jueves, 28 de diciembre de 2017

ITALIA CONTRA ISRAEL


Este título bien podía haber sido una final de un campeonato del mundo de baloncesto o balonmano o incluso una final del Festival Eurovisión, pero no. Ha sido la final de la XX Copa del Mundo “Ciudad de Burgos” de Esgrima Sub 20 de espada femenina celebrado este pasado fin de semana en Burgos. Al igual que la Navidad, el aguinaldo o las muñecas de Famosa, también ha vuelto el Campeonato del mundo. Este año rompiendo todas las expectativas y con la participación de cerca de 200 tiradoras y más de 30 países incluyendo entre ellos, lugares tan poco colindantes como Paraguay, Singapur o Canadá.

Para ello el Club de esgrima SAESBU ha forzado la máquina y, de nuevo contando con la ineludible cooperación de alumnos, padres y entrenadores del Club, ha sabido organizar un campeonato donde el esmero y la entrega han sido la tónica general que bien han sabido agradecer los asistentes y participantes con sus felicitaciones.

Sin embargo, los observadores internacionales han avisado que con estos niveles de participación el espacio es corto, por lo que el próximo año será necesario buscar un lugar de más relevancia para realizar estos actos. No se me ocurre otro más significativo que el Coliseum de Burgos. Veremos.

Pero ¡ay!, a la hora de la representación de las grandes autoridades de la ciudad y no obstante los buenos méritos de la concejal de Cultura y resto de los invitados al acto, de nuevo los participantes y público no hemos podido ser distinguidos con la asistencia de personas de relevancia, tanto del Ayuntamiento como de la Diputación. Alguna mente habrá barruntado que en Burgos se puede celebrar en cualquier momento una final de algo entre Italia contra Israel, por lo que obviar la importancia de un Campeonato del mundo, aunque sea de esgrima, aunque sea femenino y aunque sea de menores de veinte años, tiene su aquello.

Señores políticos, reflexionemos y estemos a lo hay que estar y defendamos lo que tenemos dándole toda la relevancia e importancia posible, con el bombo y boato necesario para que se conozca en la Comunidad y fuera de ella. Pocas oportunidades habrá más claras de lanzar la ciudad al interés general que con algo que viene dado.


Todavía habrá algún iluminado que se plantee que una ciudad como Burgos puede estar en disposición de organizar unas Olimpiadas, un campeonato del mundo de futbol o un Festival de Eurovisión. Despertemos y seamos realistas. Si en algo nos podemos distinguir del resto de las provincias de la comunidad o del resto de España es en estas actividades deportivas por lo que impliquémonos en ellas y démosle la relevancia que se merecen.

¿Y ahora qué?


Cuando estoy empezando a escribir este artículo es la mismísima noche de nochebuena. Parece que hoy, un día tan señalado como este, no habría noticias interesantes que publicar en un artículo pero resulta que hemos tenido la suerte de qué hace dos días se han publicado los resultados de las elecciones en Cataluña y además ayer mismo fue el clásico con el resultado más poco esperado por los merengues de los últimos años. Además es una fecha muy cercana al comienzo de las obras de la Plaza Mayor.

Sobre la primera estaríamos pendientes del "y ahora qué". Rajoy y el gobierno han puesto en marcha el artículo 155 para aliviar una situación que estaba empezando a ser problemática y conflictiva no solo para Cataluña sino para el resto de España.

Por su parte, la gente de la calle esperaba un resultado que solucionara precisamente esos problemas. No ha habido suerte. No ha habido suerte porque el resultado ha refrendado lo que había, casi la mitad del electorado catalán pretende la independencia basándose en las promesas electorales que le hacen sus partidos políticos. Cercano el otro 50% ha apoyado un partido constitucionalista que por primera vez en la historia ha sido capaz de ganarle a los independentistas y nacionalistas. La pena es que Inés Arrimadas, tal y como están las cosas y a no ser que haya algún tipo de milagro numérico electoral, no va a poder dirigir nada más que su propio partido.

Al César lo que es del César y al Barça lo que es del Barça, le ha dado una paliza en toda regla al Madrid que lo ha dejado doblado y además en casa los merengues han salido del partido pensando qué es lo que había pasado en el campo. Algún tipo de sueño en la misma línea el pensamiento que habrán tenido los forofos del Deportivo al salir de la paliza que le ha dado el Celta.

Son las cosas de la Navidad con la diferencia de qué como vemos muy buen ambiente y lucecitas por la calle cambiamos un poco la cara de vinagre que nos acompaña el resto del año y procuramos sonreír, eso es bueno. Viva la Navidad.

martes, 12 de diciembre de 2017

Juramentos y promesas.

Empezaba el ceremonial: levante la mano derecha y ponga la izquierda sobre la Biblia: jura decir la verdad toda la verdad y nada más que la verdad. ¡Lo juro! 
Así lucía en aquellas viejas series americanas de abogados de los años sesenta con puertorriqueño doblaje. Aquel compromiso hacía sacrosanta la declaración. 

También en España hemos usado el juramento. Y mucho. Fue celebre el juramento a la Bandera: soldados juráis por Dios y por vuestro honor defender a España… ¡Sí juramos! 
El de abogados y procuradores, de médicos, de políticos e incluso el juramento gitano. 

Luego llegó la Constitución con sus modernidades y pasó a discernir que jurar era algo poco voluntario y que además de comprometido tenía mucho que ver con la religión por lo que se pasó al nuevo sistema, algo más liviano, de juro o prometo. Aun así, nada cambió y la jura y la promesa siguieron teniendo el mismo valor legal y consecuencias en caso de incumplimiento. 

Después aparecieron los partidos emergentes y aquellas fórmulas que se habían asumido como imperativas a la hora de acceder a ciertos cargos, modificaron su dictado haciéndonos desconocer si se juraba o no se juraba. Las variaciones fueron numerosas. Hubo fórmulas como aquella de “lo juro por impedimento legal” o lo “juro porque si no, no me darán el cargo”. De seguir así, acabaremos jurando por Snoopy, por mis zapatos Manolo o por la gloria de mi madre. 

Recientemente el juez LLarena del Tribunal Supremo ha exigido juramento a los ex consejeros de la Generalidad para que hagan voto de ser buenos, de no volver a forzar una declaración de independencia o para no volver a ser parte de una rebelión para desgajar una parte del territorio nacional. Esto que puede parecer poco indicador, ya tiene nombre y se le ha llamado vía Forcadell para escaquearse de “villa candado”. 

Junqueras y Forn no me caen bien. Es más, nada bien, pero tengo que reconocer que le han echado pelotas. El juez les ha preguntado si iban a ser malos y seguro que con una sonrisa picarona han dicho ¡siii! Y el juez les ha dejado en la trena. 

Pero los otros han tirado por otro camino y han jurado o prometido todo lo que les han puesto delante con tal de salir de aquella situación carcelaria. Que si sólo era una declaración simbólica, que si no era de verdad, que si no vamos a volver a la vía unilateral… han dicho y el juez les ha “creído” y los ha mandado a casa. Ese juez es una madre. 

Cierto es que el artículo 24 de la Constitución permite a cualquiera mentir con tal de no declarar contra sí mismo, pero más parece qué, cercana la Navidad, lo que ha hecho ha sido darles el aguinaldo.

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...