miércoles, 28 de junio de 2017

Pedro Sánchez y la plurinacionalidad.

No se encuentra en el diccionario RAE o similares el término plurinacionalidad. Sí, plurinacional como aquél que disfruta de múltiples naciones o que hace referencia a la coexistencia de dos o más grupos nacionales dentro de un mismo gobierno, estado o constitución, o nacional como la condición que reconoce a una persona la pertenencia a un estado o nación con derechos y deberes políticos y sociales y también nación definiendo el territorio en el que vive un grupo de personas pertenecientes a una misma comunidad, constituya o no un estado. Larga introducción necesaria para concluir qué ciertos políticos, sin una mínima lectura, han pretendido acuñar su propio concepto de nación. Se han empeñado en darle brillo a ese término y utilizarlo para aquello que cubra sus propios intereses, partiendo de la base de que no existe en España un solo estado o una sola nación, sino varias y además perfectamente compatibles entre ellas. El nuevo PSOE y el nuevo Pedro Sánchez, ambos ratificados en el 39 congreso han forjado la peripecia de que España pueda ser una nación de naciones sobre la hipótesis de que cada autonomía constituye una nación. Primero fue el encaje del federalismo asimétrico de Felipe González y ahora la "nacionalidad cultural", términos medianamente entendibles pero que, posiblemente, por los auspicios de Pablo Iglesias inmediatamente han retornado al tran tran de la nación de naciones. Lo lamentable es que propugne la plurinacionalidad al mismo tiempo que los secesionistas propugnan la autodeterminación. Aunque Sánchez se ha mostrado contrario a un referéndum de autodeterminación, lo cierto es que esta plurinacionalidad abrigaría la cuestión vasca y catalana, por lo que quedaría por conocer cómo se queda en la práctica la nación de naciones, una vez hecho el favor a esos territorios. Quizá tenga que ver la nueva ideología, en la que la plurinacionalidad se propugna como medida de castigo al objeto de mantener la apariencia de izquierdas que parece ha tomado el PSOE actual, como ha hecho con la negativa a ratificar el Convenio de Comercio con Canadá. Como la vez anterior con su no a Junker, Sánchez se la ha jugado de nuevo apoyándose en el voto de sus ciento cincuenta mil militantes. Ahora serán los ciudadanos quienes digan si la nueva tendencia política "somos la izquierda" llama la atención de los votantes correspondientes a más de 85 escaños.

miércoles, 21 de junio de 2017

“Ciudadanear”

Cantaba Manolo Escobar qué españolear es lo que hacen los turistas cuando vienen por acá. Así comenzó Albert Rivera el periplo político que le ha traído hasta  aquí. Españoleando. Repeliendo desde dentro, a aquellos que utilizaban el verbo expañolear.  Desde lo más oscuro del parlamento catalán hizo patria consiguiendo que el nombre de España y el español se pudiesen oír en voz alta y clara. Luego llegaron los mítines multitudinarios donde la gente lo animaba con gritos de ¡presidente, presidente! o le exigían que no les fallase, como si de JFK se tratase.

Luego se vino a españolear al resto de España y no se puede negar que ha ganado a pulso el estar ahí. Ha conseguido atribuir a su haber un modo de españolear muy propio. Se llama ciudadanear. Es el verbo de moda. Sólo falta su incorporación a la RAE. Su definición podría ser, poco más o menos, centrar, aspirar a ser un referente de la política general, ambición por ser el relevo de grandes políticos qué con sus grandes decisiones marcaron las pautas que nos hacen ser tributarios del nivel y calidad de vida que lucimos. Sólo falta que el nuevo término sea aceptado y acogido por una gran mayoría.

En eso se encontraba Albert cuando se diseñó la circense moción de censura elevada a trámite parlamentario por Podemos. Aquí ha tenido ocasión de consolidarse como un gran orador. En contestación a los argumentos de Iglesias/Montero supo darle a cada uno lo suyo, esgrimiendo sus tesis como un Mariano cualquiera, con sorna y socarronería. Soberbio el momento que citó a demoliciones Iglesias o la comparación de su discurso con el tedio castrista. 
También su duro alegato contra la nación de naciones o la secesión pretendida. Parecía que quería despegarse, por fin, de ese marchamo de flojeras que le acompaña en todo momento, que parece el novio que cualquier padre querría para sus hijas: decente, formal, serio, consecuente, además de alto y guapo.


Pero cuidadín, ya se han oído voces desde la cúpula de su partido cuestionando el sacrificio del todo al mensaje mediático y a la figura de su líder. Su parroquia le ha perdonado anteriores errores, pero estaría bien que fuese pensando en mantener esta nueva postura de estadista en su travesía conminándole, por ejemplo, a seguir la retórica de la diputada Ana María Oramas y mencionándole qué, por pérdida de brío, líderes de otros partidos se han desplomado en un bluff. 

martes, 20 de junio de 2017

Infraestructuras burgalesas.


Hasta la llegada del refulgente Coliseum de Burgos -infraestructura surgida donde antes había una plaza de toros- en el Plantío vivían en amor y compañía dos de las infraestructuras más importantes de Burgos: la plaza de toros y el campo de futbol, ambas de la misma edad, apariencia y lamentable estado general.  Alguien pensó que por no ser viable un multiusos, sería atrayente dar un nuevo aspecto a la plaza. Muy bien y además ha quedado bonito. Pero ¿y el pobre campo de futbol?

El Plantío, ladrillo caravista de los 60, ha acusado tanto el paso del tiempo que cualquier comparación entre ambos nos produce pena. Sin embargo, se utiliza casi todas las semanas, a diferencia del Coliseum qué, ha sido utilizado cuatro veces.

Por cuestiones deportivas, Burgos ha devenido en un equipo de Segunda B y otros dos de Tercera división, todos con ínfulas de querer hacernos pasar grandes tardes de gloria en el muy deteriorado césped del Plantío. Hasta ahora no había inconvenientes ya que el único que se planteaba cumplir sus partidos en el campo municipal era el equipo de más graduación. Honor del qué, después de varias reconversiones, ha estado siendo depositario el Burgos C.F. Ahora ha venido el Real Burgos y ha dicho que también quiere jugar en el Plantío. ¿Tiene derecho a ello? Pues sí. 
Como tal equipo de la ciudad estará en disposición de poder utilizar, con los permisos pertinentes, el campo municipal. Pero, por la misma razón, también tendría derecho a utilizar el Plantío el Bupolsa C.F., igualmente en Tercera.

Aun con una buena solución para este último, compartir sería precario, pues los técnicos han advertido que el césped del Plantío no aguantaría la tralla que le podían dar dos equipos, aunque jugasen fines de semana alternativos. 
Queda, por tanto, que utilice el Plantío el equipo con mayor categoría, que es lo qué, tácitamente, se ha venido haciendo hasta ahora, por lo qué a falta de maestro armero, las soluciones al Ayuntamiento. 

Sea cual sea, lo cierto es que el Plantío está necesitado de cariño mereciendo, como mínimo, un arreglo de chapa y pintura como el acusado por su hermano. El Ayuntamiento ha tomado nota y ha comenzado a desalojar y no renovar los contratos de los negocios que subsistían en los bajos del Plantío ya que las obras para comenzar los arreglos son inminentes. Parece que van en serio. Ojalá. 
Hace unos años, con ocasión del derribo del edificio que había en la esquina de la calle Madrid con la calle Valladolid, el Ayuntamiento desalojó a los inquilinos y estos pasaron a vivir una temporada en los bajos del puente Santa María, a orillas del Arlanzón. También era inminente. Todavía estamos esperando alguna actuación municipal.

viernes, 16 de junio de 2017

HABLAR CON DIOS.


Sí, ésta ha sido la máxima en toda época y religión. Poder contactar con el ser superior que a todos nos ve y a todos nos vigila. Pocos en la historia han podido lograr tal hazaña. Eso seguro. Es más, cuando alguien me aseguró que lo había hecho, lo estimé una boutade, pero asegurándome finalmente comprobé que no había sido más que otra artimaña de alguien que pretendía engordar su currículo. 

Se nos había afirmado que, ante cualquier eventualidad, se nos atendería sin demora, como si aquello fuese una clase de nirvana donde se solucionarían nuestras congojas. “Ante cualquier inconveniente, póngase en contacto con el número de atención al cliente y un operador le atenderá”, habían dicho. Nada de nada. 
La respuesta se hace negación. -Lo siento, no es posible-. ¿Qué hacer?: pues pedir que me pasen con su superior.

¡Oh, cielos! Con ese credo lo he intentado por activa y por pasiva, sin diferencias: Orange, Vodafone, Movistar, recientemente con Jazztel y con Yoigo y siempre con el mismo sostén, me ha contestado un o una agente que, como un San Pedro cualquiera celando las puertas del cielo ha repetido que no es posible hablar con su coordinador. 

Pedí a todos los santos que me pasarán con él, clamé al Espíritu Santo una breve audiencia siquiera para conocer de primera mano su cierta existencia, pero no fue posible. Ni siquiera cuando en un plano posterior invoqué al infierno y a todos sus ángeles custodios, la operadora en su mejor papel de un cancerbero divino decidido a no dejar pasar ni una leve brisa de aire, me lo frenó con una frase que cualquier otro sufridor reconocerá al instante: “no es posible hablar con el coordinador”. 

¿Quién son esos San Pedros inexpugnables que, con una voz venida de allende el atlántico, defienden a capa y espada cualquier intento de penetración en ese cielo tenebroso que son los números de atención al cliente?, ¿existe realmente el coordinador de los operadores, o es realmente algún mito erigido para convencernos de que verdaderamente existe un “más allá”? ¡No lo sé!

Me reconozco pecador por dudar de su existencia y por tal motivo podré ser condenado a las penas del infierno. Pero, convencido como estoy que, si llamas a las puertas del cielo un buen San Pedro te dará paso y atenderá tus cuitas, intentaré ganarme el cielo de las operadoras cada vez que necesite de su consejo y sostén. Ahora bien, si esto es el cielo, no me imagino qué será el infierno.


martes, 13 de junio de 2017

Juanvi


LOS POLÍTICOS se dan a conocer por los hechos y actos que perpetran. A Teresa May se la conocía por el Brexit y posiblemente pronto por el MAYXIT. A Macron por tener una esposa mayor que él. A Marine Le Pen... A Puigdemont por ser el peor gobernante de la historia de Cataluña. A Susana Díaz por las primarias y los ERES de Andalucía. A Feijoó por ser el sucesor natural de Mariano. A Revilla…bueno, sin comentarios, pero, igualmente, se le conoce.

Unos y otros han sido citados o nombrados en alguna ocasión para dar fe de sus gestas y logros y todos en mayor o menor medida han querido o sabido salir del ámbito de actuación, pero ¿quién conoce a Juan Vicente Herrera Campo? 

Recientemente, disertando sobre la política actual, alguien preguntó quién era el presidente de Castilla y León. Respondido que llevaba dieciséis años de presidente de la Junta, no se lo podía creer. Muy poco había oído hablar de ese político. 

Según iba avanzando la conversación les dije que era de los pocos que habían pedido perdón por los comportamientos irregulares que hubieran podido tener algunos altos cargos de las consejerías de las que él es presidente o que había sabido asumir los errores de su equipo. O que después de 16 años al frente del partido no se había presentado a la reelección como presidente del PP de Castilla y León. 

Tampoco se lo podían creer. Un político con comportamiento honorable y sin desmedido afán de protagonismo. Y ¿qué ha hecho un presidente de Comunidad Autónoma, durante dieciséis años, sin que durante ese tiempo haya destacado fuera de la Comunidad? 
Quizá que después de tantos años en el puesto, su único interés haya sido el propio de los que gobierna, acreditándolo al haberse convertido, desde el primer momento, en uno de los que más tralla ha dado al gobierno de Mariano, sin mostrar intenciones de pasar a un puesto político mucho más importante, llámese ministro de algo, embajador de no sé qué, o cualquier otro relumbrón. En fin. 

No puedo seguir sin pedir perdón a su señoría por el atrevimiento que ha supuesto llamarle Juanvi, pero sé de buena tinta que gusta entre sus amigos le llamen así, sobre todo cuando se le ve por los bares de la burgalesa calle Sombrerería saludando a unos y otros y confundiéndose con un vecino más. No sé qué ideas tendrá, pero me da la impresión que lo único que quiere este hombre es acabar su etapa como presidente y dedicarse a dar paseos por el Espolón los días que haga bueno.

miércoles, 7 de junio de 2017

Pitos a la Bandera y al Himno nacional.

El último lunes de mayo se celebra en USA el día de los caídos en guerra o Memorial Day, en memoria de los soldados muertos dentro y fuera de Estados Unidos. Incluye actos militares y civiles con proliferación de banderas y cantos del himno nacional “Star-Spangled Banner”, mostrando a todo el mundo el orgullo, aprecio y respeto hacia sus símbolos.

En España, en el Manzanares, otra vez con el Rey en la grada como un espectador más, se presentó el Barcelona a la final de la Copa del Rey, esta vez contra el Alavés, arropado de nuevo por su hinchada y pretendiendo el preciado título. No debía ser, pero como si fuese la crónica de una muerte anunciada, comenzó la Marcha Granadera -himno nacional de España- y en las gradas comenzaron los pitos. El Rey, en posición de firmes, con su actitud más profesional y con cara de poker aguantó el embate y soportó los pitos. Él estaba obligado. Pero ¿y los otros? Pues también.

No parece muy serio venir a un evento llamado Copa del Rey ¡de España!, que lleva ínsita la comparecencia del Rey y los acordes del himno nacional, habiendo hecho en algún caso más de 500 kilómetros de viaje solamente para disfrutar de una pitada al Himno o al Rey, por lo que ya es preocupante que a cada ocasión en que se celebra un evento de esta categoría vengan cuatro cenutrios a pretender reventarla.

Se tercia una solución de consenso y no sólo de los órganos directivos del fútbol. Los políticos deben comprometerse y aplicarse en una solución que arregle, de una vez por todas, estos malos detalles de participación ciudadana. Seguro que hallan fórmulas que eviten la vergüenza que supone semejante ofensa a los símbolos nacionales. De cara al exterior no quedamos nada bien, por lo que bueno sería fijarse en aquellos países que tienen por filosofía el respeto y la consideración hacia sus símbolos nacionales.


El pasado diciembre, el boxeador español Mario Hilario disputaba el campeonato de la Unión Europea de supermedios en Finlandia. A los prolegómenos deberían sonar los himnos nacionales de cada púgil, pero a la hora del himno español, allí apareció un muchacho finlandés llamado Jimmy Key qué con pinta de Justin Bieber y guitarra eléctrica en mano, tocó los acordes del himno. No pasaría de una mera anécdota si no fuese porque todo el público finlandés presente en el evento deportivo, en pie y en respetuoso silencio escuchó los acordes tañidos con aquella guitarra. Aprendamos. 

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...