miércoles, 17 de febrero de 2016

SUPERMARIO.

Hace más de treinta años un video juego llamado Super Mario Bros nos acercó al conocimiento del mundo de los superhéroes. Supermario era un personaje que solucionaba problemas de fontanería y mediante la masiva ingesta de champiñones procuraba la vida y salud de la Princesa Peach. Hacía lo que debe forjar a cualquier héroe: recoger en sus súper poderes toda la fuerza y pasión irrogada a alguien que se dedica a proteger y servir. Luego, Mario desapareció de las pantallas y creímos que nunca más volveríamos a tener héroes. 

Tranquilos. Ahora, y sin necesidad de que lo haya fichado Stan Lee como uno más de los héroes de Marvel, un auténtico superhéroe ha llegado a la escena mundial ocupando el lugar dejado por aquellos. 

Efectivamente, un nuevo héroe llegado allende el Mediterráneo ha venido a dar un soplo de esperanza a nuestras maltrechas economías. Se llama Mario Draghi y es el presidente del Banco Central Europeo desde noviembre de 2011. 
Pero, ¿a quién defiende este nuevo superhéroe? Defiende a los hipotecados. Y, ¿qué es un hipotecado?, se preguntarán algunos. Pues alguien que, dada su penosa situación, no hace ni pie en la ducha.

Desde su llegada, ha determinado que trabajar el dinero no es algo que exija mucho sacrificio, por lo que después de haber abaratado su Euribor a niveles desconocidos, ha entendido que puede ser incluso negativo, o sea que, teóricamente, los bancos con esta nueva bajada deberán, (ojalá) pagar por entregar dinero a crédito, imponiendo a los super villanos (banqueros) unas obligaciones que antes no tenían. 
Por si acaso, al igual que los americanos postulan en sus billetes de un dólar “In god we trust”, nosotros confiamos en ti, y por eso suplicamos “cura ut valeas”: procura conservarte bien.

Supermario ha exasperado a propietarios y consejos de administración de los Bancos que hasta ese momento vegetaban pródigamente, viendo como el dinero prestado a los pobres hipotecados retornaba a sus manos con pingües beneficios. 
Pero cuidado, no nos anticipemos, pues como diría mi banquero -cuyo anillo pastoral beso solemnemente- queda la pequeña cuestión de lo que los bancos llaman el diferencial en el cual, ni siquiera un héroe puede entrar y que viene a ser el beneficio que se irroga el banco a sí mismo por el mero hecho de tramitar los créditos. Hasta ahora, padecíamos unas medias en torno al 0.50% sobre lo prestado. Una pasta cada año. Ahora, es de esperar que, consecuencia de las actuaciones del héroe, a poco, lo tengan que subir para compensar las ¿previsibles pérdidas? 

En fin, aun así, seguirás siendo mi héroe, Mario y por supuesto me reafirmo en lo que Bogart en su papel de Rick Blaine dice al comisario Renault en Casablanca: "presiento que este es el comienzo de una gran amistad".







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