miércoles, 7 de junio de 2017

Pitos a la Bandera y al Himno nacional.

El último lunes de mayo se celebra en USA el día de los caídos en guerra o Memorial Day, en memoria de los soldados muertos dentro y fuera de Estados Unidos. Incluye actos militares y civiles con proliferación de banderas y cantos del himno nacional “Star-Spangled Banner”, mostrando a todo el mundo el orgullo, aprecio y respeto hacia sus símbolos.

En España, en el Manzanares, otra vez con el Rey en la grada como un espectador más, se presentó el Barcelona a la final de la Copa del Rey, esta vez contra el Alavés, arropado de nuevo por su hinchada y pretendiendo el preciado título. No debía ser, pero como si fuese la crónica de una muerte anunciada, comenzó la Marcha Granadera -himno nacional de España- y en las gradas comenzaron los pitos. El Rey, en posición de firmes, con su actitud más profesional y con cara de poker aguantó el embate y soportó los pitos. Él estaba obligado. Pero ¿y los otros? Pues también.

No parece muy serio venir a un evento llamado Copa del Rey ¡de España!, que lleva ínsita la comparecencia del Rey y los acordes del himno nacional, habiendo hecho en algún caso más de 500 kilómetros de viaje solamente para disfrutar de una pitada al Himno o al Rey, por lo que ya es preocupante que a cada ocasión en que se celebra un evento de esta categoría vengan cuatro cenutrios a pretender reventarla.

Se tercia una solución de consenso y no sólo de los órganos directivos del fútbol. Los políticos deben comprometerse y aplicarse en una solución que arregle, de una vez por todas, estos malos detalles de participación ciudadana. Seguro que hallan fórmulas que eviten la vergüenza que supone semejante ofensa a los símbolos nacionales. De cara al exterior no quedamos nada bien, por lo que bueno sería fijarse en aquellos países que tienen por filosofía el respeto y la consideración hacia sus símbolos nacionales.


El pasado diciembre, el boxeador español Mario Hilario disputaba el campeonato de la Unión Europea de supermedios en Finlandia. A los prolegómenos deberían sonar los himnos nacionales de cada púgil, pero a la hora del himno español, allí apareció un muchacho finlandés llamado Jimmy Key qué con pinta de Justin Bieber y guitarra eléctrica en mano, tocó los acordes del himno. No pasaría de una mera anécdota si no fuese porque todo el público finlandés presente en el evento deportivo, en pie y en respetuoso silencio escuchó los acordes tañidos con aquella guitarra. Aprendamos. 

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