A un día de entrar en el 2020 parece mentira que hayan pasado
cien años desde los felices años 20. En poco, hemos pasado de las pelis en blanco
y negro a la realidad virtual, de los intocables de Ness a la intención de
dividir el país. Del foxtrot a la inestabilidad y las dudas para el año
siguiente.
Este año que acaba por obsolescencia programada como todos y caducidad
tal día como hoy, comenzó con Vox mandando en Andalucía y el frío en el resto
del país. Aun así, fuimos a Pingüinos y supimos que alguien llamado Guaidó conseguía
el poder en Venezuela o por lo menos el teórico, ya que la situación real continua
igual. La progresía continuó agrediéndonos con comuniones y bautizos civiles y
en marzo, por fin, la mujer trabajadora salió a la calle pidiendo igualdad,
amén de comenzar las quejas por la España vaciada. Conocimos al juez Marchena y
su ocurrente manera de dirigir el “proceso” y a los actuantes empeñados en
cabrearle. De fuera, Teresa May nos amenazó con el Brexit hasta que lo dejó por
cansancio, pero con Boris llegó la que parece será la “refinitiva”. Llegaron las primeras elecciones generales
que dieron como resultado que todo quedase igual, pero en el municipio Vox
enseño músculo obligando a un cambio de gobierno local obligando a PSOE y PP a relevarse
en el mando, al tiempo que el San Pablo daba la campanada para estar en Europa.
Nuevas elecciones generales y lamentablemente sin arreglo. PP y Vox
subieron y el resto bajaron guiados por Ciudadanos qué vio como su líder,
consecuente, dimitía dejando al partido arruinado. Eso sí, la palabra “pactar”
se plasmó la palabra del año. A todo esto, Junqueras y Puigdemont desde la
cárcel y el destierro se presentaron a la candidatura de eurodiputados en
representación de España y ganaron y ahora estamos todavía sin saber si van a
ser, o no, eurodiputados en el exilio. Surgió Greta urgiendo combatir el cambio
climático y excitando a los alumnos de la ESO en las huelgas de mayores. El afamado
New York Times promocionó la ciudad de Vigo, avalando la idea de su alcalde de
llenarla de luces de Navidad. Y mientras las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado trabajando para nosotros desde su profesionalidad. En fin, estos y
muchos más no han sido más que el preludio de lo que sucederá este nuevo año,
pero los políticos seguirán haciéndonos grandes promesas y propuestas qué, si
no firman ante notario, no cumplirán. En fin, por si fuese de interés ahí va la
mía: que este nuevo año sea el de la modificación de la Ley Electoral. Felices años veinte.
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