Hace, ya, muchos años, tuve la fortuna de ser
invitado por la Discoteca “Sol Play Boy” de La Coruña a la presentación de un grupo
que, allende nuestros mares, estaba pegando muy fuerte. Además, asistiríamos al
sorteo de uno de sus singles que había sido número uno en Inglaterra, noticia
de gran importancia en la época.
En tiempo y forma nos presentamos una ingente
cantidad de personas que, al albur de la invitación, allí nos habían citado. El
grupo en cuestión se llamaba Queen y estaba formado por un astrofísico
melenudo, un dentista, un ingeniero electrónico y un cantante con los dientes
hacia fuera. La propaganda comercial había sido brutal. Nadie con unos mínimos
conocimientos musicales podía permitirse el lujo de dejar de conocer a aquel
grupo que cantaba con algo de falsete y que sonaba de una forma que parecía de otra
época. Aquel estilo se vino llamar “Opera rock” o “Glam rock” y no se parecía nada a lo anteriormente oído,
pero todos los asistentes en aquella discoteca saltábamos y cantábamos como si
fuera la música más conocida de la historia. Acostumbrados a la música marcada
por Pink Floyd, Deep Purple, Led Zeppelin, Rolling Stones y, por supuesto, los
ya disueltos Beatles, nada recordaba a lo que hacía aquel nuevo grupo. La
presentación del álbum “Sheer Heart
Attack”:Certero Ataque al Corazón fue un acontecimiento y su canción principal
“Killer Queen” algo así como “Reina matadora” no dejó indiferente a nadie.
Con aquel
estilo musical, Brian May, Freddie Mercury, John Deacon y Roger Taylor comenzaron una carrera que los
llevaría a grabar catorce discos de estudio, vender más
de 27 millones de copias o hacer historia en el estadio de Wembley en el famoso
concierto Live Aid en 1985.
Queen se disolvió en 1991 tras el
fallecimiento de Freddy Mercury, aunque quienes le vimos cantar la canción de
las Olimpiadas de 1992 con la Caballé, no nos lo acabábamos de creer.
Por obra de la tecnología, Queen ha
vuelto mediante el biopic de Mercury en el film “Bohemian Rhapsody”, que nos
recuerda los momentos buenos de la banda y tapa otros momentos más oscuros que,
creo debemos dejar olvidados. Esta peli, nominada a los Oscar a mejor película
y a mejor actor para un genial Rami Malek, retuerce un tanto la verdad para
llegar al gran público y hacer un espectáculo bonito pero, al mismo tiempo, nos
deja un buen sabor de boca que confirma las palabras de Malek: “Nadie puede ser
Freddy Mercury”. Por cierto, tengo en gran aprecio el premio de aquel sorteo: un
single de “Killer Queen”.