Por fin, pasado mañana será el
último día de 2020 que, si nada cambia, celebraremos con restricciones,
limitaciones, prohibiciones… es decir de pena. Las noticias del año deberían
ser sobre lo que hemos conseguido o logrado, pero si echamos la vista atrás lo
único que recordamos es lo que hemos perdido. Reuniones familiares, deporte,
olimpiadas…, así que es difícil encontrar las grandes noticias que nos haya
aportado este año que nos deja. Sólo encontramos COVID 19.
A quienquiera que le preguntes te
dirá que este año debe acabarse cuanto antes, que ha sido un annus horribilis o
que ha sido un año perdido. No tengo dudas sobre lo primero o sobre lo segundo,
pero sí sobre lo tercero.
Comenzamos el año con la
esperanza de que el 2020 fuera algo diferente por aquello de que el numero era
bonito y que, interiormente, siempre buscamos la relación de algún número con
la realidad. Como cuando la Guerra del Golfo en 1991 con la implicación de
España o el temido año del “Efecto 2000”. Aunque, luego, como en la Lotería del
Gordo o la del Niño, nada tienen que ver los números bonitos con los que luego
tocan.
Pero no todo pueden ser malas
noticias. La humanidad, que ha sido capaz de crear un virus letal que ha puesto
en peligro su propia subsistencia, ha sido capaz, también, de crear en tiempo
récord una vacuna para su curación. Esto nos llama a la esperanza de que
cualquier enfermedad que podamos padecer, solamente necesita un ingrediente
básico para poder focalizar su curación y no es otro que el dinero. Parece
mentira, pero aun cuando las grandes multinacionales farmacéuticas estén deseosas
de poder vender sus productos y además de poder tener un éxito sobresaliente en
cualquiera de sus investigaciones, no está claro si invierten lo suficiente en
ciertas medicinas para que el mundo pueda vivir un poco mejor. El cáncer, el
ELA, el párkinson…etc.
Estos deben ser los sucesivos
retos para el año 2021 y siguientes, y ese debería ser nuestra imagen y guía
para los próximos años.
De esa experiencia debería nacer
una sociedad nueva que nos hiciese más solidarios y responsables, pensando que las
pérdidas materiales volverán y aceptando que todos aquellos que no han podido
aguantar su tirón o su fuerza y se han ido como consecuencia de este maldito
virus, son los héroes que debemos llorar y recordar.
Somos conscientes de que este año
2020 ha sido muy raro y que nos ha dado gran cantidad de problemas, así que, a
falta de otros argumentos, miremos adelante y pasemos por el filtro de las
vacunas. Mahatma Gandhi nos lo adelantó:
“El futuro depende de lo que hacemos en el presente”. Feliz año 2021.
No hay comentarios:
Publicar un comentario