martes, 23 de febrero de 2016

GENUFLEXOS

Del latín genuflexus arrodillarse (genu-rodilla) (flectere–plegarse). 
Se decía que los españoles éramos de una pasta especial, de los que no incan la rodilla. Eran otros tiempos. Últimamente nos mean encima y nos tenemos que creer que está lloviendo. Debemos mantenernos en una postura genuflexa cada vez que cualquier modernillo la lía. 
Que no nos gusta el Rey, pues vamos al futbol y le pitamos. Si es a la Bandera, pues lo mismo. Que nos molesta alguien, pues le hacemos un escrache. Que no nos gusta la iglesia católica (de momento, la única que se deja), entramos en una capilla y le soltamos unos cánticos mientras enseñamos las tetas a los feligreses… Y si tiene pinta de delito lo transformamos o cambiamos basándonos en algo tan manido como la libertad de expresión o la libertad religiosa. Novedades de la democracia.

Asistimos genuflexos a la comparecencia judicial de la portavoz de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de Madrid, por un presunto delito contra la libertad religiosa. Varias mujeres entraron en la capilla de la Complutense durante una celebración, profiriendo aquello tan democrático de “contra el Vaticano poder clitoriano (que cursi, con lo a propósito que cae esa terminación para otros usos), el Papa no nos deja comernos las almejas, no sé qué de las bolas chinas o que arderéis como en el 36”. Toda una declaración de principios. A todo esto enseñando los pechos o cuando menos, los sostenes. 

Sus detractores, los de siempre, cuatro fachas que aletargados no están al día en esto de la laicidad de la religión. Partidarios: la alcaldesa Carmena, que ha dicho que Rita no dimitirá aunque sea condenada; el aspirante a vicepresidente del gobierno, que ha dicho que una condena para la señora Maestre iría contra el sistema democrático y que así le va a la sociedad española; o la declaración de Wyoming (por fin alguien de peso) que dice que una protesta contra la religión en la Universidad es democrática. 
Ahora cinco años después (qué paciencia) Rita nos dice que fue algo sin mala intención, que enseñar un torso desnudo no tiene por qué ser algo ofensivo. Fiscalía pide un año de prisión (algo meramente testimonial). La justicia sabrá. 

Doblamos ante las declaraciones del concejal Barbero (escrachista profesional) jefe de seguridad del Ayuntamiento de Madrid llamando grupo de fascistas a los policías que le han rodeado. Por favor… ¡él es una institución! 

En fin, genuflexos al conocer el Auto de sobreseimiento del juez Andreu, que entiende que los pitos contra el Rey o contra la Bandera, manifiestan libertad de expresión. Será que si se puede pitar al Rey (sin cargo), también se podrá pitar al alcalde o a nuestro encargado de la fábrica. Siempre en aras de la libertad de expresión.

Y mientras tanto, hablando de genuflexos, Pedro Sánchez todavía rascándole los lomitos a Pablo Iglesias. 







miércoles, 17 de febrero de 2016

SUPERMARIO.

Hace más de treinta años un video juego llamado Super Mario Bros nos acercó al conocimiento del mundo de los superhéroes. Supermario era un personaje que solucionaba problemas de fontanería y mediante la masiva ingesta de champiñones procuraba la vida y salud de la Princesa Peach. Hacía lo que debe forjar a cualquier héroe: recoger en sus súper poderes toda la fuerza y pasión irrogada a alguien que se dedica a proteger y servir. Luego, Mario desapareció de las pantallas y creímos que nunca más volveríamos a tener héroes. 

Tranquilos. Ahora, y sin necesidad de que lo haya fichado Stan Lee como uno más de los héroes de Marvel, un auténtico superhéroe ha llegado a la escena mundial ocupando el lugar dejado por aquellos. 

Efectivamente, un nuevo héroe llegado allende el Mediterráneo ha venido a dar un soplo de esperanza a nuestras maltrechas economías. Se llama Mario Draghi y es el presidente del Banco Central Europeo desde noviembre de 2011. 
Pero, ¿a quién defiende este nuevo superhéroe? Defiende a los hipotecados. Y, ¿qué es un hipotecado?, se preguntarán algunos. Pues alguien que, dada su penosa situación, no hace ni pie en la ducha.

Desde su llegada, ha determinado que trabajar el dinero no es algo que exija mucho sacrificio, por lo que después de haber abaratado su Euribor a niveles desconocidos, ha entendido que puede ser incluso negativo, o sea que, teóricamente, los bancos con esta nueva bajada deberán, (ojalá) pagar por entregar dinero a crédito, imponiendo a los super villanos (banqueros) unas obligaciones que antes no tenían. 
Por si acaso, al igual que los americanos postulan en sus billetes de un dólar “In god we trust”, nosotros confiamos en ti, y por eso suplicamos “cura ut valeas”: procura conservarte bien.

Supermario ha exasperado a propietarios y consejos de administración de los Bancos que hasta ese momento vegetaban pródigamente, viendo como el dinero prestado a los pobres hipotecados retornaba a sus manos con pingües beneficios. 
Pero cuidado, no nos anticipemos, pues como diría mi banquero -cuyo anillo pastoral beso solemnemente- queda la pequeña cuestión de lo que los bancos llaman el diferencial en el cual, ni siquiera un héroe puede entrar y que viene a ser el beneficio que se irroga el banco a sí mismo por el mero hecho de tramitar los créditos. Hasta ahora, padecíamos unas medias en torno al 0.50% sobre lo prestado. Una pasta cada año. Ahora, es de esperar que, consecuencia de las actuaciones del héroe, a poco, lo tengan que subir para compensar las ¿previsibles pérdidas? 

En fin, aun así, seguirás siendo mi héroe, Mario y por supuesto me reafirmo en lo que Bogart en su papel de Rick Blaine dice al comisario Renault en Casablanca: "presiento que este es el comienzo de una gran amistad".







viernes, 12 de febrero de 2016

LOS GOYA

Han pasado treinta años desde los primeros premios Goya. Aquella ceremonia a la americana donde los fetiches de la época presentaron sus mejores galas a una alfombra roja repleta de lo más granado de la sociedad del cine, marcó las pautas por las que habían de seguir las sucesivas celebraciones. Lo cierto es que faltaba hábito en tales actos, por lo que, sencillamente, se terció copiar lo que entonces era lo máximo: los Oscar americanos. En aquella primera gala, todos pretendieron caer simpáticos y dar atracción. 
Allí conocimos la figura del premio Goya (el cabezón, le vinieron a llamar posteriormente) a quien salía una cámara de cine de una grieta que tenía en la cabeza (algo muy rarito que posteriormente fue eliminado). Ahora bien, se trataba de cine. Sólo de cine. 

El discurso del presidente González Sinde (padre), seguro que no presagiaba los problemas que tendría el cine treinta años después, ni mucho menos que su gala acabase convirtiéndose en un escaparate de conciencias políticas. 

Según el cine español evolucionaba y en ocasiones mejoraba, llegaron las simplezas. Las galas viraron a una palestra de exposición pública donde se exigían derechos y prebendas lejos de las dificultades que afectaban al cine. O se reivindicaban cuestiones que nada tenían que ver con él. Lamentable fue aquel año del “no a la guerra”. 
Con el tiempo, comenzaron las típicas peticiones que luego fueron recurrentes: el tema del IVA cultural al 21% o los resoplidos de los presidentes en su "spech". Pocos olvidarán el discurso del presidente Macho: "hacer películas en España es un acto heroico” sobre la poca venta y la gran competencia enfrente del cine español a la hora de colocar su producto. Quizá no estaba vivo el fraude de taquilla que investiga las subvenciones. 

Este año, en el que no han asistido los Reyes (por lo que pudiera pasar), se ha notado de nuevo el poderío que se auto irroga este colectivo. Un tal Botto allí apalestrado, se atrevió a discutir la personación policial y la puesta a disposición judicial de un grupo de “teatro” que había perpetrado una representación infantil de títeres en la que, amén de una incierta apología del terrorismo, se estaba jugando “culturalmente” con la educación de los niños asistentes. Increíblemente, esta proclama, fue aplaudida por los que allí se encontraban. Cosas del cine.

La nota simpática la dieron nuestros políticos que, una vez pasados por el oportuno photo-cool y apuntados por los focos, nos han enseñado qué, si España se lo merece, se puede cambiar de pinta. 

El cine consiguió que, Pablo Iglesias, ante la ¿presión de Resines?, se presentase en la gala de los Goya con un smoking y pajarita. Allí donde la seriedad protocolaria no lo había conseguido, el mundillo del cine había puesto una pica en Flandes. ¿Qué habrá argumentado Resines para que alguien con la manumisión indumentaria de Pablo Iglesias se haya presentado en la gala de los Goya como un pimpollo? El poder del cine.

No les atosiguemos. Son humanos. Que respiren. Pero estemos vigilantes, eso sí, recordando la conclusión a la que se llega en la magnífica película de Billy Wilder “Con faldas y a lo loco” cuando Daphne le dice a Osgood "No me comprendes, Osgood. Soy un hombre" y Osgood contesta - "Bueno, nadie es perfecto".









DINOSAURIOS


Los Aranda son una tribu que habitan en el centro de Australia, donde los viejos gozan de un gran prestigio y bastante autoridad. Cuentan que un viejo chamán llamó a su heredero para explicarle porque debería respetar a sus mayores. Como el heredero planteaba dudas, el viejo le dijo -Te contaré una historia que ayudará a que lo entiendas.

Hubo una vez un mundo antediluviano gobernado por dinosaurios. Todos eran colorados, pero de diferentes pelajes. Convivían, el jefe González-saurio de gran inteligencia y carisma, el Guerra-saurio, sibilino y velado, el Leguina- saurio concienzudo y minucioso, el Rubalcaba-saurio astuto y ladino, y muchos más. Se mantuvieron casi quince años en el poder, hasta que un día apareció otro dinosaurio, este de color azul, que con un verbo desconocido y profiriendo máximas del estilo de “váyase Sr. González, váyase” acabó con su hegemonía. Aun así, pudieron compartir la tierra, turnándose en el poder. Ahora el dinosaurio Rajoy-saurio, insulso y templado, mandaba con poca holgura. 

Aquellos dinosaurios desgastados se fueron a casa y como cualquier retirado, fueron condenados a mirar obras y a dedicarse a la bolsa. Pero habían dejado tras de sí la paz.

Sus herederos fueron trampeando como pudieron los envites de la historia, hasta que un nuevo espécimen de la raza dinosaurio, el Sánchez-saurio, colorado, pero con pintas en el lomo y gran ambición llegó al poder y pretendió gobernar a los dinosaurios. Pero ¡oh! No lo tuvo fácil, ya que de pronto se observó que un nuevo meteorito estaba presto a impactar. Llevaba coleta y se llamaba como el primer dinosaurio. 
Los otros dinosaurios le aconsejaron pactar con los que antes compartían la tierra, pero éste se negó en rotundo, poniendo en peligro la paz tan dolorosamente ganada. 
Tuvieron que ser aquellos viejos dinosaurios, quienes renaciendo de sus cenizas, volvieron a la arena, ahora con gorras, bufandas y achaques, presentando ante el comité de dinosaurios un manifiesto en el que decían no estar de acuerdo con lo que estaban haciendo los nuevos, y que de seguir así, actuando únicamente con un criterio personal, podían volver a desaparecer. 

Los nuevos dinosaurios, en un acto de soberbia infinita, no admitieron sus consejos, diciéndoles que una vez fuera de la manada ya no tenían nada que escucharles. Algunos se atrevieron a llamarles despectivamente ¡dinosaurios! Ya preguntarían, de ser necesario, al resto de los dinosaurios a la manera de cualquier democracia participativa.

Finalmente, el Rey, máximo dinosaurio, tuvo que decidir si la opción de Sánchez-saurio podía prosperar, pero la sociedad quedó seriamente tocada. Los problemas fueron infinitos y la nueva especie acabo fagocitando a la anterior. 

El chamán respiró profundamente y dijo al heredero ¿Has entendido lo que te he contado? ¿Has entendido porque hay que respetar a los mayores?, a lo que éste contestó: Ya. ¿Y si no, qué?

lunes, 1 de febrero de 2016

ÓRDAGO A MAYOR.

Vaya órdago que ha lanzado Pablo Iglesias a Pedro Sánchez, a propósito de su autonombramiento como vicepresidente del gobierno y el ascenso al ministerio de media docena de sus acólitos. Como garante de algún hipotético pacto de honor entre su partido y el PSOE, aprovechó que Sánchez no pasa por sus mejores momentos, para endosarle directamente un gobierno “vicepresidido” por él y con las seis carteras más importantes para los de su guarnición. Todo un ejemplo de caudillismo basado en mecanismos informales y difusos.

El caso es que el ínclito Sr. Iglesias sale de la reunión con el Rey y en una gran jugada de populismo, le dice a los periodistas que allí congregados, esperaban algún bombazo: “Le he dicho (al Rey) que…y me quedo con las carteras de….” Hágase. Un paripé similar a las parlamentas que grandes caudillos han endosado a sus ciudadanos en días templados. “Hágase esto. Exprópiese aquello”. 

Si Iglesias se lo dijo (o no) al Rey, lo sabrá el Rey, pero en una rueda de prensa marcada por la sonrisa y la autocomplacencia, marcó las líneas por las que se va a regir la “nueva política” cuando se apruebe el pacto con el PSOE de Sánchez. Luego la foto. Rodeado de su gobierno en la sombra qué, con cara de satisfacción, aceptaban explícitamente tal honor, con la única excepción del bebé de la señora Bescansa a quien, por la informalidad del acto, no se hizo exigible su comparecencia. No tardará. 

No se le puede negar que tiene desparpajo y que le sobra autoestima, pero tampoco se puede negar que su actitud parecía más la de un castizo hablando con su churri que la de un buen político resumiendo lo tratado con el Jefe del Estado. Parecía estar oyendo a un chulo de los que aparecieron en el siglo XIX en el casticismo madrileño y que representan a la casta a la que tanto desprecia. Yo llego, abro la boca, exijo y mando y no se hable más. 

Si lo que quería con esa majadería era empurrar a la gente del PSOE y con ello a sus viejos pilares, lo ha conseguido. Aunque el pobre Pedro, boquiabierto, no ha sabido que decir, en su defensa ha salido la vieja guardia del partido: Felipe, Leguina, Corcuera, Guerra, Rubalcaba…, a dar cumplida respuesta a tamaño órdago. Ahora bien, cualquier buen jugador de mus sabe que para echar órdagos se tiene que estar bastante desesperado o no llevar nada, y también sabe qué el postre nunca se debe tirar un farol. 

Aconsejémosle estar atento, no sea que algunos de los votantes de Podemos, que lo hayan sido por haber creído en sus promesas, sin populismos ni caudillismos, creyéndose las palabras suaves y bien cuidadas de sus dirigentes, no estén de acuerdo con ese tipo de postulados que no sirven más que para atraer inconformes a sus filas. 

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...