lunes, 28 de agosto de 2017

VACACIONES DE VERANO.


Abrumados por inviernos largos y tediosos, cualquiera reza por un cambio de aires. Oh el verano, con el calor y su sopor confundiéndolo todo. Así qué, liberados del trabajo marchamos de vacaciones. Como ya hemos superado la crisis y sus secuelas, ponemos manos a la obra y buscamos lo que mejor responda a nuestros intereses. Playa, montaña, rural…, difícil elección, y benditos aquellos que pueden. Finalmente elegimos un hotel de la costa que, según las fotos y la información a disposición, es un auténtico lujo para lo que cuesta.
Al llegar, resulta que el precio a abonar no es el pactado y debemos añadir una tasa turística de un euro por persona y día. Inocentemente intentamos explicar a la recepcionista que nosotros no somos turistas, incluso damos, de memoria, la definición de turista de la RAE. Nada que hacer. Su cara lo dice todo. Hay que pagar. 
Entrando en la habitación, nos damos de bruces con la dura realidad y lo que esperábamos resulta que no es. Aun así, armados de un innegable espíritu veraniego obviamos los detalles cutrillos y embadurnados de protección solar, rápidamente nos vamos a la playa. Está abarrotada. Con mucha suerte cogemos una parcela donde un padre, armado de rastrillo y pala, te mira amenazante protegiendo su urbanización de castillos de arena. 
Imposible colocar una sombrilla o estirar una toalla de más que unas dimensiones ridículas. Al lado unas jovencillas hablan de lo fácil que es llevarse algo de una tienda, amén de conversaciones solo aptas para adolescentes. 
O una madre joven, de buena figura, esperando ansiosa por su cachorro. Éste, un bruto de unos diez años llega y dice a su madre ¡fuera! La madre abre los ojos y sumisa se levanta y deja el sitio al bruto que, tirándose, ocupa el espacio antes ocupado por su madre y parte del nuestro. 
Tomamos el sol y las quemaduras de tercer grado no tardan en aparecer. De la comida ni hablar. Y qué decir de los sofocos de la noche. Casi deseamos volver. 
No pasa nada. Las vacaciones son esperadas y necesarias, y no siempre hacen olvidar la oscura etapa de trabajo invernal, pero enseguida acaban.
Al final hacemos de la necesidad virtud y parados en cualquiera de los atascos del viaje de vuelta, recordamos aquella versión de una de las canciones de la película Grease, que en los ochenta hiciera el grupo pop Aerolíneas Federales y que finalizaba con un estribillo muy pegadizo: vacaciones, los cojones es mejor trabajar.


Ángel Nieto.


Lamentablemente ha muerto Ángel Nieto. Sí, Angelito, aquel que fue capaz de darle un empujón al motociclismo español y ponerlo en la cabecera de los periódicos y no sólo los deportivos. Aquel que fue capaz de conseguir 12+1 (bonito término para no decir trece, ya que parece que el gran piloto era de los muy supersticiosos) campeonatos del mundo de motociclismo, en unas épocas en que, llamar moto a aquellas máquinas no tenía nada que ver con la visión que tenemos hoy en día. Un tiempo en que un tipo sincero cercano y con gran sentido del humor no pasaba desapercibido a pesar de correr en una categoría que hoy ni existe ni se nos ocurriría ponerla en funcionamiento.
Todos los que tienen algo que ver con las motos han quedado afectados porque además de ser un gran piloto, era un gran tío. Sus anécdotas con el Rey Emérito o los paseos en la intimidad por los alrededores del Palacio de la Zarzuela han hecho de él, un personaje peculiar.
Conocido el fatal desenlace, la comunidad motera se ha encendido inmediatamente para hacer los homenajes pertinentes y así por medio de email, whatsapp o cualquier otra a las formas que actualmente se utilizan para comunicación, la cadena se ha puesto en marcha y se han montado unas reuniones/concentraciones que nada tuvieron que envidiar a cualquier otra que se hubiera visto por ahí y que luego pudiese haber acabado en una paella.
Los moteros, proveídos de casco, chupa y guantes, el domingo a las doce más una horas (una del mediodía) han guardado, en su memoria, un minuto de silencio en las plazas mayores o en cualquier otro lugar emblemático de las ciudades, esperando por el acto oficial en la curva de Ángel Nieto y su monolito en el Circuito de Jerez. Aquí en Burgos, hemos asistido a una gran concentración en el Paseo de la Evolución donde no ha faltado casi ninguno y donde no han faltado rugidos de motor, pitadas y acelerones de todos los colores y donde se ha recordado, con dolor, su pérdida. Alguien muy apenado señaló que es imposible no estar triste, su ausencia duele, pero su recuerdo siempre nos hará sonreír. Recordémoslo así.
Hace poco tuve la ocurrencia de escribir algo sobre los pirados que pretenden llamarse moteros. Hagamos que el ejemplo de Ángel Nieto concienciando y animando a todos a montar en moto con seguridad sea el leif motiv que marque el sentimiento y la camaradería que se respira en el mundo de las motos.


MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...