martes, 28 de enero de 2020

Perodistos

 
SÍ. SÍ. Y pianistos, sindicalistos, policíos o guardios civiles… Es una auténtica pesadilla ver cómo, las propias instituciones desde dentro degradan los derechos fundamentales, abusando de un lenguaje machista y utilizando unos términos que degradan la democracia allí donde van. ¡Señor, señor! Aprovechando, el gobierno español, cada vez más metido en charcos, ha buscado que alguien sin más pretensiones ni mucho que hacer, radicalizase la conversación de bar de los españoles lanzando que hay ciertas palabras que pecan de falta de inclusión por razón de sexo.

Efectivamente, la vicepresidenta primera del gobierno en su línea de no dejar pasar la oportunidad ha exprimido la Constitución y a falta de mayorías cualificadas para poder reformarla ha pretendido que, como mínimo, se la libere del lenguaje no inclusivo que rezuma, según su criterio, por todos los poros de sus ciento sesenta y nueve artículos, once Títulos, cuatro Disposiciones Adicionales, nueve Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria y una Disposición Final. Así, ha pretendido que la Real Academia Española (de la Lengua) modificase la gramática de la Constitución por entender que no es inclusiva. ¡Fíjate, a estas alturas, por donde sale esta mujer!

Desconsideradamente, pero unánimemente, la RAE ha sentenciado que no cuela. Que es gramáticamente impecable, absolutamente inclusiva y que no peca de ningún defecto, incluyendo que el uso del masculino genérico dentro del texto constitucional es perfectamente inclusivo. O sea, poco más o menos que esté a lo que tiene que estar, que con esto no tiene nada que hacer.

Ante tales argumentos no cabría mucho más, si no fuese que esta mujer no se rinde fácilmente. Así que, después de reivindicar que no está en manos de nadie parar el lenguaje inclusivo, enseguida se ha puesto manos a la obra iniciando una campaña para quitarle la coletilla “DE LOS DIPUTADOS” al Congreso de los Diputados y dejarlos solamente en CONGRESO. Vamos, no te digo. Así allí cabrían futuros congresos de médicas, bomberas, psicoanalistas o dentistas.

Mas parece que el Gobierno ha puesto a Calvo a tapar agujeros para que el público en general no presté mucha atención a la oscuridad manejada por estos representantes públicos. Véanse las reuniones entre Sánchez y Torra, la falta de conocimiento de los acuerdos entre Sánchez y Podemos, la reunión entre Ábalos y la vicepresidenta de Venezuela o la no reunión entre Sánchez y Guaidó…

Si se trata de buscar oscuridad, no se me ocurre nada más oscuro que exigir que los varones reivindiquen el derecho a parir para evitar ser tildados de machistas. Las estrellas de esta columna, periodistos y periodistas, deberán atender estas revelaciones, evitando que, por malentendidos gramaticales, los cargos públicos pasen a ser cargas públicas.

martes, 21 de enero de 2020

PROGRESÍA.

El cineasta Gonzalo Suárez y el filósofo Juan Cueto “parieron” en 1972 un término que ha conseguido alumbrar a toda una generación de personas qué buscando una introducción en los conceptos brillantes de la izquierda, intentaban acabar con los mitos de la burguesía en una época en que ser de izquierdas estaba penado. Muy penado. Ese término, “progresía”, no es un término muy correcto, pero para ciertas personas tiene su morbo. Los nuevos valores políticos actuales, no entendiendo bien aquel concepto de progresía, le han dado carta de naturaleza en contra del arcaísmo y antigüedad de que se hace depositaria la derecha. Aquellos que han tomado la progresía como norma fundamental de comportamiento y orden espiritual de expresión, se han autollamado “progres”.
Salvada la introducción, decir que pueden ser catalogados como miembros de la progresía, todos aquellos capaces de decir una cosa y su contraria en tiempo récord y sin despeinarse. Aquellos que juran una cosa y hacen otra. Aquellos, en fin, cuya palabra siempre está enmarañada con matices.
Y dirán ustedes ¿qué es progresía? Pues es la capacidad de decir lo que te salga del “níspero”, con una sonrisa de suficiencia. La posibilidad de poder decir cualquier majadería, o lo primero que te venga a la cabeza, con la seguridad de que no tendrá contradicción alguna ya que ésta se encuentra bajo la amenaza punzante de una inmediata tacha de fascista, o como más progre de “facha”.
Es quejarse de los trece ministerios de gobiernos anteriores y ahora montar el tuyo con veinticuatro. Progre es decir que el dinero público no es de nadie o últimamente asegurar que los hijos no pertenecen a los padres. Progre es quejarte de que una ministro de Justicia ha estado mezclada con las cloacas del Estado y ahora aplaudir su nombramiento como Fiscal General del Estado. Progresía es que te nombren ministro de Igualdad y llenes el ministerio solo con mujeres o coloques como directora del Instituto de la Mujer a alguien que está contra la heterosexualidad, a favor de la penetración anal a los hombres, en contra de la lactancia materna o a favor de la eliminación de las cárceles. Progresía es recurrir la admisión del pin parental en Murcia y, sin embargo, no hacer referencia alguna a recurrir el asunto de Cataluña. Progresía, en fin, es rajar del inglés que poseía Ana Botella y luego ir por el mundo con un intérprete sin que parezca importarte. Y todo eso, ¿por qué? Pues porque la progresía actual tiene patente de corso para decir lo que quiera. Incluso mentir. Se dice en publicidad que hay dos cosas totalmente prohibidas: aburrir y mentir. ¿Qué pasaría si dejaran de mentir?

martes, 14 de enero de 2020

Dispendios


No ha habido dudas, vacilaciones o incertidumbres. Cuatro ministerios para Podemos y dieciocho para el resto. Una vicepresidencia para Podemos para que Iglesias se pueda entretener con sus ministros con competencias mermadas y no dé demasiado la paliza. Luego otras tres vicepresidencias para que tapen su hipotética importancia.

Las contestaciones de las distintas oposiciones han sido las esperadas: ¡Qué barbaridad! ¡Que locura!, ¡Que dispendio!...

Pero, ay, los afines que, anteriormente le habían criticado, no han hecho referencia alguna al dispendio, sino que han aprovechado para volver la cara y de paso «comerle la orejilla» al presidente y decirle lo cojonudo que es. Bono defendía que a Podemos había que ponerlos en su sitio, o el presidente de Castilla-La Mancha, García Paje que pocos días antes decía qué para la investidura de Sánchez, no quería vaselina como regalo de Reyes. Incluso del aragonés Lambán que tachó a ERC de «partido indeseable para la gobernabilidad…

Pero buscando imparcialidad resaltan, las declaraciones del líder de los socialistas de Castilla-León y candidato Sr. Tudanca que, después de hincharse a clamar contra «las derechas», término «guerracivilista» donde los haya y distante de la memoria de una persona tan joven, lejos de criticar semejante dispendio, ha dado carta de naturaleza al nuevo gobierno con su alegría a la posesión del cargo sin mácula, con los amigos que le han ayudado a auparse al trono y luego mostrando la satisfacción del PSCyL por la investidura, incidiendo en que finalmente se ha puesto fin a una situación de bloqueo insostenible y ha triunfado la democracia, la concordia y el dialogo, bla, bla, bla. Vale, pero de preguntar por el exceso de gasto que se deberá realizar para contentar a todos a los implicados, nada. Como todos, sabrá que tales dispendios saldrán de los impuestos de las sufridas personas que se supone quieren favorecer con sus mandatos regionales.

martes, 7 de enero de 2020

Disciplina de partido

HOY PEDRO SÁNCHEZ se presentará ante el Parlamento para intentar una mayoría suficiente que le aúpe al cargo de presidente del gobierno español y dé continuidad a nuestro futuro parlamentario. El resultado es raro, pero predecible.
Viene a colación aquello de que el poder hace extraños compañeros de cama, pero algunos argumentos sobresalen de ese imperio irracional del pacto, impidiendo que la consecución del poder condicione negativamente. La historia y la costumbre más reciente nos recuerdan que no todo es posible en política, que no todo es poder, sino de conocer que el ciudadano es el objetivo último sobre quien se deben depositar las virtudes que pueda tributar el candidato.
Presentarse a una sesión de investidura para hacerse con la presidencia, lleva consigo pactar, pero con análogos. Eso le ha sucedido a Sánchez y así ha hecho. Se ha presentado en el Congreso harto de perder elecciones e investiduras y ha pactado con aquellos más afines. Con aquellos que alcanzaría las mayorías exigidas, sin parar a pensar en pequeñeces como las de que unos sean comunistas recalcitrantes u otros sean quienes han pretendido la ruptura de la unidad nacional. Allí, con cinismo exagerado e ironía burda y con el consabido socorro de una presidente comprada a tal efecto, comenzó lo que no deja de ser una porquería de discurso que inició diciendo que él no se presentaba al cargo para desmantelar España. ¡Joder! Empezamos bien. Vaya mal fario. Sabíamos que este hombre había tenido dos vidas; anterior y posterior a la presidencia del gobierno. Por ello, conociendo que la mejor solución para no contestar a aquello que te recriminan es no entrar al trapo, después de agradecerle a Esquerra, Bildu y PNV su apoyo y aguantar la caña que le dieron Casado, Abascal, Oramas, Navarra Suma… decidió tomar la callada como respuesta y dedicarse a hacer muecas y posturitas negando lo que había apalabrado sólo unos pocos días antes.
Si. Si. Posiblemente Habemus Papam, pero cuando alguien en ese cargo llama españoles patrióticos a los de Esquerra, defiende a muerte el programa de Podemos incluyendo sus intenciones de desamortización de bienes o no acepta las ofertas de Casado sobre la unidad de España, pero admite sin reparo que una diputada llame fascista al Rey, es que algo no va bien.
Así, me pregunto: ¿A ningún socialista en todo ese Parlamento le parece todo esto inverosímil? o ¿Nadie se levantará y dirá ¡hasta aquí hemos llegado!? Ana Oramas les ha dado una lección de pundonor que necesitará una importante ración de árnica para curar sus efectos, pero la disciplina de partido es lo que tiene. Amplía grandemente las tragaderas.

lunes, 6 de enero de 2020

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN Felices años 20


A un día de entrar en el 2020 parece mentira que hayan pasado cien años desde los felices años 20. En poco, hemos pasado de las pelis en blanco y negro a la realidad virtual, de los intocables de Ness a la intención de dividir el país. Del foxtrot a la inestabilidad y las dudas para el año siguiente.
Este año que acaba por obsolescencia programada como todos y caducidad tal día como hoy, comenzó con Vox mandando en Andalucía y el frío en el resto del país. Aun así, fuimos a Pingüinos y supimos que alguien llamado Guaidó conseguía el poder en Venezuela o por lo menos el teórico, ya que la situación real continua igual. La progresía continuó agrediéndonos con comuniones y bautizos civiles y en marzo, por fin, la mujer trabajadora salió a la calle pidiendo igualdad, amén de comenzar las quejas por la España vaciada. Conocimos al juez Marchena y su ocurrente manera de dirigir el “proceso” y a los actuantes empeñados en cabrearle. De fuera, Teresa May nos amenazó con el Brexit hasta que lo dejó por cansancio, pero con Boris llegó la que parece será la “refinitiva”. Llegaron las primeras elecciones generales que dieron como resultado que todo quedase igual, pero en el municipio Vox enseño músculo obligando a un cambio de gobierno local obligando a PSOE y PP a relevarse en el mando, al tiempo que el San Pablo daba la campanada para estar en Europa.
Nuevas elecciones generales y lamentablemente sin arreglo. PP y Vox subieron y el resto bajaron guiados por Ciudadanos qué vio como su líder, consecuente, dimitía dejando al partido arruinado. Eso sí, la palabra “pactar” se plasmó la palabra del año. A todo esto, Junqueras y Puigdemont desde la cárcel y el destierro se presentaron a la candidatura de eurodiputados en representación de España y ganaron y ahora estamos todavía sin saber si van a ser, o no, eurodiputados en el exilio. Surgió Greta urgiendo combatir el cambio climático y excitando a los alumnos de la ESO en las huelgas de mayores. El afamado New York Times promocionó la ciudad de Vigo, avalando la idea de su alcalde de llenarla de luces de Navidad. Y mientras las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajando para nosotros desde su profesionalidad. En fin, estos y muchos más no han sido más que el preludio de lo que sucederá este nuevo año, pero los políticos seguirán haciéndonos grandes promesas y propuestas qué, si no firman ante notario, no cumplirán. En fin, por si fuese de interés ahí va la mía: que este nuevo año sea el de la modificación de la Ley Electoral. Felices años veinte.

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...