveniente de los plebiscitos es que, para ganarlos, no basta con ser aprobado por unos cuantos. Debe ser sancionado por la mayoría de los votantes. No ha sido así. La opción secesionista no ha conseguido convencer a más de los que había convencido en la consulta ¿referéndum? del pasado mes de noviembre, por lo que no prosperará. A mayor abundamiento, a esos votos en contra podríamos sumar los votos de los que no han ido a votar qué, de facto, también sumarían. 

La principal opción separatista, “Junts pel sí”, -concomitancia entre CIU y ERC- ha perdido nueve escaños sobre lo ya disponible. Quizá no tan malo, si advertimos que la opción “Cataluya si que es pot”, que partía con trece escaños de “Iniciativa per Catalunya”, al sumarse con “Podemos”, se ha quedado en diez. Aun así, conocidos los resultados, el Sr. Junqueras se apresuró a arengar a su parroquia con una imagen sobreactuada, donde dio las primeras pinceladas de lo que pretende ser la declaración de independencia y asegurando que su opción “Junts pel sí”, había ganado en votos y en escaños. 
Cierto no es, pero no dejaba de ser una mera explotación del éxito, un éxito precario, ya que lo que no dijo el Sr. Junqueras es que para conseguir la mayoría de independentistas, su opción necesita el apoyo del partido CUP, también independentista, pero también antisistema, por lo que en una hipotética solución espectral, se podría dar el caso de que los votantes conservadores de Convergencia, acabasen con un presidente de ERC o vaya usted a saber. Un lio. 

Con este resultado, el asunto no ha perdido interés, pero sí fuelle. Tomó buena nota Telecinco, y a la misma hora, emitió Gran Hermano 16. Es lo que tiene la normalidad. 

Ahora las altas instancias deberán reunirse y trabajar para evitar que un nuevo intento de secesionismo pueda fracturar al Estado. Y el resto, no temamos, como bien dijeron los sabios al emperador, también esto pasará. 



jueves, 17 de septiembre de 2015

De coletas y látigos.

Poco se imaginaba la autora británica E.L. James cuando escribió Cincuenta sombras de Grey que su novela conseguiría los méritos que ha conseguido, sobre todo teniendo en cuenta que no es más que la relación común entre dos “JASP”, con unas costumbres sexuales poco habituales. Mucho menos se imaginaría que podía llegar a ser la imagen y semejanza de otros que, al albur de su rebufo, han ido por el mundo marcando cacha y emulándole. 

Aquí, nuestros políticos, siempre a la vanguardia de estas tendencias, han tardado poco en dedicarle un sonoro reconocimiento, esta vez aprovechando la vorágine de las próximas elecciones catalanas.

Pablo Iglesias había declarado que CDC y PP estaban jugando a ¿guerritas? Pues bien, Lluís Llach, antiguo cantautor español, -ahora cabeza de lista de Junts pel Si, la candidatura de Artur Mas en Gerona- le dio contestación desatándose con unas declaraciones en las que, amén de otras “perlitas”, viene a decir que cree que el líder de Podemos tiene “obsesiones sexuales” con el presidente catalán. Evidenciándole además, la necesaria concurrencia de un psicólogo. Lamentable. Tal afirmación mereció una pronta respuesta y Pablo Iglesias inflamó a la parroquia: “a Mas le vamos a dar sexo, le vamos a dar látigo en esta campaña”. Patético.

Aunque ya vayamos estando acostumbrados a toda clase de sarcasmos y escarnios entre sus señorías, sería deseable que se dedicaran a lo que están, dejando de lado esas necedades que, supuestamente, no se deben atribuir a la gente de tal condición. 

La política siempre ha sido un circo que, no por indiferentes, nos ha cogido con una sonrisa en la boca al ver en que pasan en tiempo sus señorías. El justiciable, hemos sido benignos con ellos, bastándonos una mera explicación de sus actos, pero lo que está ocurriendo últimamente rompe con los cánones de lo justificable. Sin esperarlo, nos han llegado nuevas formas de acceder a nombramientos o la nueva planta -en mangas de camisa y sin afeitar- con que mandatarios locales reciben a representantes de grandes instituciones. Mal. 
Pero ya, acceder al lenguaje escatológico para manifestar un estado de ánimo o una forma de opinar, está fuera de cualquier comportamiento honorable. 

Cierto. Aunque no acaben de creérselo, los ciudadanos esperamos de ellos eso, un comportamiento honorable, y si cabe, mucho más, un plus de “cojonudismo”. Si para mantener una postura política se da carta de legalidad al “vale todo” llegaremos a extremos poco saludables. No debemos olvidar que el exterior nos mira con lupa y no podemos dar una imagen distorsionada de lo que, en realidad, es el conjunto de los españoles. 

Quizá como contrición por lo anterior, Llach ha revelado cuál sería su futuro si Junts Pel Sí no gana las elecciones autonómicas y no consigue la independencia de Cataluña: “Me voy a Senegal”, ha dicho. A ver si es cierto.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Los anuncios de la D.G.T

De nuevo este año hemos podido asistir al lúgubre espectáculo que nos presenta en los últimos años la DGT, con sus anuncios publicitarios para hacernos entender cómo deben ser las cosas en el uso de los medios de transporte a nuestra disposición y de los peligros que conllevan su mala utilización. 
Este año se dirige a esos pequeños despistes que cometemos al volante. Una de las máximas que esgrime la DGT es la fragilidad del ser humano para llegar a comprender lo que puede suponer una mala utilización de los vehículos o últimamente, el valor residual que pueden tener unas gafas de sol o nuestra canción preferida en el aparato de música.

Hay que reconocer que la campaña publicitaria se las trae y que la calidad de la misma no alberga la menor duda. Si lo que se pretendía es ponernos los pelos de punta al ver esas familias que se rompen por una indebida utilización de sus vehículos, hay que reconocer que lo han conseguido. 

Pero si bien es cierto lo uno, también es cierto que una campaña de esta categoría, financiada por un medio público, debe procurar llegar más allá de lo que meramente es una amenaza de un posible resultado inesperado. 
Ya en el lejano 2012 la DGT nos pretendía hacer comprender que lo importante es llegar y que la Administración no pretende otra cosa que lleguemos a nuestro destino sin percances. 

Por eso, debe recordar la DGT que no siempre son los pequeños despistes de los conductores los que dan lugar a esos temibles accidentes que nos presentan en las pantallas. 
En muchas ocasiones la Administración se pone de lado al ver la cantidad de puntos negros que existen en la red viaria española y que llevan consigo, también, que las posibilidades de una conducción segura se desmoronen. 
Es entendible que no todas las vías de circulación pueden tener el rango de autopistas de peaje o autovías. Pero no admitir determinados desdoblamientos de autopistas de peaje -obligando a conductores de todas clases a concurrir a carreteras de ámbito general y de primer orden, en mal estado de reparación-, también debería ser tenido en cuenta. 

Esas carreteras, -hacinadas por infinidad de vehículos que, aquí sí, sus conductores no pueden pasar el tiempo buscando las gafas o la música más adecuada-, el problema de los guarda-railes o quitamiedos para las motos -del que desde tiempo inmemorial se viene pidiendo una solución a la DGC-, la eliminación de peraltes y curvas sin sentido, o puntos negros llenos de baches y malos firmes, hacen que a estos anuncios les falte un algo importante para su completa realidad. 

Con todos los respetos y parafraseando al anuncio, el bache más caro del mundo podía ser aquel en que, sin pretenderlo, un vehículo introduzca una rueda y se encuentre con qué, en el mejor de los casos, se le produzca una avería de consideración. Luego las reclamaciones, al maestro armero.

Tolerancia religiosa.

En la película Habemus Papam de Nanni Moretti, un espléndido Michel Piccoli hace el papel de un papa, recién elegido, que sufre un ataque de pánico justo antes de aparecer en el balcón de San Pedro en el Vaticano para saludar a los fieles. El hecho de ser la cabeza visible de los cristianos le hace ver las cosas desde una doble perspectiva: la que da el poder de máximo representante de dios en la tierra y la de hombre con todas sus limitaciones. 

No es más que una película, pero refleja perfectamente la responsabilidad absoluta que conlleva el cargo, habida cuenta que el titular sólo es un ser humano, siendo una de las mayores responsabilidades del cargo la de qué, aun cuando no es él mismo quien establece las normas, sus propias interpretaciones son básicas para su ejecución. 

Recientemente, el papa Francisco ha publicado una carta, de general aplicación, titulada “Familia: lugar para el perdón”, en la que discurre sobre lo que entiende que es la familia en la actualidad y cuáles son sus virtudes y sus imperfecciones, viniendo a concluir que la solución para los males que puedan afectarla, siempre se encuentran en el perdón. “Quien no perdona no tiene paz en el alma ni comunión con dios” ha dicho para afianzar esta postura, enviando un aviso a navegantes para que promuevan el perdón.

Una larga introducción para traer a colación la noticia que ha saltado estos días a los medios de comunicación, en la que se dice qué, el obispo de Cádiz y Ceuta ha declarado que existe la imposibilidad de que se admita a un transexual como padrino en el bautizo de su sobrino. Se basa para ello en la exégesis emitida por la Congregación para la doctrina de la fe en la que se recoge que resulta evidente que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en tamaña magistratura. Noticia paradójica por lo que lleva de fondo, ya que ni siquiera el catecismo de la iglesia católica pide más que lo que le están pidiendo los hombres a este aspirante a padrino. 

Desconozco si el pretendiente es un pecador o se le ha hecho pecador por lo que representa, pero si lo que realmente quiere la Iglesia es seguir con su labor de apostolado y aumentar el número de fieles, evitando errores o borrones anteriores, debe pensar que resoluciones como ésta no consolidan la imagen que el papa Francisco proyecta difundir de su Iglesia. Si la pretensión de la Iglesia es acoger a todas las personas con caridad y tolerancia, debe procurar que sus “trabajadores” no se pierdan en interpretaciones insustanciales, evitando que en su afán por cuidar los postulados de la Iglesia, sean más papistas que el papa.

domingo, 30 de agosto de 2015

TANCREDISMO.

Don Tancredo era un torero español de finales del XIX que esperaba al toro a la salida de chiqueros, subido sobre un pedestal situado en mitad de la plaza. El mérito consistía en quedarse quieto, pues pensaba que al quedarse inmóvil, el toro creería que la figura era de mármol y no la embestiría, convencido de su dureza.

Emulando a Don Tancredo, el Sr. Mas ávido de continuar adelante con su secesionismo y no moverse un pelo en sus intenciones soberanistas, elevó consulta a “famosos” historiadores del más acendrado arraigo nacionalista, para que buscasen una historia y un pasado para Cataluña, de los que poder hacer uso en un hipotético resultado favorable a sus propósitos independentistas. Dirigidos por el Consejo de la Diplomacia Pública de Cataluña -cuya misión hasta ahora, consistía en vender Cataluña en el mundo-, han perpetrado una flagrante manipulación de la historia de Cataluña y de España. 

Sus expertos han dogmatizado con la existencia de los llamados “países catalanes”, asegurando que ya existían antes del Rey Fernando el Católico –ahora rebautizado como Fernando II de Cataluña- y a la que pertenecerían buena parte de Aragón, Valencia, Andorra, el Rosellón francés o parte de Cerdeña (Italia). Han pretendido demostrar que el idioma catalán, al igual que el vasco, procede de alguna lengua germánica, o incluso que el castellano proviene del catalán. Han catalanizado reyes de Aragón o de Valencia o han fichado para la causa a personajes como Miguel Servet o Cristóbal Colón, que han pasado a ser naturales de los “países”. En la historia más reciente, en la aprobación de la Constitución o del Estatuto de Autonomía, también llegan a conclusiones sorprendentes, por lo que el fin no puede ser menos creíble. Cosas veredes Sancho.

Esta tesis encaja dentro de lo previsible dentro de un proceso de este pelo, pero sus conclusiones se pierden como el humo por debajo de una puerta, por lo que deberán ser los auténticos historiadores, es decir, aquellos que no se encuentren tocados por el velo nacionalista, quienes den carta de credibilidad a tales asertos. 

Por su parte, aun conociendo tales despropósitos y el porvenir que les espera, el Sr. Mas se ha puesto de perfil y dejándose llevar por su tancredismo, los ha aceptado y se ha fumado un puro. Ahora esperará que las críticas pasen y la situación se arregle sola o en todo caso, sean otros los que frenen sus ansias soberanistas. El cuadro que se plantea es el del recordado Miguel Ligero en la película Nobleza Baturra, llevando de la mano a su burro por medio de las vías del tren, y ante el pitido del tren, Miguel respondía “pita, pita, que como no te apartes tú”.

EL ETERNO DEBATE PARLAMENTARIO.

Últimamente, cuando escuchamos las discusiones de nuestros políticos sobre lo que más conviene a nuestros intereses, no vemos claro si lo que pretenden decir es lo verdaderamente importante, o si es lo que quieren oír los de su cuerda, o si es lo que conviene decir en ese preciso momento. 

En estos días se ha debatido en el Parlamento, alto y agrio, sobre la procedencia de la presentación de los Presupuestos Generales del Estado justo antes de que acabe la legislatura y de la, siempre problemática, cuestión de las pensiones. 

A lo primero, los dos partidos mayoritarios –por ahora- se han tirado los trastos a la cabeza, alegando los unos que, la presentación y la aprobación de los presupuestos era una cuestión de responsabilidad, y respondiendo los otros que, con mucha posibilidad, no serán los que definitivamente se apliquen una vez que se constituya el nuevo Parlamento Nacional, por lo que sólo servirán para perder el tiempo en debates poco provechosos, pues, como han prometido, posiblemente no lleguen a ver la luz. 

A lo segundo, se los han vuelto a tirar, pero esta vez, alegando ambos lo mismo. La obligatoriedad e imperiosidad de que las pensiones se respeten y por supuesto se mantengan en las condiciones que se pactaron el Pacto de Toledo. 

No es cuestión de entrar en debate sobre cuál de las posturas será la correcta, pero lo que está claro es que ninguna postura absolutamente contradictoria es conveniente para los intereses generales. Dos partidos que se pelean por las cáscaras olvidándose que, dentro está la fruta, están ejerciendo una labor fútil para los ciudadanos a los que representan. Olvidar que en política, como en cualquier otra disciplina, los árboles no deben impedir la visión del bosque es fundamental para llegar a conclusiones acertadas. Es incuestionable que las pensiones deben ser respetadas y de donde proceda su financiación es una materia que no debe afectar a quien la reciba. 

Es evidente que los presupuestos deben ser aprobados en tiempo y forma como único medio para evitar lagunas legislativas que eviten muchos quebraderos de cabeza que han ocurrido en el pasado. Nadie quiere unos presupuestos prorrogados y gobernar a golpe de decretazo, ni mucho menos una situación en la que el pago de las pensiones peligre. 

Si los dos partidos mayoritarios estuvieran de acuerdo en eso, el resto sería accesorio no cabiendo planteamientos ni disquisiciones del cómo y mucho menos del porqué. Además, sería bueno que piensen que, en el supuesto menos favorable, se pueden encontrar con que ya no son los partidos mayoritariamente votados y que además no están en disposición de negociar nada o casi nada con los nuevos partidos surgidos en los últimos tiempos. 

Es hora de que los políticos se procuren un feed-back más propicio, logrando precisamente, para el justiciable, el resultado que éste se merece.

domingo, 23 de agosto de 2015

NO HACER APRECIO.

Hasta hace bien pocos días, nunca había oído hablar del Sr. Martín Garrido Rámis, autodefinido como cineasta. Hasta entonces nada había oído relativo a su persona. No había oído que fuese actor, director, o cualquiera otra actividad relacionada con el cine. No había oído hablar de sus éxitos como actor ni de las películas que habría dirigido. No obstante, y por si la autodefinición de cineasta tuviese más enjundia, me acerqué a la RAE que me ha ilustró sobre tal título: Persona que trabaja en la industria artística del cine, en función destacada

Bueno hubiera sido, entonces, que la primera noticia sobre su persona hubiera sido describiendo alguno de sus éxitos en la industria cinematográfica. Pero no, la primera lo ha sido por la lectura de un panfleto publicado en un medio de comunicación escrito, y que lleva el pomposo nombre de ¿Para qué sirve el Ejército español?

Este cineasta, definiéndose a sí mismo como una persona objetiva, se despacha a conciencia contra la institución militar por medio de una dudosa valoración basada en el desconocimiento más absoluto de la realidad que, muy a su pesar, le deja fuera de combate antes de tener que hacer un comentario o escribir una sola línea. 

Efectivamente, las aserciones que lanza, muchas y variadas, -algunas llegan a poner en tela de juicio la necesidad de la defensa nacional-, no necesitan más que una simple lectura para darse cuenta de que el autor se encuentra en un punto centrado entre la más profunda desinformación y algún tipo de pelusa por la institución que le provoca una envidieja colosal, por lo que sería bien fácil contrarrestarlas una por una, pero eso sería igual que hacer aprecio de las descalificaciones que arroja, dándoles un valor que no tienen.

Lamentablemente, el Ejército es una institución que no dispone de medios suficientes para hacer frente a manifestaciones de este pelo, debiendo limitarse a cumplir una labor callada y las más de las veces poco gratificante, pero es la que le ha sido asignada por nuestra Constitución. Debe estar a objetivos más altos que atender a cualquier tipo de maquinación que pueda salir de la cabeza de un iluminado que, no teniendo otros valores en los que destacar, hace gala de una presunta denuncia social para que, por fin, su nombre salga a la luz o a la opinión pública. 

Por ello y ante cualquier duda que pudiese quedarle sobre la relevancia de la institución o el porqué de su existencia, es de rigor recordarle que ya desde los tiempos del Epitoma rei militaris quedaron señalados los puntos sobre los que debe mantenerse la defensa de un país, y que han ido agregándose al argumentario de las generaciones futuras en la frase “el que desee la paz, que se prepare para la guerra”.

lunes, 17 de agosto de 2015

LAS REUNIONES DEL MINISTRO DE INTERIOR.

De todos es sabido que las grandes decisiones y designios de la vida pública nos están vedadas al común de los mortales. Pero muy a su pesar, de vez en cuando, por un motivo u otro, estas decisiones y designios trascienden a la opinión pública.
A veces oímos que tal o cual político se han reunido con tal o cual persona, sin que esto haya trascendido. Es muy posible. Una parte que se entiende muy importante de la vida pública son aquellas reuniones al más alto nivel que deben realizar los protagonistas…Aznar se reunió con Bush y compañía, Zapatero o Bono, lo hicieron con Pablo Iglesias, el exministro José Blanco se reunió con un representante, e incluso la familia Tejero se reunió no hace mucho a tomar una paella. Y lo que te rondaré, morena. Ahora y en pleno período vacacional ha vuelto a pasar.
El ministro del interior Jorge Fernández, se ha reunido en su despacho ministerial con Rodrigo Rato, exministro y expresidente del FMI. La noticia no podía ser más venial, si no fuese por qué, pese a quien pese, se encuentra imputado por la presunta comisión de varios delitos de carácter fiscal y está siendo objeto de una profunda investigación, amén de que ha debido abonar una importante fianza y aceptar que varios de sus bienes hayan quedado sujetos a embargo.
De la reunión no han trascendido mucho más que las propias declaraciones de Fernández Díaz y Rato. El primero ha dicho que no realizó gestión alguna en relación a la situación procesal de Rodrigo Rato y que la reunión fue a petición de Rato por una cuestión de carácter exclusivamente personal. El segundo ha dicho que se habló de lo que le está pasando. Diferencias notablemente sustanciales.
Está claro que sobre el fondo no sabremos nada hasta que alguien nos lo quiera contar, por lo que tendremos que esperar a que los interesados se dignen a ilustrarnos con alguna explicación que arroje luz sobre tal reunión, por lo que parece que, de nuevo, pasan a ser importantes las formas. Otra vez las formas. Aunque pueda parecer un formalismo libre de toda sospecha, que el ministro reciba a un antiguo colega en su sede ministerial, parece poco serio que lo haga con alguien que se encuentra en las circunstancias de Rodrigo Rato. Es innegable que deben existir medios suficientes para quitarle oficialidad a tal reunión y ponerla en el lugar que le pueda corresponder.
La inmediata ha sido que algunos partidos políticos, PSOE, Izquierda Plural, UPyD o Convergencia, y asociaciones de guardias civiles como AUGC o sindicatos policiales, han pedido la dimisión de Fernández Díaz. Esperemos que la comparecencia del ministro en el Congreso, nos saque de dudas.
Y mientras Mariano ha dicho que no va a haber nada de particular en este asunto. Otra vez procastinando.

domingo, 9 de agosto de 2015

EL LÍO DEL PSOE.

Con la famosa película de Luchino Visconti “El gatopardo” se vino a acuñar el término, que posteriormente ha tenido gran aceptación en política, "gatopardista", viniendo a llamarse así al político que inicia una transformación política revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.

Desde que fue encumbrado a la secretaría general del PSOE, Pedro Sánchez, viene actuando de manera gatopardista para hacerse con el poder, con todo el poder. En el pasado mes de febrero, dio un golpe de mano en el Partido Socialista de Madrid y expulsó de la dirección al secretario general, Tomás Gómez, anteriormente alcalde de Parla. 

Quizá porqué existía la posibilidad de que estallase un caso de corrupción por el asuntillo de las investigaciones del tranvía de Parla e incluso de la operación Púnica, y con ello el deterioro grave de la imagen pública del PSOE en Madrid. Quizá porqué Tomás Gómez se enfrentó a Zapatero por la cuestión de las primarias en la Comunidad de Madrid. Quizá porqué Zapatero apoyó a Pedro Sánchez como candidato a la Secretaría General del PSOE. Quizá porqué quería mandarle un recadito a Susana Díaz con el asunto de los ERE,s, Chaves y Griñán… Motivos no le faltaban.

Ahora, basándose en su propia declaración de principios morales, ha dicho que el PSOE está dirigido por la dirección federal y, sin despeinarse, con el lógico aval de la nueva ejecutiva del Partido Socialista de Madrid, ha cesado a Antonio Miguel Carmona, aspirante -que fue- a la alcaldía de Madrid, y que había sido elevado a esos altares por el apoyo que le había prestado precisamente Tomás Gómez. 

Los motivos, aun no siendo claros, parecen seguir el perfil de la nueva línea política del PSOE y su acercamiento a Podemos. Carmona había dejado claro que no permitiría que Carmena pisase las líneas rojas. 

Si Pedro Sánchez esperaba una respuesta tranquila y sosegada, se ha equivocado. Carmona ha dicho públicamente que, de fondo, hay una cuestión interna de división del partido y que en el PSOE y el PSOE de Madrid se debe buscar una nueva línea de personas que busquen el interés del partido y no el de las propias personas, por lo que Sánchez y su equipo deben dimitir, y que no descarta un asalto a la alcaldía. Han entrado en guerra.

Con este fenomenal lío, el problema se ha caído encima directamente a la alcaldesa actual Manuela Carmena que ha quedado a expensas de lo que pueda pasar en un posible pacto entre lo que queda del PSOE y el PP de Esperanza Aguirre que, como es público y notorio, ya ofreció en su momento la alcaldía a Carmona. 

No importa. Para conseguir más poder, Pedro Sánchez seguirá con su política de cambios, calcando lo que hace el personaje de Tancredi en El Gatopardo: “hay que cambiar todo para que nada cambie".

domingo, 2 de agosto de 2015

PABLO IGLESIAS Y LA FÁBULA DE MOUSELAND. Publicado en D.Burgos 07-06-15

Hace algún tiempo, cuando empezó a despuntar el fenómeno Podemos, Pablo Iglesias respondió a una pregunta en una entrevista de televisión, con una fábula sobre ratones, que había sido acuñada por el político socialdemócrata canadiense Thomas Douglas. En esta fábula conocida por "Mouseland(de muy recomendable lectura), su autor nos venía a decir que los ratones votaban una vez al gato blanco y otras veces al gato negro como sus propios políticos, pero nunca votaban a los propios ratones. Evidentemente, Pablo Iglesias quería identificar esta fábula con la situación política española.

El símil estaba claro. Los españoles habíamos votado una vez al PP y otra vez al PSOE (partidos gatos), para luego volver a la situación anterior votando al PP, y luego volviendo a votar al PSOE. Los motivos de semejantes cambios, al igual que en la fábula, no eran otros que las nuevas promesas (cambios de programa electoral) que nos hacían los gatos, para que votásemos a uno blanco o a uno negro. 

En la fábula, cuando los ratones se dieron cuenta que ninguno de los gatos a los que votaban cumplía sus expectativas, pasaron a una nueva técnica que consistía en votar a gatos mitad negro, mitad blanco. Luego pasaron a los gatos con manchas… 

Igualmente, los españoles, hemos dejado de votar a blancos o negros, para votar a nuevas tendencias que, dicen, nos van a hacer saborear las mieles de la democracia. Pero ay, estas nuevas tendencias no pueden gobernar ni hacer política por sí solas, por lo que para alcanzar las metas programadas, deben unirse a otros gatos ya existentes formando gatos con rayas, con lunares…. En fin, coaliciones. 

En estas estamos. Ubicando gatos de todos los tipos posibles, siendo posible cualquier mezcla o colorido con tal de mantener el poder. Ahora, habría que saber en qué clase de ratones está incluido Pablo Iglesias. Si por la propia coyuntura de su partido, entiende que es el nuevo mesías de los ratones, no parece muy ético que utilice las coaliciones –con casi todos los partidos- para conseguir el poder. Si así lo hace, entrará con buen pie en un mundo de gatos, donde los gatos hacen leyes para gatos para que sean los ratones quienes las cumplan. En fin, de vuelta a los gatos. 

El final de la fábula consiste en que, finalmente, los ratones deciden por votar a un ratón, pero los propios ratones les llamaron comunistas, por lo que ellos mismos volvieron a los gatos. Blancos y negros.

LOS SONDEOS PARTIDISTAS Y LA LEY DE MURPHY.

Ya están aquí los sondeos electorales qué, como si de un ferial se tratase, siempre vienen acompañando a la próxima convocatoria de elecciones. El sondeo investiga la opinión de una colectividad, mediante encuestas realizadas en pequeñas muestras, que se juzgan distintivas del conjunto a que pertenecen. 

Las empresas (privadas) que se preocupan de la confección de tales sondeos, son contratadas por alguno de los partidos participantes en las elecciones o por algún medio afín a ellos para que, con un marcado carácter independiente, elaboren un estudio lo más aproximado posible a la realidad a suceder dentro de un plazo más o menos largo. 

Recibidos los resultados, serán los partidos quienes se encargarán de adornar el resultado obtenido atrayéndolo a sus propios intereses, dejando claro que su tendencia será la más favorecida con ese resultado, o que su patrocinado será quien ganará, o tendrá más oportunidades de ganar las elecciones, o que por lo menos, no será uno de los perdedores. 

A nadie se le ocurriría publicar un sondeo en el que no se tuvieran unas mínimas expectativas de parecer que se gana, incluso, aun no apareciendo como ganador en el sondeo. Por eso, los sondeos siempre acaban siendo beneficiosos para aquel que los solicita. Véanse los sondeos públicos (CIS, CEO…) siempre dispuestos a favorecer al órgano en el poder.

Sin conocer todavía la fecha en que se celebrarán las elecciones (deben celebrarse antes del 20 de diciembre) se han publicado en este último mes, cerca de veinte encuestas con sondeos pre-electorales. 

Dependiendo de donde proceden, unas vaticinan que el PP arrasará y otras que perderá la mayoría que ahora le sostiene. 
Otras que el PSOE repunta y que Podemos se reduce, otras que Ciudadanos se desinfla u otras que Podemos sube ampliamente. 
Las hay que adelantan que el ganador de las elecciones será el Partido Popular a corta distancia del PSOE, o que CIUDADANOS se mantendrá como cuarta fuerza. 
Pero, qué casualidad, prácticamente en todos los casos, la suma de PP y C,s es similar a la suma de PSOE y Podemos, lo que nos da prácticamente el mismo resultado que el obtenido por todos estos partidos en las pasadas elecciones municipales del mes de mayo. Da igual. 

Lo cierto es que sean del tono que fueren, los partidos sabrán arrimar el resultado a su ascua y tomando buena nota de lo que el gran escritor Arthur Bloch recoge sobre los sondeos en su segundo libro sobre la Ley de Murphy, si las encuestas están a su favor, las harán públicas ostentosamente, pero si están abrumadoramente en su contra, las ridiculizarán restándoles importancia o harán hincapié en lo mudable que es la opinión pública.

jueves, 30 de julio de 2015

LOS NUESTROS. (Publicado en D.Burgos el 22/03/15).

Que el Ejército español está de moda, no cabe ninguna duda, y que es una de las instituciones del Estado mejor valoradas, tampoco cabe duda. A ello han contribuido algunas políticas de Defensa que les han llevado a abrirse a la población civil, a salir de sus cuarteles, a ser una pieza clave en la asistencia en las emergencias, a anunciarse en los medios… 

Telecinco ha emitido la miniserie “Los nuestros” que, salvando los propios estigmas de esa cadena, ha contribuido a engrosar una fama bien merecida, dando a conocer en clave de ficción la realidad de los militares españoles destinados en misiones internacionales. La prueba del interés que ha suscitado el tema es la obtención de una cuota de pantalla cercana al 20%. 

La perspectiva desde la que se plantea el argumento de la serie no puede ser más cercana: un equipo de Operaciones Especiales es enviado a Mali para liberar a dos niños que habían sido secuestrados por yihadistas. La operación de rescate, como la vida misma, no resulta tan simple como se esperaba y algunos de los miembros de la patrulla fallecen en acto de servicio. 

Esta miniserie independientemente de los errores y fallos de raccord, que los tiene y algunos de gran calado (el corte de pelo a lo cherokee del teniente no tiene desperdicio) y que seguro que habrán saltado las alarmas de más de un militar, ha podido conseguir, por fin, trasladar a la población civil la realidad de la tarea de las Fuerzas Armadas que son desplazadas al extranjero para hacer valer su posición de Fuerzas Armadas por la paz. 

Pero, también posiblemente, habrá podido concienciar a aquellos menos versados que, esas misiones internacionales, no son un paseo militar ni un tiempo de esparcimiento. 
Valga como ilustración la que apunta el personaje del comandante Torres: “venden a la gente que es una misión de paz, que vamos a repartir vacunas, da igual donde sea…la realidad es que nos jugamos la vida y a veces nos matan”. Ciertamente es para pensarlo. 

En fin, estemos o no de acuerdo con el contenido de la serie, demos a cada uno lo suyo y reconozcamos en lo que Telecinco sí ha acertado: ellos son los nuestros.

domingo, 26 de julio de 2015

La suerte de PODEMOS

En la entrada del famoso Hotel Riviera de las Vegas (USA), hay una escultura de bronce con siete mujeres abrazadas y a las cuales deberán tocar, cariñosamente, el trasero, todos aquellos que deseen tener buena suerte en el juego. Dicha tradición se ha vuelto tan popular que los traseros están notablemente lustrados en comparación con el resto de la escultura. 

Cualquiera diría que los integrantes de PODEMOS y con ellos el Sr. Pablo Iglesias a la cabeza han pasado largos ratos tocando cariñosamente estas figuras, y ello por qué, a pesar de no tener una tendencia determinada, un programa determinado, una estructura de partido determinada, en fin, nada determinado, son unos suertudos. Parecería que no son una formación política si no fuese porque ya tienen sus propios corruptos.

Han conseguido estar en el candelero sin tener que hacer más que aparecer en la tele, hacer cuatro comentarios ocurrentes y soltar grandes proclamas sobre lo que debe ser el modelo de estado. Para ello han contado con el apoyo de la incuestionable mala gestión del PP, la valiosa ayuda de la indefinición del PSOE, el inestimable apoyo de la IU de Garzón o el incuestionable empujón del nacionalismo no comprometido con el nacionalismo de CIU. 

Con unas doctrinas sobre políticas públicas de lo más peregrino, han conseguido conquistar la adherencia de multitud de desencantados de todas esas formaciones políticas qué, (por lo menos en principio) parece que se han puesto de su lado. No olvidemos que con esos mimbres han conseguido 5 escaños en las pasadas elecciones europeas y unos muy buenos resultados en las elecciones municipales del pasado mayo. 

Sus ideólogos parten de un modelo de estado que no acaba de entenderse, o por lo menos no acaban de ponerse de acuerdo en él. No hace mucho, uno de sus dirigentes de Madrid llegó a decir que el estado debería devolver Ceuta y Melilla al pueblo marroquí.

Se han llenado la boca con comentarios de todo tipo qué, más que hacer que bajase su número de apoyos, aparentemente les ha subido. Los elegidos por los votos han empezado a hacer su trabajo y, de momento, lo único que se les ha oído es, más de, lo que ya sabíamos. Lo que sí es cierto, es que en estos primeros meses de gobiernos locales conoceremos como van a ser estos dirigentes, podremos observarles y si es necesario cuestionar sus actos y decisiones y, por supuesto, nos podremos hacer una idea de la magnitud de su capacidad de gobierno en una hipotética victoria en las elecciones generales. 

En fin, aunque vayamos en contra de lo dispuesto en el famoso dicho, esperemos que cuando se convoquen elecciones y venga Dios a repartir, lo que reparta sea justicia, porqué como reparta suerte estamos aviados. Amén.

martes, 21 de julio de 2015

MARIANO Y LOS SIETE MALES.

Los ‘siete males’, es una expresión indefinida, de origen incierto, que recoge males no académicos, pero que al parecer, podrían estar relacionados con las siete plagas bíblicas y lo de "males" sería una forma popular de calificar a esos castigos divinos. 

También es una explicación concurrente la que nos da la Biblia al efecto: Dios dijo a Moisés “He descendido a librarlos, existen siete males de los que ser librados…”. Previamente esos castigos divinos procedían de las malas obras de las personas qué, llevadas por sus más bajos instintos eran castigados con ellas. 

Salvando las diferencias, al PP le han caído unas plagas, y como consecuencia de éstas, al Presidente Rajoy le han caído todos los males posibles en el más corto espacio de tiempo.

Parecía que la situación no podía ser peor, con toda aquella crisis galopante que amedrentaba al país, cuando surgió el caso Bárcenas y compañía. Pero no fue el único, Gallardón y su Ley del aborto hicieron reflejo de que lo malo podía empeorar y que además los problemas nunca vienen solos y, como consecuencia, aparecieron el asuntillo de Esperanza y los No pactos del Sr. Sánchez y el PSOE.
Cuando parecía que ya nada podía ir peor floreció Podemos y finalmente las elecciones municipales del pasado mayo.

A esas alturas, cualquiera que mire la situación con optimismo, verá que seis no son siete y que la situación sólo se vuelve insostenible a partir del siete. Por eso a Mariano le ha salido el siete. Esta vez en la noticia reciente sobre la nueva tentativa del catalanismo soberanista y la enésima pretensión de modificar la Constitución.

El séptimo mal es de calado, ya que con unas elecciones generales en ristre y con una situación política, como menos, revuelta, el porvenir que le espera es tremendamente incierto.

En fin, al presidente le han caído los siete males, y nadie se imagina qué hará para arreglarlos, pero seguro que a estas alturas ya habrá invocado el apoyo necesario a las más altas instancias para salir lo más airoso posible. De momento supongo habrá empezado por el “y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal.”

lunes, 20 de julio de 2015

MARIANO RAJOY Y LA PROCASTINACIÓN.

Aunque parezca un verbo con poca solvencia -únicamente por falta de conocimiento- resulta que procastinar es un término que ha existido en el lenguaje español desde el principio de los tiempos, y ha sido además muy utilizado. Eso sí, con distintos nombres. Procrastinar es retrasar sin causa, dejar de hacer lo que realmente tenemos que hacer y, en su lugar, hacer lo que no habría por qué hacer. Se le ha venido a llamar diferir o dilatar, y se le ha tratado de diversas maneras, otorgándole carta de naturaleza constitucional al incluirlo en el artículo 24 de la Constitución prohibiendo las dilaciones indebidas. 


Todos conocemos a algún procastinador; aquel que por desidia o indolencia, deja para mañana lo que pueda hacer hoy, o aquel que dilata las meras relaciones interpersonales. Por eso, no es de extrañar que, también en la historia política, haya habido grandes procastinadores. Como olvidar al ex-presidente Zapatero con el asunto de crisis sí o crisis no. 



El presidente Rajoy había prometido bajar impuestos, subir pensiones, modificar el sistema de la educación y de la sanidad, que nunca se pactaría un abaratamiento del despido..., pero con su llegada al gobierno, se desdijo de lo que había anunciado en campaña. Sin entrar a valorar si era necesario, lo cierto que al presidente se le olvidó comentarnos el motivo por el cual se hacían aquellos cambios no estipulados en el programa electoral. Aun mas, lo que hizo fue todo lo contrario, esconderse en la Moncloa y dejar para el día siguiente una cuestión de la máxima prioridad como era la de tenernos informados, sin dilación alguna, evitando así ser un procastinador de tomo y lomo. Pero, podemos estar tranquilos. Parece que nuestro presidente ha encontrado la cura a la procastinación.

Ha sido a partir del derrumbe que ha sufrido su partido como consecuencia de los resultados de los comicios del 24 de mayo, cuando ha dicho que toda la organización y él, el primero, han fallado en cercanía, explicaciones y comunicación con los ciudadanos, y por eso, ha decidido que el partido debe dar la cara y salir de la sede -él, no-, y para dar ese paso ha enviado a una nueva generación que explique en la calle y en los medios y redes, todo aquello que le ha fallado a él. Cristina Cifuentes, Alberto Núñez Feijoo, Alfonso Alonso o el portavoz de campaña Pablo Casado, cara que seguro que acabará dando mucho que hablar, son los que tienen la cura para la procastinación que atenazaba a nuestro presidente, y han sido los nombrados para evitar que aquella se contagie al común de los votantes.

Parece que, por fin, Rajoy ha entendido al gran clásico romano Cicerón en su declaración de que, en la ejecución de los asuntos, la lentitud y la procrastinación son odiosas.

domingo, 12 de julio de 2015

PEDRO SANCHEZ Y LOS SÍMBOLOS NACIONALES.

Emulando a George C. Scott en la película sobre el general Patton, el candidato a la Moncloa por el PSOE, Pedro Sánchez, ha salido a la palestra política, presentándose como candidato de su partido a las elecciones generales del previsible próximo noviembre, apoyado por un fondo de una descomunal bandera española de más de 70 metros cuadrados y dando una arenga patriótica en la mejor línea del general. Sánchez necesitaba hacerse con los votantes que, sin dejar de ser de izquierdas, no dejan de ser españoles y con ello a favor de los símbolos nacionales. Es cierto que la comparación no podría ser más acertada, sino fuese porque estos símbolos son una cuestión de capital importancia que, además, entroncan directamente con la defensa nacional. 

El Sr. Sánchez, en una de sus intervenciones más floridas llegó a decir que el Ministerio de Defensa sobraba. Ciertamente, vino a matizar posteriormente que las Fuerzas Armadas se deberían dedicar al reparto de ayuda humanitaria, la reconstrucción de zonas de conflicto, la asistencia en catástrofes y grandes desastres naturales…, dejando claramente fuera de juego, la vital importancia que la defensa tiene para el acontecer de un país. Ahora, con todo su gobierno en la sombra, toda aquella exposición anterior, enlaza con los presuntos pactos que este partido tiene preparados desde que se planteó el asalto a la Moncloa como candidato a la presidencia del gobierno. 

El PSOE no ha vacilado en pactar con Podemos, con partidos nacionalistas de ámbito separatista e incluso con partidos tradicionalmente en contra de las instituciones del estado, que no se lucen precisamente por considerar que dichos símbolos les puedan representar. Por ello, en un hipotético escenario en el que PSOE y Podemos sumasen sus votos e iniciasen una legislatura conjunta al frente del Gobierno, no sería de extrañar que Podemos pudiese pretender estar a cargo del Ministerio de Defensa. Esta opción, que se ha dejado escapar desde los órganos centrales de Podemos, anticipa lo que puede llegar a ser una realidad. Pero no nos engañemos, los motivos no pueden ser más espurios. En Podemos se pretende una defensa sin operaciones bélicas, y con una concepción puramente defensiva del estado, que no se compadece en absoluto con lo dispuesto en el artículo 8 de la Constitución Española.

El Sr. Errejón, uno de los líderes de Podemos, se lo ha dejado claro al Sr. Sánchez “…o con nosotros o con España”, a lo que el Sr. Sánchez, después de la arenga con la bandera, habrá pensado lo que, con razón, decía el recordado maestro Groucho Marx: estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.

LOS COMENTARIOS MACHISTAS.

Volvemos a estar a vueltas con las declaraciones machistas formuladas en diferentes medios de comunicación por algunos de nuestros próceres políticos que, no calculando bien las consecuencias que eso pueda tener para su persona e incluso para su carrera política, se lanzan a hacer declaraciones que, como mínimo desafortunadas, ponen de manifiesto que todavía tenemos que avanzar mucho camino para llegar a ver a las mujeres como iguales.

Siguiendo la línea que antes habían dejado marcadas políticos de la talla de Manuel Fraga, Alfonso Guerra, Arias Cañete o León de la Riva, el alcalde Torres Hurtado, a la sazón alcalde de Granada, ha abierto de nuevo la caja de los truenos al hacer una declaraciones –de las que a esta fecha, ya se ha retractado- en las que, por hacer una gracia, confunde las churras con las merinas, y acaba soltando una burrada poco digna de un mandatario político y que ha puesto en el disparadero a las asociaciones de defensa de la mujer y a todas aquellas personas que esperan de sus dirigentes un comportamiento ejemplar, un comportamiento honorable. Efectivamente, aunque no acaben de creérselo, los ciudadanos esperamos de ellos, eso, y si cabe, mucho más, un plus de cojonudismo. 

Recientemente en uno de los programas de “La hora de José Mota” se veía una parodia de la película La chaqueta metálica del gran Kubrick, en la que alguien de una empresa de la construcción, reconvertido en jefe de un pelotón de reclutas, arengaba a sus albañiles sobre las condiciones que debería poseer un buen paleta para ascender a oficial. Una de ellas era el emitir el mejor silbido o piropo al pasar una chica. Fue bastante divertido, pero esto era eso, sólo una parodia. Los españoles hemos avanzado y hemos dejado atrás una etapa en la que la mujer se encontraba a años luz de los hombres. No poco ha costado. 

Hemos conseguido que la Constitución Española garantice evitar la discriminación por razón de sexo, o que la Ley regule la promoción de la paridad, pero aun así, las mujeres han tenido que pasar infinidad de situaciones discriminatorias de todo pelaje. 

No es de recibo hacer chistes sobre las mujeres, y mucho menos declaraciones que quizá no tengan el resultado esperado. Quizá nuestros políticos debían recordar aquel viejo aforismo “cuidado al usar las armas; las carga el diablo”.

sábado, 11 de julio de 2015

JOSÉ BONO, LOS MILITARES Y EL DERECHO A LA INFORMACIÓN.

Cuando hace ya casi quince años se celebraron las primarias a la elección de Secretario General del PSOE y José Bono perdió la partida por unos mínimos nueve votos con el luego presidente Rodríguez Zapatero, se marcó el inicio de lo que sería una subida espectacular de un político de, hasta entonces, marcado acento rural. Con ese resultado, posiblemente perdimos un buen estadista y quizá un buen presidente. A cambio ganamos un mal presidente. José Bono se presentó a esas primarias y, fuera por la presión de los años de Aznar o por la calentura de haber pertenecido a la vieja guardia socialista, los electores le dejaron con las ganas. Sin embargo, desde ese momento, ha sido Ministro de Defensa, Presidente del Congreso de los Diputados, tertuliano o asistente masivo a programas de televisión y ahora escritor.


Sobre esta última faceta, recientemente ha salido al mercado su segundo libro, centrado en su etapa como ministro de Defensa. El libro, de fácil lectura, en la línea abierta y coloquial de Bono, parece uno más del sinfín de obras escritas con que nos deleitan nuestros políticos cuando son apeados del pedestal de poder en que les hemos encumbrado, procediendo a relatar sus andanzas durante el tiempo que lo han tenido. 


Este libro, recoge con todo lujo de detalles, hechos y vicisitudes ocurridos durante el tiempo de su mandato como ministro y que afectan directamente, ya a la institución militar, ya a alguno de sus miembros. Efectivamente, el Sr. Bono hace un análisis de la Institución, con referencias sonadas a la actuación de altos cargos militares y a los motivos por los que fueron cesados. Utiliza, para ello, un marcado carácter amarillista, poco apropiado para el rigor que se le debe exigir a una institución del Estado, sirviendo como ejemplo cuando tilda de “bomba” al cese y posterior sanción al entonces general Mena. Por eso, no nos debe engañar sobre lo que se narra en su capitulado, ya que el sostén de la obra puede ser, perfectamente ficticio y manipulado, es decir, no apoyado más allá de sus propios intereses. 

Por otra parte, aunque la actuación de los mandos militares en su ámbito de actuación, pueda ser una cuestión que afecte al ámbito del derecho a la información, la cuestión disciplinaria no lo es, por lo que excede el terreno en que se puede mover un escritor. Así, aunque podamos estar hablando del autor de un libro, estilos como este, rozando el libelo, son poco apropiados para lo que debe ser una institución del Estado qué, aunque ahora no lo parezca, el Sr. Bono, lo es. 



Justa, finalmente, la dedicatoria que hace a las víctimas del Yakolev 42 y a sus familias, a las que se refiere diciendo que “siguen sufriendo porque no se les ha hecho justicia”. Eso es cierto, pero él ha tenido su momento y también se le ha pasado.

viernes, 10 de julio de 2015

ALBERT RIVERA Y LOS CIUDADANOS.

Cuando alguien con hijas se encuentra en la tesitura de recibir por primera vez al novio de una de ellas, seguro que se plantea las preguntas típicas propias de todo padre consecuente: ¿cómo será?, ¿será buena persona?, ¿será honrado y cabal?... Lógicamente, después de todas las posibles preguntas e intenciones del primer momento, se irá bajando las pretensiones, quedando finalmente la realidad pura y dura, y quedando para los padres el consuelo de que seguro que podía haber sido peor. 

Esto es lo que ocurre con Albert Rivera. Él es el novio que cualquier padre querría para sus hijas. Decente, formal, serio, consecuente, además de alto y guapo. Él ha conseguido por sí mismo, partiendo de una Comunidad Autónoma que realmente no le ha facilitado mucho las cosas, entrar en la política nacional con un discurso lógico y coherente con el que pretende, el afianzamiento de la democracia basado en la unidad nacional sin perder la personalidad de las Comunidades Autónomas. Él ha sido y es el responsable único de las averías que se le están haciendo al resto de los grupos políticos del panorama nacional. 

Con una tendencia clara, de centro derecha, ha conseguido restarle votos al PP, al PSOE, a UPyD y sobre todo a PODEMOS. Así ha sido, por medio de un discurso de carácter nacional, para los del PP –respetar la lista más votada-, por aumentar las políticas sociales, para los del PSOE -la información de las menores ante un aborto-, de aumentar sus propuestas de izquierdismo para los de IU -regularizar la prostitución o un debate sobre las drogas-, por pensar de igual manera que los de UPyD o por compartir- con cautela- el estado de cabreo permanente con el politiqueo vano y resto de corruptelas para los de PODEMOS. 

Ha dicho por activa y por pasiva que pactará con todo aquel que aporte algo al ciudadano, siempre que no esté en contra de su propio programa político. Aparentemente, parece que es un partido que no se doblegará ante el poder. Desde luego, parece lo qué cualquier votante indeciso desearía. 

Pero ay, todo lo bueno tiene inconvenientes y al igual que cualquier aspirante que se nos pudiese presentar en casa, Albert Rivera no viene sólo, sino que viene con toda una familia detrás. Y puesto que a él, sólo se le puede votar en aquella circunscripción por la que se presente, previsiblemente por Barcelona, deberíamos pretender y exigirle que toda esa familia que él aporte -sus compañeros de partido aspirantes a los puestos en las instituciones- fuesen, cómo mínimo, cómo él. 

Albert Rivera debería aprender de los errores de otros y filtrar perfectamente a los miembros de su partido que pretendan acompañarle en la aventura de tener aspiraciones de gobierno o de participar en la política activa de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. De no ser así, lo que ahora es un magnífico proyecto político puede pasar a convertirse en un bluf.

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...