martes, 23 de octubre de 2018

EL EQUILIBRIO DEL TREN: SEGURIDAD JURÍDICA.



El Tribunal de Justicia de la Unión Europea había dado la razón a los prestatarios reconociendo la obligatoriedad de devolución de las cantidades abonadas como gastos por la mera constitución de una hipoteca, siempre y cuando éstos, lo hubieran sido como consecuencia de mala praxis bancaria o uso fraudulento de la capacidad de poder que asiste a los bancos.
Pero, en febrero, el Tribunal Supremo emitió una decisión judicial que rompió las perspectivas de aquellos consumidores de hipotecas con garantía, anulando la posibilidad de reclamar a las entidades bancarias prestamistas el pago que se había hecho del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. El temible ITPAJD.
Consecuentemente, el prestatario quedaba semi baldío ya que el gasto más importante de los incluidos en la garantía hipotecaria, precisamente el del ITP, quedaba eliminado de la posibilidad de recuperación. Pero oh, milagro, hace escasamente una semana, nuestro T.S en sentencia que no afectaba estrictamente a una cuestión hipotecaria, se desprende modificando y renovando aquella doctrina, viniendo a decir que los gastos correspondientes al ITP los deben pagar los prestamistas, cambiando la doctrina conocida y alegrando a aquellos hipotecados que veían qué sus perspectivas de recuperar una buena cantidad de dinero, volvía a caer del cielo.
El amplio concepto de seguridad jurídica recogido en el título preliminar y el artículo 9.3 de la Constitución había marcado la pauta.
Los bancos afilaban sus uñas en sus paredes de mármol, aprestándose a decir que no pagarían, que era responsabilidad de Hacienda y otras mil razones no menos infumables. Cierto es que nadie, en ese momento, cayó en la circunstancia de que el Alto tribunal no estaba haciendo otra cosa que modificar su propia doctrina, pero se había hecho justicia.
Dos días después de publicarse tal merced (dos días), la Sala de lo Contencioso Administrativo del T.S. dice que esa sentencia debe revisarse y en su caso revocarla por motivos de lo más peregrino. ¿Dónde había quedado la seguridad jurídica? ¿Qué motivación tenía el T.S. para revisar esta sentencia? ¿Sería la economía nacional, el FMI, el hundimiento del sistema bancario español, la política patria…? A saber. Los jueces deben la ley que proviene del legislativo y con ese único argumento fundamentar sus sentencias sin entrar a valorar si las consecuencias de una debida aplicación de la Ley pueden revolver la economía nacional o mundial. Y… se preguntará el ávido lector ¿ahora qué? Buff. Demasiadas opciones para poco espacio, pero cualquier solución que se tome será igual de contestada y discutida por uno de los dos bandos en conflicto. Prestamistas o prestatarios.
Sin valorar los motivos por los que un Tribunal que encabeza el sistema judicial español se aboca a modificar de un día para otro sus propias sentencias, rematar que la seguridad jurídica debe seguir siendo el fin primordial y la razón de ser del estado de derecho.
Por si acaso alguien tuviese prisa, el cinco de noviembre, más.

domingo, 21 de octubre de 2018

NUNQUAM MINERVA PARTEA PALAS Capítulo uno. Balbuceos.


 

Capítulo uno. Balbuceos.
El segundo día comenzó como empiezan los grandes acontecimientos: con estallido de cohetes y grandes fuegos de artificio.
-¡¡¡Diana!!! ¡Vamos, en pie, gandules! Que habéis dormido más de la cuenta.
Aquellos gritos aterradores entraron en nuestras cabezas como un estilete pudiera haber entrado en un trozo de carne. ¿Cómo podía darse semejante chillido en un sitio cerrado donde todo el mundo previamente estaba dormido y además a las seis y media de la mañana? Qué remedio. Los ojos se abrieron de golpe y la visión de aquellas paredes, todavía desconocidas no hizo más que complicar las cosas. -¡Arriba! ¡Arriba! A formar en la puerta de la Compañía. ¡Como estéis! En pijama o en calzoncillos. ¡Rápido!
-¿Cómo? –se oía por allí.
-Igual que ayer –dijo uno que al parecer estaba más enterado.
Finalmente se pudo lograr una mediocre formación, ello no después de que los CASEP hubieran tomado buena nota de los retrasados, que posteriormente pasarían buena parte de la tarde limpiando los jardines cercanos a la Compañía.
-Firmes. Ar. A cubrirse. Ar. Levantamos el brazo izquierdo hasta el hombro del que tenemos delante– repetían los CASEP.
Algunos, por experiencias anteriores conocían la terminología que estaban oyendo. El resto copiaban lo que hacían estos. Los veteranos aprovechaban su veteranía para aparecer como aventajados ante los que no habían hecho una formación en su vida.
El espectáculo era lamentable. Casi doscientas personas mirándose unos a otros esperando que pasase algo o que alguien pusiese orden en aquel desbarajuste. Poco a poco se fue consiguiendo una formación medianamente lucida y con ello pareció que el furor de los CASEP decaía lo suficiente como para hablar sin parecer unos energúmenos. Una voz sobresalió en el silencio que se había creado al finalizar la formación.
-Tranquilos. Estar atentos. Al finalizar esta formación tendréis veinte minutos para asearos, hacer la cama y a continuación se formará para ir al desayuno.
Aquella voz pacificadora sonaba lo más parecido a una voz maternal que, en aquellos momentos, quien más quien menos, echaba de menos. Luego supimos que se llamaba Pepe y por lo visto debía ser el más antiguo de los CASEP.  Se dio la vuelta y dejó al segundo al mando para que disolviera aquella primera formación.
-Atentos. Firmes. ¡Ar!
Los alumnos esperaban un ansiado ¡rompan filas!, pero lo único que ocurrió fue que aquel segundo ungido por el mando que se le había conferido, continuó en la línea que luego perduraría durante todo aquel año académico.
-Oblicuo izquierda. Ar. Cuerpo a tierra. Ar. Flexiones. Uno, dos, tres…
Esa parecía ser la tónica general de las mañanas. Ganarnos el desayuno. Veinte minutos después estábamos en la Compañía utilizando a toda prisa, los pocos minutos que nos quedaban para asearnos y demás. Imposible conseguir aquella proeza. A la hora en punto, allí estábamos todos formados en cuesta arriba, preparados para subir al desayuno.
La formación se disolvió de manera ordenada al entrar en el comedor y nos fuimos quedando en los bancos corridos que había en cada mesa. Allí estaban colocadas las viandas que habíamos de desayunar ese día. Inmediatamente alguien dijo ¡siéntense! Y vertiginosamente nos tiramos hacia ellas. Alguien cogió la jarra de leche hirviendo y comenzó a servirse.
-Yo que tú no me tomaría ese café con leche si no quieres tenerla como una lombriz todo el año. El bromuro ataca inmediatamente -le espetó un veterano.
Aquel soltó la jarra como si ardiera, hasta que se tranquilizó al ver que todo el mundo se tomaba su café. Un veterano a su lado se escanció café en la taza y le miró con comprensión. –De algo hay que morir –le dijo.
Aquella leyenda pervivió y seguramente pervivirá en los tentaderos militares por los siglos de los siglos. Sin embargo, la verdad es que lo único que hacía encoger aquella parte de la anatomía era el contexto en que se vivía, pero lo cierto era que al principio, recelosos, notábamos como que fuera cierto.
Con los años, conocí un teniente jefe de una sección de radar de Artillería de Costa que decía que la antena del radar dejaba impotentes a los operadores. –“A mi plim” –decía- ¡yo ya he cumplido!
Después del desayuno las cosas comenzaron a mejorar. No tardando nos avisaron que enseguida llegaría en toque de segunda parte de oración y con ello el reconocimiento médico al que se podían apuntar todos aquellos que estuviesen enfermos o padeciesen de alguna dolencia.



NUNQUAM MINERVA PARTEA PALAS. Capítulo cero. La llegada.


Capítulo cero. La llegada.
No habían pasado ni dos minutos cuando aquella cara y me miró y me preguntó si estaba atontado. Luego supe que aquel energúmeno era lo que llamaban un CASEP: Caballero Alumno Sargento Eventual en Prácticas.
-Corran, corran.
Eran las dos palabras más repetidas y sonadas de aquel primer día en el que, después de un periplo de más de 20 horas de tren, nos parecía estar en otra galaxia.
-¿Para qué? - Nos preguntábamos todos. -Si sólo son las dos y ya hemos comido.
No tardando apareció por allí otro militar. Más recio, más señorial, pero por fin una cara amable. Los CASEP, ahora con más ímpetu, gritaron a todos lados: atentos, firmes, ar…, pónganse bien, miren al cielo, al primero que se mueva me lo follo, a ver aquel de allí, el de la melenita, luego me da nota…
-A sus órdenes mi Sargento, no hay novedad…
-Continuar…
Primero se nos dijo que sí nos llamaban por el primer apellido contestásemos con el segundo. Luego que olvidásemos el nombre, que eso era para la calle. Otro de los tópicos del primer día: olvidarnos de la calle. Eso se hace en la calle y cosas por el estilo. ¿Qué era aquello de la calle que no se podía hacer en aquella Academia? Y ¿qué calle?
-Van a tener un descanso de un minuto para deshacer la maleta, antes de ir a cenar.
Un temerario, osó preguntar al CASEP más cercano por el menú que íbamos a tener en la cena. Los cuatro gritos seguidos que el CASEP rugió a escasos dos centímetros de la oreja del alumno fueron suficientes para que éste pareciese descomponerse con la vibración.
               -¡Pero que pregunta es esa!  ¿Pero a qué cojones ha venido usted aquí? ¿A engordar?
El CASEP lo miró con dureza. -Lo estaré vigilando.    
-Caballero, Caballero…- Se oía por todas partes.
Todos mirábamos para todas partes para ver a quien llamaban y sobre todo para ver a quien llamaban de aquella manera.
El aprendizaje comenzó a frotamiento duro. Al día siguiente nos levantaron las 6:30. ¿Para qué? Sí no había nada que hacer, no teníamos botas, ni ropa, ni nada que hacer más que estar allí, pero aun así salimos a la calle con paso cansino cada uno con el pijama que se había traído de casa o algunos incluso en calzoncillos.
               -¡Corran! ¡Corran! ¡Vaya mierda de uniformidad que llevan ustedes!
No habían transcurrido ni quince segundos cuando el CASEP más cercano mandó oblicuo izquierda, cuerpo a tierra y flexiones: cien flexiones. ¡Vamos gordos! Repetían ¡Flojos! Son ustedes unos apáticos pero eso lo vamos a arreglar aquí en poco tiempo.
Aquel primer desayuno lo engullimos con un ansia estremecedora y eso que fue la primera ocasión, de entre muchísimas más, que tuvimos para coincidir con el zumo de ocho vegetales. Comer, comer, comer esa era la enseña de aquel primer día. Hambre. Café con leche –el bromuro venía incorporado- dos chuscos, galletas María, una loncha de mortadela, mantequilla y el famoso zumo. Que rico todo.
Llegados de vuelta a la Compañía con la barriga llena y teniendo en cuenta que eran poco más de las siete de la mañana, se nos hizo correr como descosidos durante casi una hora dado que, según ellos, era la única forma de que aquellos flojos bajásemos todo lo que habíamos comido de más.
Al poco rato se nos explicó, acertadamente, que debíamos proveernos de una libretita y un boli donde pondríamos una serie de datos personales y apuntaríamos aquellos desbarajustes que hubiésemos perpetrado. La primera semana, los arrestos a jardín. Luego, de repente, surgió el ”deme nota, Caballero”, que con una somera explicación acababa en la inteligencia de que era algo sacrosanto. ¡No se le ocurrirá a ninguno de ustedes dejar de entregar aquella nota que se les haya pedido! El CASEP levantaba el dedo índice y señalando hacia el común de la formación decía: ¡les conozco a todos!
                 -¡A la carrera!
No había tres palabras más oídas y que más daño hicieran a nuestras pobres neuronas, poco acostumbradas a semejante trajín. El siguiente día nos dieron el primer petate y nos explicaron cuatro generalidades, que poco a poco resultaron ser los dogmas de fe que debíamos cumplir día a día en aquella Academia. La primera noche no hubo manera de dormir, pero con el paso de los días comenzamos a apreciar el poder acostarnos en aquel camastro embutido entre dos taquillas que sólo verle hacía que se nos hiciese la boca agua y te llamase para que te tendieses en él. A partir de ahí, dormir a pierna suelta.

EL EQUILIBRIO DEL TREN: COLUMBUS DAY.




La llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo un doce de octubre, al tomar tierra en isla Guanahani, luego San Salvador, permitió el comienzo de la conquista de América y su posterior colonización, siendo a partir del siglo XVIII cuando se comienza a conmemorar la fecha del Descubrimiento.
Muchos países del entorno, EEUU, países sudamericanos, Italia… lo celebran y sienten con las llamadas “Día de la Hispanidad”, “Día de la Raza” o “Columbus Day”. Todas ellas, marcando el día como festivo federal, pretenden dar trascendencia e importancia a aquella fecha y no reparan en esfuerzos manifestándolo por medio de grandes exposiciones, coloridos desfiles multiculturales de diferentes nacionalidades o grandes bandas marchando, todo ello dedicado al Descubrimiento. Lógicamente, por su propia trascendencia, la asistencia de lo más granado de la sociedad del país o estado, está garantizada.
Lo que hace que esa fecha concreta se marque en el calendario señalando la fiesta o conmemoración que unirá a todos los componentes de esa sociedad es sencillamente la vieja noción de patriotismo, como sentimiento de amor a un país. También como acto de demostración pública de aceptación de la nación y sus símbolos -el himno, la bandera…- como emblema de unidad.
En España, donde tenemos el honor de ser los depositarios de los restos del conquistador, hemos tenido a bien unificar el día del Homenaje al Descubrimiento con el Día de la Fiesta Nacional y con el día de la Fiesta del Pilar. Eso ha supuesto que la Fiesta de la Hispanidad se encuentre un tanto oculta tras el resto de las celebraciones. Al contrario, esa unificación ha hecho que el sentimiento de Hispanidad se haya fusionado con el sentimiento de españolidad y ahora aprovechemos esa fecha para otorgar a la Patria ese homenaje de un día que se supone que todos los hijos deben ofrendar a sus padres. Indudablemente, tal ofrenda debería llevar consigo la afluencia masiva de toda la ciudadanía, independientemente de su tendencia política y por supuesto la de todos los representantes del Estado, gobierno y Comunidades Autónomas. Pues aquí, no. Los ciudadanos responden insuperablemente pero los políticos o incluso presidentes de las CCAA o miembros del gobierno, en muchas ocasiones faltan a la preceptiva asistencia. Parece mentira, pero necesitamos que la consigna en estos días sea la de “demuestra tu amor a la patria” o saca tu bandera a la calle” o incluso “honra a tus “FyCSE”. El patriotismo en España parece estar de capa caída y cualquiera tiene su propia versión de lo que debe ser esa acepción. Lamentablemente hemos llegado a un punto de patriotismo light en que el único lugar donde se puede manifestar un público patriotismo sin que te llamen “facha” es en un partido de futbol.




TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN: Premios Nobel.

Me despierto con la grata noticia de que el ginecólogo congoleño Denis Mukwege y la activista iraquí Nadia Murad han obtenido el Nobel de la Paz por "sus esfuerzos para terminar con el uso de la violencia sexual como arma de guerra en conflictos armados". Parece que por fin el Comité para el otorgamiento del Nobel ha revisado sus propios actos anteriores y ha dado al Cesar lo que del Cesar. Un cúmulo de despropósitos del Comité Nobel Noruego ya habían dado mucho que hablar, pero algunos nombramientos como el de Bob Dylan como Nobel de literatura dejaban a la institución muy por debajo del lugar que se merecía este gran premio. Desde siempre he escuchado a Bob. Desde “Blowing in the wind” o “Like a Rolling Stone” hasta su magnífica “Hurricane”, bailado en las discotecas de toda la galaxia. El resto de su obra no le va detrás. Pero cuando un día le nominaron para el Nobel de literatura, premio que no codiciaba y que no recogió hasta un año después, descubrimos que Bob es un cantante. Bueno, eso sí, pero sólo un cantante. Aquella corona marcó definitivamente la pérdida del norte de la Institución y una mera búsqueda de una cierta modernidad. Ahora se ha hecho justicia. No hace muchos días la famosa revista Time nos había espantado con la publicación de una lista de favoritos entre los que se incluía al fugado de la justicia española, Puigdemont. Para no negar la mayor, cierto es que la revista se “limitaba” a destacar que éste se encontraba entre los más votados de una lista de apuestas de la compañía Ladbrokes. Las empresas de apuestas han estado hábiles y han aprovechado aquella desazón para hacer torticeras predicciones y vaticinios con poco sentido práctico, nominando a los Premios Nobel de la Paz, entre otros aspirantes de similar pelaje, a este individuo. Al rebufo, “Time” ha aprovechado la coyuntura, colocando en primera página tales profecías. Amarillismo sí, pero lícito. Ahora bien, admitir la publicación como nominado a tal distinción, de un fugado de la justicia de su país, revela el poco rigor de una publicación que siempre ha sido lo máximo y que no pasa por su mejor momento con lo que no deja de ser una revista que no comprueba sus reportajes antes de publicarlos. Ya lo decía Toni Curtis en “La pícara solterona”: “no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”. En fin, Bob Dylan consiguió el galardón por canciones como “Absolutely Sweet Marie”, donde uno de sus párrafos dice: “Para vivir fuera de la ley, debes ser honesto”. ¿Cómo podría ser Premio Nobel de la Paz semejante pavisoso?

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN: Fake news.




No hace falta más que acercarse a cualquier medio escrito o digital para observar que todas las noticias que se refieren a política nacional no son más que un subproducto de la imaginación calenturienta de algún “tuerceletras” que no teniendo más pitos que tocar, se lanza al arroyo de la manipulación para desinformar, induciendo a error deliberado contra nuestro bien amado presidente o cualquiera de los de su gobierno. Esto es poco más o menos lo que ha venido a decir la vicepresidenta del gobierno, quien calzada o no con tricornio, ha manifestado qué a todos aquellos plumillas, que se dedican a contar cosas que afecten a su gobierno y que por el tono, la forma o el fondo puedan ser contrarios a los intereses y provechos del gobierno, se les debe regular el cómo, qué y forma de su escritura. (¿Dónde he oído eso antes?) por que son noticias falsas (fake news) y hacen referencia a intentos de los periodistas de castigar al gobierno.
 Este término leído “feik nius” es la panacea actual de ciertos productos periodísticos y al igual que se puede discutir por activa (pruebas, pruebas…) se puede hacer por pasiva (justicia y jueces).
El problema es que todas aquellas manifestaciones que aparecen en los medios vienen a ser una parte importante de la política de desinformación e incongruencias con que nos está penando este gobierno, por lo que los informantes avalados por el constitucional derecho a la información van y lo cuentan en sus medios de propagación de las noticias y los ciudadanos nos enteramos en tiempo y forma de todo lo que desgraciadamente perpetráis.  
Quizá puedas entender son noticias falsas, publicar la frase de Pedro Sánchez cuando dijo en la tele: “yo soy el presidente del gobierno y hago lo que quiero en el Congreso de los Diputados” o que “queda descartado absolutamente un adelanto electoral”, o que es prácticamente imposible que eliminéis los aforamientos. O que el asuntillo de las bombas que iba a vender España a Arabia y las explicaciones que tuvo que dar Borrell a los medios son una auténtica castaña. Y que tal la cuestión de los doctorados, títulos, masters, cursos…encalomados en los currículos de los ministros…O decir que los estudios de opinión que promueve el actual CIS suenan raro. O incluso cuando se habla de la imprecisión en cuanto a la definición, entrada y encaje de Cataluña en el argumentario socialista, también lo son.
Si alguna vez alguien puso el listón alto fue precisamente el partido socialista cuando exigía responsabilidades por cualquier daño que se le pudiera hacer a la democracia.  Ahora, no se pueden calificar de fake a los intentos de que vosotros cumpláis igualmente esas proclamas.

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN: UN INSIGNE MOTERO.



La primera noticia que tuve sobre un juez burgalés llamado Llarena vino de la mano de mi buen amigo Fernando. En mitad de alguno de sus chistes (algunos muy buenos) me comentó que un amigo suyo perteneciente a la carrera judicial había sido nombrado instructor del procedimiento para determinar si ciertos políticos catalanes que habían firmado y refrendado una declaración de independencia debían ser puestos a disposición judicial y posteriormente a instituciones penitenciarias. Recuerdo especialmente que me dijo de él que tenía gran capacidad de argumentación jurídica y que no cabía duda de la legalidad de su currículo o su capacidad opositora.
Resulta que lo último que se ha dado a conocer de su personalidad es qué, como muchos de nosotros, tiene pasión por las motos. Esto ha valido para que una frase pulule por las redes sociales: “¿La justicia a lomos de una Harley?” No lo sé, pero seguro que eso ha ayudado a que no le afecten las coacciones emocionales y personales o el ruido realizado desde cierto sector de la opinión pública catalana, en relación con el encarcelamiento de los políticos catalanes incursos en aquella declaración de independencia de la Comunidad Autónoma.
Por si fuera poco, lo último (que se sepa) a cargar sobre sus hombros es la demanda que ha presentado contra él, en Bélgica, uno de los abogados de Puigdemont acusándole de falta de imparcialidad y de vulnerar su presunción de inocencia. Por supuesto el juez belga de instancia la ha admitido a trámite y directamente le ha citado para comparecer ante aquella justicia.  De Perogrullo, vamos.
De recibo hubiera sido que nuestro Ejecutivo hubiera puesto el grito en el cielo defendiendo a capa y espada a su juez ante semejante desvarío, pero, al contrario, el Gobierno, en primera instancia, dudó sobre la no pertinencia de esa citación belga. Llarena se ha visto obligado al amparo al CGPJ. ¡Qué vergüenza!
Los políticos españoles, que no parecen tener claro que el Tribunal Supremo es el máximo órgano en el sistema judicial español, han debido “pensar “antes de dar como solución que contratarían un despacho de abogados en Bélgica para defender los intereses de la justicia española y de nuestro juez. El Gobierno ha pensado en gastarse 500.000€ en abogados -los nacionalistas han saltado de sus sillas- sin pararse a pensar que en España hay más de 150.000 abogados ejercientes para quienes, en gran mayoría, sería un honor hacerse con tal defensa sin que los honorarios supusiesen un inconveniente. No dudes juez que la justicia prevalecerá, pero de momento me conformo con qué si algún día nos encontramos en la carretera, bajemos la mano izquierda y haciendo una V con los dedos, nos hagamos el saludo motero.



TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN: FILOSOFÍA POST-VACACIONAL.



Es difícil resumir en unas pocas líneas lo que suponen unas vacaciones, máxime en unos momentos en que el dolor todavía es latente por la cercana finalización de semejantes días de asueto pero, visto que no queda otra que esperar hasta el próximo junio para volver a soñar con playas, arenas, olas y demás parafernalias, intentaré ahondar en aquella parte de nuestra humanidad que nos anima a volver al tajo, a la cruda realidad.
Desde el primer día vacacional nos imbuimos directamente en la parte más notable de ese período que no es otra que evitar la visión o conocimiento de sucesos o vicisitudes dañinas para nuestra vista o nuestra salud veraniega. Así qué iluminados de un flagrante sentimiento de hastío, nos prohibimos los telediarios y dejamos de interesarnos por los taxis, Trump, el Brexit o la última ocurrencia del gobierno de turno. Dejamos de lado si el PP aguantará el tirón con su nuevo presidente, si la nueva TVE de Podemos será mejor o peor que la anterior o si Franco debe quedarse donde está o cambiar de ubicación…
Grandes cuestiones qué, otoño habrá para analizar y especular y qué por pereza, indolencia o flojedad abandonamos en la seguridad que será algo que dará para mucho en el próximo ciclo político. La desidia informativa, el tedio periodístico o que las noticias se agosten en estas fechas completan la pérdida de interés por la lectura de cualquier periódico o revista que no esté lleno de fotos o noticias cortas, cortísimas o que sea radical leer ciertas noticias bajo una sombrilla o al abrigo de un toldo de un bar. Es la auténtica esencia española veraniega. Profundizar en el uso de la terracita y la siesta. La pinta que nos acompaña en todo el período playero con los gayumbos y las chanclas como uniformidad obligada o los espetos y las cañas hacen el resto. ¡Ah! Las cañas, magnifico producto nacional que aun no siendo algo exclusivamente veraniego, disfruta de un consumo casi obligado. El cambio es radical, pero terminadas, volvemos a casa y ya llegando, aún en pantalones cortos y con el moreno todavía radiante, notamos como la temperatura baja paulatinamente a menos de 13 grados y aquellas grandes cuestiones que quedaron en el aire durante estos breves días vuelven y con ellas el despiadado retorno a la vida real. De inmediato asoma la vena filosofal y te preguntas porqué las vacaciones nos hace diferentes a quienes unos pocos días antes salimos de casa cargando maletas y material playero. La luz llega y de repente bajas la cabeza y cerrando los ojos pronuncias un mínimo de tres veces ¡joder!  En fin, algo bueno habrá. El Motodown ha marcado el comienzo de la temporada motera. Ánimo.

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN: FROM BURGOS TO FARO.


FROM BURGOS TO FARO.

Como de una de las más pretéritas costumbres gallegas, la de ir una vez en la vida a “abalar a pedra” a Muxía, por sus grandes propiedades atribuidas, igualmente cualquier motero debería ir, al menos una vez en la vida, a Faro, en el Algarve portugués. Dada la distancia, sólo algunos privilegiados gozan la suerte de asistir a la mayor concentración motera del mundo, con todos los permisos de Sturgis o Daytona. Este pasado fin de semana hemos acampado allí más de 15000 personas, incluyendo más de 10000 motos, que tiene su tela. Para los estadísticos decir que han venido casi tantas moteras como moteros. Tod@s, sin dejar su estética habitual y ornamental han dejado de tener aquel marchamo “injustificado” de gordos y barrigudos, han mantenido, eso sí, un estatus de compañerismo poco visto en otros colectivos.
Allí, todo se transforma y pasa a ser una mezcla de convivencia, perdón, no es el verbo correcto, cohabitación persona moto. La moto no sobrevive en medio de personas, es más bien cómo una persona sobrevive en medio de motos.
Las actividades, horarios, planes…, están dirigidos a una perfecta connivencia entre ambas realidades: persona-moto. Todo está tasado. Desde recepción, dónde el lacito rojo dará derecho a ir por cualquier parte, escoger el lugar de acampada, escuchar grandes conciertos “heavy” o comprar en tiendas que venden cualquier cosa relacionada con motos o de venta de comida y cerveza que también se consume en abundancia por allí, evitando en lo posible las privaciones consecuencia de la vida al aire libre, los cuarenta grados a la sombra, el polvo o el dormir en el crudo suelo, sin más auxilio que una mínima esterilla.  
Ahora bien: no cabe un alfiler. Parece el Espolón burgalés en período de fiestas. Te saludan unos y otros: “buenas tardes”, “buenos días”, pero con el saludo motero: dos dedos en forma de V o directamente levantar el dedo gordo de la mano derecha, reflejando tácitamente qué todo va bien. 
Un programa simple. A todas horas heavy, ruido de motores de motos y el característico olor a gasolina que afortunadamente tapa otros olores que se acumulan por la mera concentración de personas. Todo perdonado. 
Hablando de Burgos. Esto tiene cierta similitud con las recientes fiestas burgalesas en las que se habló mucho sobre cómo habían quedado las campas después del acabar los eventos.
Quizá había que mirar un tanto hacia esta fiesta portuguesa y ver la forma cómo soluciona, aunque no en su totalidad, esta contrariedad. Los farenses amables y encantados con el negocio, admiten, pero arreglan en lo posible esta decepcionante situación evitando que un vaso de plástico o un papel duren en el suelo más de lo necesario. Bueno, de lo suyo gastan. La vuelta bien gracias.


MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...