miércoles, 30 de diciembre de 2020

¿UN AÑO PERDIDO?

 

Por fin, pasado mañana será el último día de 2020 que, si nada cambia, celebraremos con restricciones, limitaciones, prohibiciones… es decir de pena. Las noticias del año deberían ser sobre lo que hemos conseguido o logrado, pero si echamos la vista atrás lo único que recordamos es lo que hemos perdido. Reuniones familiares, deporte, olimpiadas…, así que es difícil encontrar las grandes noticias que nos haya aportado este año que nos deja. Sólo encontramos COVID 19.

A quienquiera que le preguntes te dirá que este año debe acabarse cuanto antes, que ha sido un annus horribilis o que ha sido un año perdido. No tengo dudas sobre lo primero o sobre lo segundo, pero sí sobre lo tercero.

Comenzamos el año con la esperanza de que el 2020 fuera algo diferente por aquello de que el numero era bonito y que, interiormente, siempre buscamos la relación de algún número con la realidad. Como cuando la Guerra del Golfo en 1991 con la implicación de España o el temido año del “Efecto 2000”. Aunque, luego, como en la Lotería del Gordo o la del Niño, nada tienen que ver los números bonitos con los que luego tocan.

Pero no todo pueden ser malas noticias. La humanidad, que ha sido capaz de crear un virus letal que ha puesto en peligro su propia subsistencia, ha sido capaz, también, de crear en tiempo récord una vacuna para su curación. Esto nos llama a la esperanza de que cualquier enfermedad que podamos padecer, solamente necesita un ingrediente básico para poder focalizar su curación y no es otro que el dinero. Parece mentira, pero aun cuando las grandes multinacionales farmacéuticas estén deseosas de poder vender sus productos y además de poder tener un éxito sobresaliente en cualquiera de sus investigaciones, no está claro si invierten lo suficiente en ciertas medicinas para que el mundo pueda vivir un poco mejor. El cáncer, el ELA, el párkinson…etc.

Estos deben ser los sucesivos retos para el año 2021 y siguientes, y ese debería ser nuestra imagen y guía para los próximos años.

De esa experiencia debería nacer una sociedad nueva que nos hiciese más solidarios y responsables, pensando que las pérdidas materiales volverán y aceptando que todos aquellos que no han podido aguantar su tirón o su fuerza y se han ido como consecuencia de este maldito virus, son los héroes que debemos llorar y recordar.

Somos conscientes de que este año 2020 ha sido muy raro y que nos ha dado gran cantidad de problemas, así que, a falta de otros argumentos, miremos adelante y pasemos por el filtro de las vacunas.  Mahatma Gandhi nos lo adelantó: “El futuro depende de lo que hacemos en el presente”. Feliz año 2021.

DIECISIETE NAVIDADES DIFERENTES.


Pues si amigos, sí. Aunque pensábamos que 2020 no tendría nada bueno, que casi así ha sido, su liquidación traerá consigo algo que necesitamos: una Navidad más y de regalo de Reyes, la deseada vacuna.  

2020 va a tener Navidad, luces, en algunos lugares mejores y en otros un poco más flojas, cenas y lotería e incluso podremos, casi seguro, reunirnos con algunos contados familiares y pasado mañana cantar villancicos con mascarilla y a distancia. Todo casi normal, pero con precauciones para que la temida “tercera ola” de la pandemia nos dé un margen de apertura que nos permita ver a nuestros familiares y poder salir a la calle a tomarnos un pincho o unas bravas con la consabida caña en estas fiestas tan emotivas.

Pero, estando en España, país diferente donde los haya, estaremos permanentemente amenazados por la incertidumbre ya que, a cada cierto kilómetro de distancia, de una Comunidad a otra, es decir, cada vez que salgamos de la propia y nos metamos en la ajena, podemos estar teniendo determinados derechos que en la nuestra no había o contraviniendo ciertas normas.

Y, se preguntará el lector, ¿cómo es esto? Pues, fácil. Todo depende de su presidente o de lo que esa Comunidad Autónoma haya decidido, ya que el Ministerio de Sanidad y el gobierno, han dejado vendidas a las Comunidades dándoles autorización, por medio del consabido Real Decreto, para decidir lo que es o no es pecado. O sea, poner sus propias normas en su Comunidad, sin observar que los españoles, tal y como dice la Constitución, somos iguales ante la ley y por lo tanto debería ser el propio Ministerio quien hubiera dado las normas más o menos rigurosas para que todos hubiéramos tenido una Navidad similar. Las diferencias en horarios, grupos de personas y allegados, diferentes posibilidades de cantar villancicos o forma de brindar hacen que podamos estar en una Comunidad haciendo algo tan ricamente y pasar a la de al lado y estar contraviniendo absolutamente las normas más elementales.

Eso sí. Explicaciones, las justas. Es lo que tiene el salto de mata. Incluso el presidente del Gobierno aquejado de un oportuno contagio, ha decidido confinarse y desaparecer unos días para no tener que salir a la palestra y explicar porque Aragón tiene unas normas y Galicia otras.

En fin, como no todo deben ser quejas o protestas, seamos positivos y aceptemos como una gracia que la pandemia nos haya dejado este leve margen para disfrutar de estas Navidades. Hagámoslo y esperemos que el próximo año las podamos celebrar en mejor situación y sobre todo con mucha más confianza. Suerte con la lotería y feliz Navidad a todos.


CARMEN DE ESPAÑA.

 

España siempre ha dado de sí grandes mujeres que han sabido llevar el nombre del país por allá donde quiera que han ido. Literatura, política, música, investigación, variedades, televisión… Por unas u otras razones, han acabado recibiendo el apelativo de “de España” dejando una estela de esplendor y lucimiento, envidia de naciones y culturas. Muchos ejemplos, lamentablemente no todos, puedo aportar, representativos del anterior apelativo: Carmen Laforet, Sevilla, Machi, Campoamor, Amaya, Martín Gaite, Maura… hasta Carmen de Mairena. Todas ellas orgullo de España.

Pero como hasta en la mejor cesta podemos encontrar impurezas, ahí nos hemos encontrado a Carmen “la de Cabra”. Vicepresidente del Gobierno y anteriormente ministro de Cultura y de Igualdad y personaje que habiendo podido ser alguien, no es más que un exiguo y bamboleante muñeco tentempié a favor de su solemnemente pomposo jefe.

Ella, que lleva con orgullo ser una persona subordinada a otra de la que parece inseparable, confirma el término adlátere, al que José María García dio vida, ratificando que cualquiera sirve para “jesusera”, abraza farolas u ocupar la posición de vicepresidente del gobierno, con la única misión específica de tapar los agujeros que va dejando su jefe, por donde pasa.

Comenzó como Ministra de Cultura, con aquello de “Deseo que la Unesco legisle para todos los planetas” o “El cine ha perdido espectadores por culpa de la política hostil del PP”. Luego como feminista Ministra de Igualdad fue castigo y martillo para la RAE, creando términos gramaticales propios como la “expertitud”, o frases para el peor circunloquio: “Yo he sido cocinera antes que fraila”. Como vicepresidente ha hecho grandes favores a la causa de su jefe por medio de ferviente apoyo a cualquiera de sus ocurrencias. Aquello de que el presidente ha tenido otra vida anterior en la que no era presidente y que lo dicho anteriormente no tiene que ver con lo que haga ahora, pretendiendo, además, convencer a los administrados de tal obtusa explicación, será objeto de estudio en las Universidades durante los próximos siglos.

Ella que hasta afiliarse en el PSOE Era independiente, no independentista, ahora celebra las palabras de Rufián sobre el tal paraíso fiscal de Madrid o aplaude los pactos que su jefe ha hecho con Bildu o con ERC. En fin.

Pero cuidado, ella que nunca llegará a ser Carmen de España, podría ser la próxima ministro de Interior o de Defensa. Así que, cantémosle aquellos versos de la famosa coplilla de Quintero, León y Quiroga “Yo soy la Carmen de España y no la de Merimé y no la de Merimé. Me han cantado en el teatro, lo mismo que a la Traviata, más le aviso a más de cuatro que voy a meter la pata…

 

EMÉRITO.

 

Cuentan qué en una celebración de carácter militar, el entonces Rey Juan Carlos acabó el acto y saltándose el protocolo, paseó por el recinto saludando a unos y otros. Dos de los presentes, uno militar y el otro un “melenas” de cultura supermoderna, esperaron su llegada con la mano extendida. Aquel Rey se dirigió directamente al “melenas” dejando al militar con un palmo de narices. Aquel primer Rey cercano, no distante y sí separado de la lejanía que supone ser súbdito, acabó llamándose “Campechano primero”.

Hace 45 años cogió un país cojo, tuerto y sin cerebro y por sus méritos consiguió que los padres y abuelos de todos estos que ahora protestan contra él y piden explicaciones, pudiesen vivir en un país de derechos y garantías, entre ellas la del derecho a la presunción de inocencia o la de que nadie, sin ser imputado o investigado, pueda hacérsele objeto de persecución.  

Pero él, que consiguió los mejores logros, estabilidad y honores para España, ha debido irse. Parece ser que consintió prebendas económicas por las gestiones realizadas. Puede ser. Los contrarios a su sistema de estado, incluso involucrando a su hijo en este lío, dicen que se ha marchado huido y que por ello la Casa Real deberá dar explicaciones. Un mérito si tenemos en cuenta su inviolabilidad o su falta de imputación o investigación.

Lo cierto es que, errores sí ha cometido. Algunos de alcance, otros de concepto, otros de bulto. Pero ¿quién no?  Le han pedido explicaciones y él ha pedido perdón, algo que no ha hecho ni el más progresista de los sobrados presidentes o vicepresidentes del gobierno que han gobernado España por más que hayan organizado pirulas de las gordas. Los más voraces vocingleros, exigentes de aquellas explicaciones, sin pensar que muchos de los que braman están incursos en la misma problemática, en un amago de democracia exigen su cabeza, empeñados en que pague por sus actos, ya con su ruina la política o poniéndonos soviéticos con su apaleamiento público. Todo vale, sobre todo teniendo en cuenta que la coalición de gobierno, por poner un ejemplo, ha mentido, engañado, estafado, burlado la ley... y aquí no ha pasado nada. De esos vaivenes casi nada ha trascendido. Más bien, pudiera ser que tal persecución tenga algo escondido y oculto que pretenda dirigir la mirada del público hacia esta parte evitando la atención en otros circos de mayor calado.

En fin, no sé dónde estará, pero he recibido un WhatsApp con cuatro Reyes Magos camino de Belén. El cuarto aparece como si se hubiera colado ahí de rondón. Los otros tres lo miran como diciendo “vamos, no te quedes atrás”.

LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE.

 

La trilogía Millennium, del malogrado Stieg Larsson, describió las azarosas peripecias de Lisbeth Salander, extraña heroína que sufría los reveses de la famosa saga.

La primera novela, “Los hombres que no amaban a las mujeres” tenía un título significativo. La segunda se tituló “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”, título también revelador y la tercera “La reina en el palacio de las corrientes de aire” presenta a la protagonista siendo, finalmente, ella misma.

Según entraba en el meollo de la intensa trama, me sonaba cercana la situación actual de nuestra política patria con el proceder del presidente de Podemos y vicepresidente del gobierno. La similitud entre éste y las novelas de Larsson, no deja de ser cuando menos, llamativa.

Comenzó su andadura como macho alfa, fantaseando con dar latigazos a Mariló Montero. Su entrada en política cubrió de pequeños incendios aquel ámbito en que se desenvolvía: el Parlamento Europeo, relaciones con Venezuela, idilio con sus peculiares “amigos” etc. Se diría que las similitudes acababan en ese segundo libro, pero no. Es el tercero el que marcó la pura y dura realidad.  

Después de conseguir contra todo pronóstico un maridaje con Sánchez, que se presume eterno, y que ha servido para continuar su propia revolución permitiéndole hacer lo que le surja de las gónadas, al igual que en “La reina…”, se comporta como si fuese, efectivamente, lo máximo dentro de palacio, dentro de la convulsa política sin que puedan perturbarle las corrientes de aire que intente poner a su lado, cualquier soporífero presidente.

Se pretendían aprobar los PGE, así qué adecuando la situación a sus mejores intereses, ha pactado con quien le ha parecido mas afín a sus predicamentos: ERC, Bildu…etc. Eso sí, eliminando de ese pacto al molesto Ciudadanos.

Hubo de acompañar al Rey en un viaje a Bolivia y más parecía que era el Rey quien iba de acompañante. El presidente “olvidó” invitarlo a la reunión que gestionaría los miles de millones del fondo europeo y enseguida le recriminó airado, consiguiendo que aquel reculara. Está en todo.

Desde aquellas tiendas de campaña en las plazas mayores de pueblos y ciudades hasta el “casoplón”. Desde la vida en Vallecas hasta poner contra las cuerdas al gobierno estatal. Desde pactar, en plena pandemia, con sus “amigos” una Ley de Educación disgregadora, la penúltima subida de impuestos o la pretensión de modificar la política fiscal de toda España para esquivar Madrid, siempre ha llevado la lata de gasolina en mano, incendiando aquí y allá cualquier objetivo en contra de sus propios intereses. Si Larsson hubiera necesitado inspiración para el personaje de Alexander Zalachenko, no creo que pudiera encontrar mejor ejemplo.

sábado, 28 de noviembre de 2020

EL EQUILIBRIO DEL TREN 24-11-20 DEFINIENDO OPOSICIÓN.

 


Mi querido D. José me ha vuelto a ilustrar con sus reflexiones que, como siempre, no tienen desperdicio posible, así que paso a reproducirlas:

“Últimamente rumio acerca de la conducta suicida, torticera e incluso inmoral de la gente que compone las instituciones que, suponemos, dirigen los designios del país. Me refiero a ese empecinamiento de los que ocupan un escaño ajeno al partido gobernante por dinamitar cualquier iniciativa de quien, en ese momento gobierna. No sé, quizá pudiera deberse a un matiz o una cuestión semántica. Me explico. Quien no está en el gobierno está en la oposición, así que moralmente está obligado (risas… por lo de moral) a actuar como tal; es decir: oponerse por sistema a todo lo que disponga quien gobierna, sin importar si actuará igualmente cuando pase al otro lado. No pasa nada. Lo importante es honrar la etiqueta de “oposición” y poner todo el empeño posible en destrozar cualquier propuesta del gobernante, independientemente de su sensatez, procedencia o, todo lo contrario.

El NO a las ocurrencias del gobierno de turno, debe procurarse con saña y de manera contumaz. Que se note el cumplimiento de su sacrosanto designio. No importa que haya cosas y ocurrencias a las que decir “sí”, que también habrá. Pero, esa es otra historia.

¿Y el color político? Ahí todos están de acuerdo (lo único en que muestran acuerdo). Da igual quién esté ahora en el gobierno o quién estuvo antes. Quien no gobierna se opone. ¡Porque sí! No es más que una etiqueta o coletilla propiamente dicha, sin afectarle cuestiones de idiosincrasia nacional, de temperamento meridional o carpetovetonismo. El paripé debe continuar.

Pero, ¿y sí los opositores fuesen simplemente Diputados, Equipo B, Segundo de a bordo, Alternativa, Congresista…, o incluso “Supervisión y Control”, como las estaciones de ITV (¡Oh, qué casualidad… estos también cobran por hacer un paripé!) No sé…, pero deberíamos molernos un poco los sesos para encontrar un término menos belicoso y pensar que estando en el mismo barco, necesitaríamos remar en una misma dirección y acompasadamente. Hacerlo en diferentes sentidos solo sirve para ir a ningún lado… o para estrellar la nave contra las rocas. Para eso casi es mejor la deriva directamente: saldría más barato y nos ahorraríamos bochornosos espectáculos.

Es evidente que no podemos estar de acuerdo en todo. Pero la actitud inicial debería ser buscar el consenso y el bien común. En el fondo todos sabemos qué está bien y qué mal, sólo se trata de ver la manera de enfocar lo mejor para todos y dirigir hacia ahí los esfuerzos. No hacia el escupitajo y la cara de perro.”

Como siempre D. José, una excelente teoría para una complicada puesta en escena.

sábado, 21 de noviembre de 2020

EL EQULIBRIO DEL TREN: 27/10/2020 MOCIÓN EN RUE DEL PERCEBE, 13.

 

Ya conocíamos el resultado, así que sólo cabía la duda sobre los apoyos que conseguiría Abascal. Dudábamos sobre sí el PP apoyaría esa moción. No estaba claro. Pero ya es sabido que las mociones de censura las carga el diablo y así lo hemos visto.

La moción de censura “constructiva” de Abascal solicitada con todas las garantías, no tenía viso alguno de prosperar, ni más recorrido que dar a conocer a su gente, coger cuota de pantalla y “share”, y explicar al público en general que Vox no es la derechona terrible que viene a quitar la piruleta a los niños o a inaugurar pantanos.

Eso sí. Recordarles que el Gobierno actual es lo peor o que su presidente había mentido a Europa, a España, a los españoles, a los votantes del PSOE…

Todos en el hemiciclo se veían dispuestos a arremeter contra aquel “ultra”, pero Abascal estaba tranquilo. Sabía que perdería la moción, pero, esperaba un apoyo de PP y Ciudadanos, que le haría salir airoso. Abascal calculó mal. No contó con que Iván aconsejaría al presidente: “hay que achuchar al PP para que voten en contra”.

Así ha sido y Casado representando al moroso del ático del edificio de Rue del Percebe 13, llevado por la centralización que le viene acosando durante los últimos tiempos, dio el discurso que marcará el resto de su caminar político: “Hasta aquí hemos llegado. Nosotros somos el centro y ustedes la “derechona” más recalcitrante y con ustedes no vamos a ninguna parte”. Nadie dude que hasta Abascal tiene su corazoncito. Quizá no tenía claros los apoyos, pero seguro que no esperaba esas palabras de desprecio.

Con esa maniobra marcando la diferencia con Vox, Casado no ha perdido nada y, sin embargo, Vox no ha ganado siquiera el pataleo de romper los apoyos otorgados al PP en Andalucía, Murcia o Madrid, pues pasarían al PSOE y su propia parroquia no se lo perdonaría.

Ahora bien: ¿Qué dirá la parroquia del PP sobre semejante jugada? Cambiar un apoyo de 52 votos por el centro político. O las preguntas que se estarán haciendo los inquilinos de Génova 13: ¿Pensamos igual que el gobierno? ¿Estamos en la misma línea que los partidos que votaron la destitución de Rajoy? ¿Hemos roto con Abascal, pero nos hemos abrazado al PSOE y resto de concurrencia? ¿Debemos preocuparnos?

Ver a Sánchez con sonrisa del tendero Don Senén de Rue del Percebe 13 vendiendo a Casado la reparación del Consejo General del Poder Judicial, que ya le venía obligado por Europa o ver a Iglesias con cara del sastre del segundo derecha aplaudiendo el buen hacer de Casado, más que alivio les habrá dejado bastante preocupados.

EL EQUILIBRIO DEL TREN. ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

 

Por fin parece que vamos a tener presupuestos. Un gobierno que se 

precie no puede, perdón no debe, estar gobernando con unos presupuestos procedentes de la más rancia derecha y mucho menos durante más de tres años.

Necesitaba aprobar unos presupuestos progresistas que aumentasen el condumio del Ministerio de Igualdad o porque los Montoro´s eran unos presupuestos facha. Daba igual. Cualquiera sería motivo más que suficiente para manipular las acciones vislumbradas en el panorama democrático y aprobar los PGE de una vez por todas. Y eso es lo que se ha hecho. Ha habido que pactar hasta con el diablo para que saliesen adelante, pero saldrán. No importa que los apoyos hayan sido de grupos minoritarios o casi sin representación. Ya adelantó el reconocido autor Pedro S. en uno de los capítulos más interesantes de su reputada obra “Manual de resistencia”, que el fin justifica los medios. Máxima atribuida, por igual, a Maquiavelo y a Napoleón Bonaparte en “El príncipe”. Y ahora él. Fíjate tú. ¿De qué se trata? ¿De aprobar los Presupuestos Generales de un estado en el que no creen? No importa. Tira y apruébense.

Pero, ¿Y el coste real para el españolito de “a pie” por esos apoyos? Piden acercamiento de presos de cualquier colorido, presentar ante las Cortes una nueva Ley Educativa que consiga que el español deje de ser la lengua vehicular en Cataluña, la derogación de la educación concertada o la eliminación de las escuelas de Educación Especial… Piden olvidarse de rebeliones y recortar las sediciones, exteriorizar dolor de corazón por fallecimientos equivocados… Tranquilos. No es más que un intercambio de cromos. Ha conseguido los votos necesarios para pasar la criba del Hemiciclo, aun cuando haya soslayado a España y a los españoles.

Esos votos favorables, necesitados urgentemente de blanqueamiento, precisaban apoyos inmediatos así que, los ministros del ramo han pasado por taquilla y por las televisiones “progresistas” y mientras aprovechaban para tildar de fachas a la “derechona” por estar en contra de tales pactos, juraban y perjuraban sobre sus bondades democráticas, sin decir una palabra sobre su coste o montante político y económico. Como dijo Göbbels, “una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en una verdad”

Algunos presidentes socialistas de Comunidades Autónomas, anonadados, se quejaron amargamente, incluso en directo, de la gravedad de la situación otorgando el marchamo de pactos antidemocráticos a esos acuerdos de gobierno. Incluso el presidente de Extremadura dijo aquello de que “le entraban ganas de vomitar al ver esos pactos que había hecho su PSOE”, pero…, igual que el resto acabó envainándosela y dando prioridad a conservar el culo al asiento. En fin. Si sirve de consuelo, decir que, en eso del vómito ha tenido mucha gente a su lado.

domingo, 15 de noviembre de 2020

EL EQUILIBRIO DEL TREN. ALGUNOS PEQUEÑOS PROBLEMAS.

 

Pues si señores, pues sí. Esto es un sin vivir. Entre tantos problemas existentes con la forma de gestión del virus, con el apuro que tienen las Comunidades Autónomas para saber si cierran o no sus fronteras o si los Ayuntamientos pueden pasarse del máximo de gasto permitido y poder poner alguna que otra rotonda más, uno ya no sabe sobre qué escribir.
Quizá podría divagar sobre el nuevo órgano de censura creado por el Gobierno, que dirá qué es verdad y qué es mentira, controlará la libertad de expresión y a los medios de comunicación. O escribir sobre lo poco que éstos se quejan.
También sobre la mentira y el “trumpismo” que habita en la Carrera de San Jerónimo que se traspasa sin más a Comunidades y Ayuntamientos. Quizá sobre Ciudadanos aprobando los PGE con ERC. O sobre el ligero asuntillo de poner como idioma vehicular el catalán en Cataluña, distinguiendo al presidente postrado de hinojos ante Podemos y toda la cuerda en que se apoya en el Congreso.
Podríamos discernir sobre el avance de la pandemia, el cierre de la hostelería o el nuevo presidente USA. Del rechazo en el Congreso de los Diputados a elevar las penas contra los ocupas. Del CIS, del CNI, del control de Hacienda o del nuevo jefe de la Benemérita. Pero no. Quizá sólo sean pequeños problemas que afectan a unos pocos.
Ha surgido entre los usuarios de Facebook una duda respecto a la forma en que esta empresa controla los amigos que cada uno puede tener y sobre todo a quien le envía las cosas y cuantas veces se pueden reenviar. Mark Zuckerberg, esa especie de visionario que ha conseguido unir a más de 2.700 millones de usuarios activos mensuales en su red, ha logrado cabrear a tirios y troyanos al pretender manejar a las personas o por lo menos intentarlo.
Para ilustrar al lector, decir que en el “face”, uno hace amigos y les puede mandar “cositas” y si al receptor le gustan, puede poner un comentario o un “me gusta: like”. Parecido al WhatsApp. 
Así, la aplicación ha conseguido ser responsable de infinidad de inquinas y antipatías al limitar las capacidades de sus usuarios consiguiendo que los “likes” y comentarios sean siempre de las mismas personas. ¿Dónde estarán mis ocho mil amigos? Se preguntan los usuarios. Es triste alcanzar un montón de amigos y solo unos pocos, alrededor de 25, estén autorizados a ver las publicaciones. Esto no deja de ser más que otro miserable control sobre los usuarios. Alguno dirá que no le importa este asunto, pues no tiene “face”. Cuidadín, Zuckerberg también es el dueño de Instagram y de WhatsApp .

sábado, 7 de noviembre de 2020

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN APLAUSOS Y TRAGADERAS


Aplaudíamos a quienes considerábamos responsables de habernos puesto cura y mantenimiento a los graves problemas que había dado el dichoso COVID. Al principio sólo ellos: los sanitarios. Pero al fin, vimos que había más. Acabamos aplaudiendo a los comerciantes, a los hosteleros, a las limpiadoras, a las cajeras de supermercados, a los vigilantes jurados, a los soldados, policías, funcionarios de prisiones etc. etc. etc. Parecían estar todos. Pero no amigos. No. Quedaba un colectivo olvidado y también merecedor de aplauso.

No son otros que los políticos de segunda, los regionales, provinciales, locales… Aquellos que deben agradecimiento a los vecinos que les han votado, pero también al partido que les mantiene con el culo al calor. El mismo partido que espera de ellos cualquier tarea gorda.

Presidentes de CCAA que no reclaman al gobierno cuando saben que los PGE van a ser menores o incluso perjudiciales para su Comunidad o que antes de hablar miran de soslayo a Madrid solicitando la venia, evitando criticar a su dios.

Aquellos políticos de partido, de pequeños pueblos y ciudades, correveidiles, jesuseros, gente que alaba la postura de cualquiera que viene de Madrid. Gente que, a poco, defiende posturas insostenibles sobre la nueva igualdad o aplaude la gestión triunfalista del presidente del gobierno por el negligente tratamiento en la gestión de la pandemia dando su perdón tácito por las malas críticas recibidas.

Aquellos que sin discutir en ningún momento los pactos de gobierno que haya podido hacer su partido a la hora de afincarse en el poder, no ponen el grito en el cielo exigiendo que sus prebendas pasen por ser las suficientes para regir a unos ciudadanos necesitados de gobierno y mando. Incluso los que aplaudiendo la irresponsabilidad que supone en tiempos de crisis el planteamiento de subidas de sueldo, llegan a obviar la necesidad de sostener, para ciertos políticos, el mantenimiento de fuerzas de orden público para evitar que le salgan caceroladas en la calle.

Quienes no discuten hacia qué lado debe ir la tendencia de una moción de censura ni comentan con quien se ha llegado a las mayorías necesarias para ganarla, aplaudiendo que su propio partido pacte con aquellos otros que han pretendido romper el resto del país.

Churchill, dijo aquello de que “la política hace extraños compañeros de cama”. Sí, pero no va de esto. Se trata de tragar, no sea que desde el propio partido se entienda que no eres persona suficientemente afecta y de una patada en el trasero te pongan en la calle. Como diría el gran Chicho, no son más que pequeños sufridores merecedores de aplauso que se han ganado con creces, mantener el culo al asiento.


lunes, 26 de octubre de 2020

EL EQUILIBRIO DEL TREN CARRETERAS DE GALICIA.

 

Después de bastante tiempo he vuelto a Galicia y me ha emocionado su evolución. Coges la autovía de León (toda una delicia), para luego entrar en el peaje de León-Astorga (una cara delicia) para llegar a Pereje y pensar en lo que había y en lo que hay. Aquellos primeros viajes a Burgos. Primero santiguarse y bendición papal, para que las once horas de éxodo desde La Coruña no fuesen eternos. Para que aquellos casi seiscientos kilómetros de carretera sin un metro de doble carril o con un carril circulatorio absolutamente surcado por las rodadas de los camiones no te hicieran perder el frágil control. El temible Puerto de Piedrafita del Cebrero, auténtico matagigantes, rompe-motores…

“Su excelencia” no había tenido a bien invertir en la región que le había visto nacer y así nos iba. Bueno, parecido a otras regiones. Aquellas fechas… cuando los gobiernos de Suárez y posteriormente Felipe, dudaban en invertir en una antieconómica autovía de Madrid a Galicia, con tal obra de ingeniería civil que habría que acometer en el puerto de Piedrafita, con los taludes más altos de la red de carreteras de España. Otros más peregrinos, aseguraban la impenetrabilidad del Macizo Galaico o el indudable desplome de los puentes.

Las obras de la Autovía del Noroeste con sus enormes puentes colgantes entre grandes puertos de montaña, comenzaron en 1993, después de que el gobierno de Felipe se hartase de recibir exabruptos y quejas de un Fraga que se había empeñado en rejuvenecer los accesos a Galicia situándola en el mapa de Europa.

La tecnología fue más rápida que el saber popular y aquella autovía se construyó, aunque hubo que esperar hasta 2002 para ver funcionando sus últimos ocho kilómetros, que la colocaron como la obra de ingeniería civil de mayor envergadura económica de Europa. Había costado un millón y medio de pesetas… cada metro.

Aquellos puentes que rompían la armonía de los viejos montes gallegos, sufren el desgaste del progreso cargadas de tráfico, con miles y miles de vehículos cada día, que han hecho que el firme haya sufrido más de lo debido y estén absolutamente necesitadas de algo más que repasar chapa y pintura. Baches, parches y rodadas por doquier hacen absolutamente peligrosa la conducción e indecente la seguridad. La reparación es obligada y quizá alguien pensaría que esas infraestructuras dependen de las Comunidades Autónomas. No es así. Dependen del Estado español, concretamente del ministro de Fomento, extraviado desde que se subió al avión de la política cubana. La reparación deberá llegar ¿Cuándo? La respuesta será parecida a la que dio una “bruxa” gallega cuando le preguntaron cuando llegaría el AVE a Coruña: “hay, non che sei, neniño”.

EL EQUILIBRIO DEL TREN LA RESILIENCIA

 

Los presidentes del Gobierno ya nos tenían acostumbrados a la creación, novación o repetición de palabras o frases que, por desconocidas, no eran de fácil inclusión en el acervo coloquial de los ciudadanos. Así Felipe nos llevó al “obsoletismo”, Aznar al “mire usted”, Zapatero al “nohaycrisis” o Rajoy a los “chuches”. Se ve que va con el puesto.

El actual presidente, visto que la palabra “Valeria” no la había repetido lo suficiente durante la anterior campaña electoral, ha encargado a alguno de sus asesores la búsqueda de la palabra que dé significado a su mandato. Así, consecuencia del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, ha surgido la palabra. RESILIENCIA. 

Aunque en su larga exposición del Plan la pudo repetir, “ad nauseam” más de dos docenas de veces, sin embargo, no perdió ni un segundo en explicar al justiciable el significado de tal palabra.

Lógico. Suena bien, pero no es una palabra a la que se le pille fácilmente el intríngulis. Es decir, sin entenderla, puede ser un auténtico calvario, así que repetiré lo que ya dije en uno de los artículos del reciente mes de mayo.

La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o grupo para recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. Aquella capacidad que nos permite desarrollar recursos que se encontraban latentes y que desconocíamos hasta ese momento, haciéndonos recuperar el interés en las cosas.

Igualmente decir que es el poder de aguantar y afrontar la violencia del rayo o la dureza de la tempestad, llegando a desafiar los mayores inconvenientes con una sonrisa en la boca.  Resiliencia es lo que nos ha hecho aguantar sin despeinarnos, un virus asesino, un estado de alarma, casi tres meses de confinamiento afincados en el cristal de la ventana o las declaraciones del señor Simón.

Es difícil cargarse de resiliencia cuando te ves desbordado de gente fallecida, falta de sanitarios, falta de puestos de trabajo o de ayudas económicas. O cuando ves que mientras los contagiados crecían o los sanitarios suplicaban por equipamiento para salvar a las víctimas, los políticos cargados de mediocres frases o errores en los cálculos discutían por pequeños vicios como competencias autonómicas o la república, olvidando la misión para la que se les ha votado: buscar el bien común.

Eso es resiliencia, adaptación al medio, a esto y a lo otro, a la tormenta y al pedrisco y a lo que se nos mande. Pero creo que los políticos la traen de serie. El reto, cuando pasemos por un momento bajón o una pérdida de nivel de resiliencia, cogemos las maletas y nos vamos a La Toja.

miércoles, 7 de octubre de 2020

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN EL PACTO DE LOS BOTELLINES.

Cayo Lara fue un agricultor que, recogiendo el testigo de Llamazares que había dejado cómo unos zorros el anterior éxito obtenido por Julio Anguita en IU en 1999, predicó las bases que debería tener el partido: estar con la gente antes qué con los mercados, aumentar el empleo, Ley electoral más democrática, evitar la especulación urbanística que estaba llevando a cabo el PSOE… o marcando postura en cuanto a la falsedad del debate soberanista en Cataluña. Aquel partido, pretendía ser la imagen de aquellos otros ancestros del PC y resto de la izquierda tradicional que habían sido garantes de los acuerdos llevados a cabo durante la Transición para conseguir que la Constitución fuera una y prima. Cayo tuvo el desacierto de dejar aquel partido huérfano de una figura de alcance que continuara con la estela de su pasado democrático, momento aprovechado por Alberto Garzón que, en poco tiempo y ante la perplejidad de aquellos antiguos afiliados, concluyó que la izquierda tradicional de España, necesitaba unirse a Podemos.

Hace un par de años y después de asegurar en los medios que no se uniría a Podemos porque no estaba cómodo llevando sus siglas, se reunió con Pablo Iglesias, mediando unas cervecitas, en lo que se llamó “el pacto de los botellines” para alcanzar un acuerdo para la creación de una lista electoral conjunta de concurrencia a las siguientes elecciones legislativas. Es lo que tiene Iglesias. La gente dice que no le quiere, pero luego pactan con él. Aquellos acuerdos y pactos marcaron sus propios intereses, incluyendo la sumisa liquidación de aquellos antiguos votantes de izquierdas.

Correspondiendo a esa sumisión, ha alcanzado un poder absolutamente fuera de su alcance o un ministerio que nunca habría pensado conseguir. Pero claro, cuando pactas con el diablo, tienes que estar preparado para todo, incluyendo soportar un feroz ataque de Podemos para impedir que aspires a crear un poder propio dentro del partido. Viendo como le obvian y le hacen el vacío, ha visto como el pacto de los botellines se tambalea y aquella imagen cervecera sellando su acuerdo con Iglesias, ha desaparecido.

No obstante, él, como persona con gran ansia de poder, aun viendo que su posición no tiene muchas salidas, ha tomado la directa y se ha dirigido de cabeza contra las instituciones. El Rey, la Constitución, la monarquía…han sido tocadas sin aceptar que un miembro del Gobierno que ha jurado lealtad al Rey y a la Constitución, no puede estar al mismo tiempo en la oposición. El tiempo se lo cobrará. No sé de qué forma los antiguos comunistas aceptarían tales posiciones, pero lo cierto es, que con la que está cayendo, ahora no toca.

 


domingo, 4 de octubre de 2020

EL EQUILIBRIO DEL TREN: MORIR DE ALIPORI.

 

Como diría mi admirado juez Marchena, empezamos mal. Y digo mal, porque el título se refiere a un “palabro” sin uso muy corriente ni muy utilizado. Pero, no bufe el ávido lector, enseguida explicaré.

Según la RAE, alipori es simplemente vergüenza ajena. Es decir, aquel malestar sentido cuando alguien, incluso querido o cercano, desatina o hace el ridículo. Esa sacudida que te ataca cuando estás escuchando a alguien que, con toda su razón, está diciendo alguna majadería sin sentido. Incluso quien, dando explicaciones, te hace provocar rubor y bochorno haciéndote pensar cómo se sentirán los que oigan semejante chorrada. Aquel siempre recordado “relaxing cup of café con leche” de Ana Botella. Resumiendo, sufrir por lo que hacen los demás.

Lamentablemente los españoles padecemos una permanente situación de alipori al sostener unos gobernantes que nos dejan diariamente con el culo al aire, avergonzándonos con sus falsedades, falta de criterio, falta de preparación e incluso de cultura.

Aquí se presupone que el mero hecho de pertenecer a un partido ya otorga la fe pública o la preparación más absoluta para ser ministro, secretario de estado o cualquier puesto de honor. Más, en la práctica, lo único que supone es que carecen de vergüenza que les pueda sujetar en sus atrevidos instintos o sus osadas tendencias, no teniendo inconveniente en hablar para la galería con tal de dejar allí su poso o su pequeño grano de historia. Pero no es así. Existe el “qué dirán” o “qué pensarán”, pero nada. Aquí no tiene valor.

Qué dirán nuestros vecinos europeos al conocer que el Gobierno ha plantado al Rey (Sí. Jefe del Estado) no citándole para la presentación de la apertura del año judicial, por celebrarse en Cataluña. O, qué pensarán al saber que después de un larguísimo procedimiento penal ante el Tribunal Supremo, con condena por delito de sedición a los responsables, a menos de un año de la sentencia el presidente del Gobierno ya ha ordenado tramitarles el indulto. O cuando conozcan ese nuevo planteamiento del “lunes sin carne” ¡Qué vergüenza!  

Qué pensarán al ver cómo una mujer sin estudios conocidos, por el hecho de pertenecer al partido, predica en la tele sobre Derecho Comparado o modificaciones de Leyes Básicas del Estado. O sobre un concejal qué representando a su ciudad y oculto tras la mascarilla hace playback en inglés. O políticos con salidas de pata de banco como “…es usted un fascista” o “…cierre la puerta al salir”. Pues pensarán que es una vergüenza. Pero tranquilos. El alipori sólo nos afecta a los administrados. A ellos no. Recojamos la propuesta de Leo Harlem sobre que los mandatarios nunca deberían ser menores de cincuenta años. Así sea.

EL EQUILIBRIO DEL TREN: La despoblación rural.

 

Con la pandemia han surgido nuevos hábitos nunca soñados, pero también han quedado silenciados  proyectos iniciados, por aquello de que, lo más importante, siempre delante. Se hay quedado olvidado el tema de la despoblación rural.  

He tenido el honor de ser nombrado por la alcaldesa de Mazuelo de Muñó, Susana Pardo, parte del jurado de valoradores del II Concurso de Microrrelatos sobre despoblación rural, en general Castilla-León y en los pequeños pueblos de la zona de Muñó.

La selección de los participantes, en sus dos categorías, empezó allá por el mes de enero y las perspectivas sobre el éxito de la convocatoria no podían ser más halagüeñas ya que en pocos días se presentaron más de noventa aspirantes a ganar el primer premio del concurso.

En la primera, hasta 16 años, contra cualquier pronóstico se presentaron al concurso más de sesenta autores y de los mayores de 16 años, más de treinta. Muchos de la zona y otros de los aledaños del alfoz de Muño, pero todos ellos con la misma inquietud por el tema. Los concursantes deberían glosar lo que ellos entendían por despoblación y así ha sido. Me han dejado perplejo las iniciativas plasmadas en tan pocas líneas. Recuerdos de lo que ha pasado, la soledad de los mayores o pueblos despoblados o abandonados, unidos a ideas sobre lo que debería ser el futuro basado en una silenciosa protesta sobre lo que les ha pasado a estos, pequeños y no tan pequeños, pueblos de Castilla.

Por si fuera poco, el coronavirus vino a rematar el mal estado en que se encontraban estos pueblos acabando con muchas de las pocas perspectivas habidas o que se habían empezado a llevar a cabo para evitar su despoblación, incluso la del propio concurso de relatos que, a punto estuvo de desaparecer a la espera de una oportunidad mejor. Lo cierto es que supo llamar la atención y la ilusión vino a nacer dentro de la desesperación producida y unos pocos valientes han entendido la necesidad de la repoblación y utilizando la cultura como arma, se concienciaron de que ésta debería ser la clave de la solución. Ver como una de las premiadas leía su obra, de puntillas ante el atril, abre un camino a la esperanza. Hemos empezado bien.

Queda aprovechar el tirón y esperar ayudas que apoyen a pueblos como Mazuelo de Muño que, de momento, ha ampliado al doble, su población.

Quizá estas iniciativas y otras necesarias deberían seguirse en todos los pueblos de Castilla León y quizá éste sea un buen momento. Mirando a aquella gente animosa y preocupada por el futuro, me di cuenta que Mazuelo quizá se vacíe, pero tiene mucha vida.

sábado, 19 de septiembre de 2020

Casado y la procastinación.

Allá por el verano de 2015, y tratando el tema de la procastinación, en esta misma columna escribí que, el ahora expresidente Rajoy era un procastinador de tomo y lomo, entendiendo por procrastinar el retrasar sin causa, el diferir o dilatar o dejar de hacer lo que realmente debía hacer y, en su lugar, hacer lo que no habría por qué hacer. Era una mera consecuencia del derrumbe sufrido por su partido como consecuencia del resultado de los comicios de mayo, cuando se vio que toda la organización y él, el primero, habían fallado en cercanía, explicaciones y comunicación con los ciudadanos.

En aquel mismo artículo cité a un joven portavoz de campaña llamado Pablo Casado, en esos momentos un imberbe que acataba apresuradamente las disposiciones de Esperanza Aguirre y del que aseguré que su cara pronto daría mucho que hablar.

Así ha sido y cinco años después Casado es el gran jefe del principal partido de la oposición, líder de la derecha y amo y señor de todo lo que sucede en el Partido Popular. Desde sus inicios, su principal leitmotiv ha sido solucionar los grandes problemas que atenazaban a la derecha española, la regeneración del partido y su acercamiento hacia el centro político para poder empujar al PSOE y a Podemos hacia su lugar en la izquierda, ello sin olvidar la pandemia, la crisis catalana, los pactos electorales, los apoyos para formar gobierno, la nueva modernidad del partido o contrastar a su manera el acérrimo feminismo de la izquierda, ambicionando que el PP perdiese el marchamo de partido light.

No ha podido ser. La derecha de Casado procastina igual que la de Rajoy y sus deberes no acaban de cumplirse de la manera esperada por sus votantes.

Ni siquiera el desparpajo y desenvoltura de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP en el Congreso, ha sido suficiente para llevar al Partido por una nueva senda de modernidad. En cuanto ésta ha cuestionado al Partido, a la oposición o la pandemia, el miedo a ser llamado facha o heredero de la dictadura le ha sumido en una especie de mansedumbre que ha llevado consigo su destitución. Supongo que con eso habrá pretendido girar al partido hacia el centro político, aun a costa de perder a sus votantes liberales o a los conservadores más acérrimos que posiblemente harán engordar a Vox, que ya dispone de 52 diputados.

Estaba claro que Rajoy procastinaba, pero Casado se ha quedado en un admirador de la marmota Phil en Punxsutawney a la espera de que salga de su cueva y diga si la primavera llegará pronto o si el invierno todavía durará más tiempo.

jueves, 10 de septiembre de 2020

TÍTULO DE COLUMNA: EL EQUILIBRIO DEL TREN. PANDEMIA EN LAS AULAS.


Septiembre siempre ha sido un mes que nos despierta del sueño veraniego y nos abre una perspectiva de la vuelta a la normalidad.  El curso político, el escolar o la llegada del otoño son parte de ella. Pero este año, el covid, el largo confinamiento y la desescalada han modificado nuestras rutinas y hemos conocido nuevos factores.

Las mascarillas, que han venido para quedarse, las medidas de distanciamiento insuficientes o las vacunas que no acaban de llegar han redundado en una gran decepción con el gobierno de turno. Quizá los veintitantos ministros, cuatro vicepresidentes, no sé cuántos secretarios generales y demás mandanga, sean insuficientes para hacer frente a los coletazos, perdón rebrotes, de esta repelente pandemia, pero las pocas medidas tomadas, han resultado en su mayoría estériles. Bien es cierto que buena parte, consecuencia del poco rigor que ponemos los administrados en cumplir las normas.

Lo cierto es que no vamos a mejor y ver cómo, unos a otros, se tiran los trastos a la cabeza o se pasan la pelota no mejora las cosas. Ni siquiera el permanente lanzamiento de globos sonda o hacernos perseguir zanahorias para perder la vista de la realidad, lo arregla. El justiciable mira sin saber que hacer, cuando la solución a los grandes problemas entre diferentes Administraciones se resume en la delegación. El gobierno en las Comunidades Autónomas y éstas en los Ayuntamientos.

Véase, sin ir más lejos, el cuándo y cómo comenzarán las clases. Es un hecho que los colegios españoles no están preparados ni cuentan con espacio suficiente para mantener las medidas de seguridad acordadas por el Gobierno de turno. Han pergeñado infinidad de soluciones: clases online turnadas con presenciales, grupos de alumnos en tiendas de campaña en los patios o vaya usted a saber. Poco resultado.

Mientras los ministros de Educación o Universidades están desaparecidos, me han planteado una solución que seguramente sea acertada. Si los empresarios han resuelto el problema de la proximidad con mascarillas y mamparas, pues hagamos lo mismo y pongamos tres mamparas en el norte, este y oeste de cada pupitre donde se siente un chaval.

¡De dónde sacaremos el dinero para eso! dirán los políticos, tremendistas. Bueno, evitando polémica y salvando respuestas mucho más traumáticas, se me ocurre qué en todas las ciudades y pueblos del país se han cancelado fiestas, cabalgatas, marchas, carrozas, patronas, desfiles…, festejos, en fin, que daban lugar al recibo de la oportuna subvención o expendio por parte de la Administración pertinente y que este año se ha ahorrado. Que mejor destino para ese dinero que en la seguridad de los alumnos. Supongo que ese dinerillo no utilizado en esos eventos habrá quedado debidamente controlado ¿o no?

martes, 4 de agosto de 2020

EL EQUILIBRIO DEL TREN : VACACIONES RARAS.

 

Para el colectivo trabajador las vacaciones siempre son raras o como poco “rarillas”. Comienzan con las fiestas mayores, en que se relaja un tanto la disciplina laboral y empresarial, siguen con la aparición de los primeros calores y llegan a su clímax cuando la familia se dispone a cargar el coche con todo tipo de enseres para pasar una merecida semana al sol, sin hacer nada más. Las vacaciones ya se habrán programado y posiblemente pagado muchos meses antes con los ahorros sobrantes del año anterior, pero nada importa. Eso es una sagrada obligación que no se valora en dinero. Pues si queridos lectores sí. Estamos de vacaciones y aunque nos empeñemos en pasar un periodo de asueto lo más adecuado posible, sabemos lo que vamos a ver.  

Habremos cruzado toda España para ir a un par de sitios que se suponían turísticos y la verdad es que la pena con lo que realmente veremos, llenará nuestros corazones. Nos colmará la congoja, no, la tristeza de ver lo que éramos turísticamente hablando y en lo que nos hemos quedado por culpa de este maldito virus.

Veremos que en aquellas playas que antes todo el mundo abarrotaba y hacía colas por la mañana para colocar las sombrillas ahora hace colas para coger una parcela. Pero claro, la posesión de la parcela tampoco puede ser permanente, así que también habrá colas para hacer tiempo mientras sale el anterior. Quizá la gente previsora, sólo por el mero hecho de evitar contagios, no habrá querido ir a playas inmensas de grandes arenales y con la temperatura ideal, aunque sean las únicas que en estas fechas hayan podido conservar las lanchitas con pedales con tobogán, las motos de agua o el famoso plátano veraniego que tira a la gente cuando alcanza una cierta velocidad por el agua. O que decir de aquellas playas que antes tenían menos población. Ahora parecerán playas en auge.   

Desde el Gobierno nos lo han querido hacer ver como una cuestión estructural y favorecen el turismo cuidadoso, ya que es evidente que si no gastamos no invertimos y si no invertimos la economía no florece. La crisis y luego la economía se han cargado las expectativas de infinidad de veraneantes, por más que nos empeñemos. Por más que gastemos, el miedo está ahí. En cualquier supermercado, en cualquier gran superficie, en cualquier restaurante o chiringuito y por supuesto se notará en el veraneo. No obstante, dichosos aquellos que puedan hacerlo. La hostelería lo agradecerá.

Hoy, día de inicio de la temporada vacacional, me sobra confianza para saber que esto está en trance de desaparecer, pero no debemos descuidarnos. Felices vacaciones raras. Hasta septiembre.


MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...