martes, 19 de noviembre de 2019

EL EQUILIBRIO DEL TREN. SIETE DIFERENCIAS.



Hace un año, nadie hubiera pensado que un partido de gobierno que podría perfectamente haber llegado a gobernar en el conjunto del estado como ya lo hace en Comunidades y Ayuntamientos, podría llegar a la situación en la que está ahora mismo en la que prácticamente está desaparecido con diez diputados. Es un resultado que no habría estado mal para Errejón, pero no son diputados para Ciudadanos. Posiblemente, esta debacle electoral ha confirmado que la filosofía de Ciudadanos no ha sido querida por los ciudadanos y le han dado un no voto, es decir un voto de castigo para que cambie sus vaivenes previos y defina si quiere caer a derecha o izquierda cuando el fiel de la balanza se mueva.
Lo cierto es que Ciudadanos está lleno de personas consecuentes y firmes en sus convicciones, encabezadas por su expresidente Albert Rivera qué a la vista de los malos resultados conseguidos en las elecciones, directamente ha dimitido y se ha ido a vivir la vida con su pareja y su perrillo, fuera de la política.
Esto, que en países del entorno sería de una normalidad absoluta, encuentra pocos parangones en España. Quizá el caso de Almunia o Fraga que dimitieron al perder unas elecciones, pero no es algo usual dimitir por haber hecho una machada o por haber perdido los votos que le darían la confianza del electorado.
Sin embargo, el presidente del gobierno en funciones, después de haber perdido hasta las elecciones en su comunidad de vecinos, en vez de dimitir, ha topado con el poder de frente al entender posible la continuidad en el sillón curul por medio de un pacto Frankenstein encabezado por el Podemos de Sánchez y el PSOE de Iglesias (¿o era al revés?).
Sánchez no quiere perder más, así que, en la mejor línea del beso de Breznev y Honecker, ha preferido abrazarse a Podemos y arreglar el país. Luego lo hará con Junqueras, con Revilla, con Teruel Existe, etcétera, etcétera y etcétera, y con todo eso conformará un gobierno en el que aguante otros cuatro años. Cuatro larguísimos años para los ciudadanos que no debemos esperar más que sobresaltos.
La podemización de la educación española, retirar las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla, crear nuevos impuestos o subir los existentes, dudar de la importancia de vaciar la hucha de las pensiones o la intención de nacionalizar casi de todo, no son más que unos pequeños globos sonda para que nos vayamos haciendo a la idea y oteemos el futuro.
Las siete diferencias se han quedado cortas. ¿Qué será lo que te rondaré morena? ¡Modificación de la ley electoral ya!

miércoles, 13 de noviembre de 2019

ROMPIENDO LANZAS.



Con estas breves líneas quiero romper una lanza a favor de nuestro presidente del gobierno en funciones y de nuestro próximo vicepresidente ahora in pectore al respecto del acuerdo a que han llegado tal día como hoy y por el cual van a tener derecho los dos a un gobierno de coalición en el cual la democracia y los valores fundamentales de las izquierdas brillarán a razón de cómo vaya el nuevo vicepresidente.
Ese pacto que, no nos engañemos, era lo que realmente estábamos necesitando los ciudadanos para conseguir, por fin, la formación de un gobierno progresista que fuese capaz de contener la horda derechista de Vox o lograr la dimisión de Rivera, nos ha sido concedido. Y su corolario es que ambas cosas se han conseguido. La derechona ha parado en 53 diputados y Rivera ha dimitido.

Sus detractores inmediatamente le han opuesto las hemerotecas, afirmando que el presidente en funciones no las resiste. Bueno, yo no llegaría a tanto.  Se habla mucho sin saber. Quizá sea porque hace poco tiempo dijo que sería incapaz de dormir si tuviera que hacer un gobierno en el cual estuvieran Podemos o Pablo Iglesias. Pero esa es una razón poco convincente porque quizá lo que él había querido decir es que era suficiente con estar acostado.

Por otra parte, el presidente en funciones siempre ha dicho que ni antes ni después el PSOE pactaría con el populismo y que él estaba en contra de crear un gobierno populista o pactar con un partido populista o de carácter populista que pudiera estar en contra de los designios constitucionales o que estuviera favor de regímenes poco patrióticos y anclados en algún tipo de populismo de tipo Venezuela, con pobreza, cartillas de racionamiento o desigualdad. Eso no tiene la menor importancia, porque con este pacto, lo que realmente conseguirá el presidente es que el nuevo vicepresidente in pectore logre que todos dispongamos de casoplón donde descansar nuestros sufridos huesos de operarios.

Decirle a toda esa gente que está en contra de que se haya podido hacer este pacto que se ha hecho en el momento necesario. No se ha podido hacer antes porque había que esperar a esto precisamente: contar los votos obtenidos y observar si se perdían escaños y con eso poder. Podemos ha perdido 10 diputados y el PSOE 3 y en total han perdido un millón y medio de votos. Así que no fuera a ser que no pactando entre ellos se llegase a la conclusión de que había que ir otra vez a elecciones o que incluso la derecha pudiese conseguir tener una mayoría más o menos nítida que hiciera que tuviéramos que repetirlas y que en vez de perder ese millón y pico de votos, estuvieran perdiendo 4 ó 5 millones. Es decir, el pacto está más que justificado. Hay que hacer lo que sea con tal de mantener el poder, con tal de mantener el status y con tal de mantener el sillón.

¿Y qué dirán los ciudadanos que hayan puesto su voto en manos de Pedro Sánchez y su actual PSOE? ¿Podrán quejarse del pacto? Pues bueno se podrán quejar, pero la realidad es que la mirada del presidente diciendo que no nos preocupemos o que por fin se ha llegado a un gobierno de consenso, seguro que tranquiliza mucho a la parroquia.
Además, el presidente podrá mantener su estatus de viajero y ocupante “falconiano” dando vueltas al mundo, en la tranquilidad de qué durante sus ausencias, el país estará perfectamente gobernado por el vicepresidente in pectore Pablo Iglesias.

En fin, salvando las distancias y si se me permite un símil cinéfilo, compararlo con una escena de la película El Jurado basado en un libro de John Grisham en el que el personaje de Rankin Fitch, interpretado por Gene Hackman, explica cuál es su papel en aquella función diciéndole al resto de su equipo “Los juicios son demasiado importantes como para ser decididos por un jurado”.
Sí, amigos, sí. No sé si necesitará ser disculpado, pero en cualquier caso disculpémoslo. Lo ha hecho por nosotros. La política es demasiado importante para dejarla en manos de los votantes.

martes, 12 de noviembre de 2019

Conclusiones plebiscitarias.



Pasadas las elecciones, da la impresión de estar repitiendo lo sucedido hace seis meses. El presidente, en funciones, Sánchez, arropado por los consejos de sus ¿asesores? había visto la oportunidad de arrasar en una nueva convocatoria de elecciones plebiscitarias donde la propuesta única sería “o yo o nada”. Sus asesores auguraban una goleada brutal, así que le aconsejaron meterse en este embolado, que deberá ser bien estudiado en las Escuelas de Ciencia Política.

Lamentablemente para él y aunque el PSOE haya ganado las elecciones, lo ha sido pírricamente bajo la consecuencia añadida de continuar obligado a pactos que no ha querido hacer en la anterior convocatoria.

Sánchez pierde 700.000 votos que se han confundido y un importante trasvase ha ido de Ciudadanos al PP y otro casi igual del PP a Vox. Así que el PSOE ha bajado y el PP ha subido. Todo al revés.  Vaya despropósito. Con el inri de la subida exponencial de Vox, mucho mayor que la de los otros partidos y el agravante de la entrada de forma salvaje de un cúmulo de partidos nacionalistas, ávidos de independencia.

Ahora, aunque Sánchez haya sufrido ya en sus carnes, el dolor de maniatarse a gobiernos del tipo Frankenstein como el utilizado para aprobar la moción de censura, para ser presidente de gobierno sólo le queda la opción de pactar (parchear) con los nacionalistas o llevarnos a otras elecciones.

Pero también está la opción de cuadrarse con otros qué, aún lejos de su cuerda, ayuden a desbloquear la situación. Incluso, si por el bien del país fuera, cobrando su dimisión como peaje necesario. Lo contrario será continuar en la desazón de acudir a las urnas cada cuatro o cinco meses.

Un pacto de ese tipo, posiblemente, obtendría mayoría suficiente para modificar nuestra Ley Electoral. Sí, aquella que, hasta ahora, grandes mayorías absolutas no se han atrevido a modificar ni tocarle por si fuese necesario mendigar ese voto.
Vivimos un período político nuevo en que, al igual que en cualquier país moderno, los partidos deben pasar por un filtro que regule su inclusión en el hemiciclo y colegir que los votos logrados en una Comunidad Autónoma no pueden tener más valor que los conseguidos en todo el país y si no que se lo pregunten a Ciudadanos que, con más del doble de votos que ERC, ha sacado tres escaños menos. Pobre definición de igualdad del voto.

En fin, los asesores del presidente que le han aconsejado meterse en este fregado le han colado un gol, así que recomendarles no apoyarse en plebiscitos que, al igual que las elecciones, los carga el diablo.

martes, 5 de noviembre de 2019

ALGUNOS SOCIALISTAS BUENOS.



Define la RAE como bondad, la inclinación a hacer el bien o el comportamiento virtuoso. Igualmente define al bondadoso como aquel que está lleno de bondad. Dedico este artículo a aquellos socialistas que han hecho de su vida un compendio de virtudes, dedicando su vida al bien hacer y el amor a sus semejantes. Difícil y ardua tarea, pero comenzaré por la ministra de Hacienda en funciones que ha dicho qué si ganan, los impuestos se mantendrán y que prácticamente no se notará su subida, pero no ha dicho que...
Lanzado a la búsqueda de la bondad, seguir por la vicepresidenta Carmen Calvo que protege a su jefe diciendo que antes de ti no hubo antes…o que intenta evitarle sufrimientos diciendo en los medios que siendo España un país de izquierdas, la suma de escaños con Podemos y Más País llegaría para ganar...
El encargado del NCIS, Sr. Tezanos es un socialista bueno. Ha sacado un informe anterior a la convocatoria de elecciones donde concede 140 diputados al PSOE. O una concejala de Valencia que ha dicho que, en los colegios, las niñas pueden escoger entre falda o pantalones ya que nadie debe ser reconocido por la ropa que lleve. La bondad sin límites.
Pero el colmo de la bondad se lo lleva el presidente en funciones. Por sus hechos le conocemos. No sólo ha hecho felices al conjunto de los españoles al sacar de su alojamiento al dictador anterior, sino que con un mínimo gasto económico de helicóptero, personal de seguridad, Guardia Civil… ha dejado, por fin, consolidada la democracia en este oprimido país. Su bondad le ha hecho acreedor de laurel por el considerado trato dado a los violentos que rompen y queman contenedores o a los que no permiten la entrada en las aulas y las Universidades a aquellos profesores o alumnos que quieran asistir. Incluso socorriendo a los rectores catalanes que están a favor del “derecho” a no asistir a clase.
La máxima representación de su bondad viene siendo el trato otorgado a los acuerdos previos con el Sr. Iceta y el resto de la comparsa catalana, para que negocie con la Generalidad. Ha admitido que el programa socialista, pueda manifestarse sobre el federalismo, la plurinacionalidad o la nación de naciones. Cualquier cosa para acreditar tal bondad. Lo triste es que tales manifestaciones son un clásico “Código Rojo” remedando la célebre película de Rob Reiner; un característico caso de obediencia debida. Bondad aparte, me imagino a la oposición requiriéndole: ¡ordenó usted un Código Rojo! como si fuese el coronel Jessep en la fantástica interpretación de Jack Nicholson. En fin, el sábado reflexión y el domingo a votar.

LA DERECHA DESUNIDA.



Cuando en 1977 Manuel Fraga creó Alianza Popular, partido formado por retales de los componentes de la antigua derecha franquista sumados a aquellos que se habían hecho el harakiri político con la Ley de la Reforma Política de 1977, no podía imaginar que pocos años después, aquella derecha que él había tenido agarrada y bien agarrada, acabaría dispersada.
Alianza Popular se convirtió en una alternancia política importante, pero sólo podía ofrecer más de lo mismo: tradición, costumbre, solera, ranciedad…, y los años habían ido abriendo mentalidades y ahora se necesitaba la concurrencia de un líder. Había militancia, pero sobraba ranciedad. Faltaba modernidad.
Llegó Aznar y le dio una vuelta a todo. Mandó a Fraga a Galicia y el centro derecha político, pasó a su omnímodo poder y los medios que antes había utilizado Fraga (libreta negra incluida), dieron sus frutos. Los resultados no se hicieron esperar y llegó la primera mayoría absoluta de la derecha en España.
Cuarenta años después de Fraga, la derecha ha perdido el rumbo, está ciertamente acomplejada y no vislumbra un futuro político fructuoso. Los cambalaches políticos la han llevado a difuminarse al menos en tres tendencias: PP, Ciudadanos y Vox.
El PP con su nuevo líder a la cabeza ha tenido la mayor debacle política electoral desde los tiempos de Fraga, viendo esos votos perdidos atesorados en Ciudadanos o en la nueva derecha. Quizá Ciudadanos pueda parecer sospechoso en este triunvirato por su falta de claridad de posición política. Queda la nueva derecha, “derechona” cómo le llaman algunos, que se ha ido haciendo un hueco entre algunos nostálgicos y otros que pretenden recuperar aquellos derechos perdidos por cuestiones políticas: defensa de la patria, honor nacional, la bandera, la defensa de la soberanía nacional... Su postura les ha convertido en garantes de aquellos derechos, haciéndoles pasar, en un suspiro, de la nada a veinte diputados y lo que te rondaré morena.
Pero los votos y sobre todo los escaños son los que son y aunque a veinte días para las elecciones las encuestas más recientes dan la victoria a la suma de las tres derechas, ellos están separados y cabreados unos con otros y no acaba de quedar clara la posibilidad de algún pacto que los lleve a pelear por un puesto en la cabeza contra el PSOE o sí el fantasma de la desunión les volverá a dejar nuevamente hundidos en el foso de la dispersión. El espíritu de Manuel Fraga no debe volver, pero si pretenden ganar deben repasar sus propias conductas y propuestas.

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...