jueves, 21 de julio de 2016

Defensa y Podemos


Ya hace algún tiempo que pulula por las redes un documento panfleto que pretende ser el regulador de las grandes líneas de defensa por las que se regiría PODEMOS sí -supuestamente- llegase al poder. Hasta ahora no ha sido más que uno de los globos sonda con que, esta formación, nos sorprende de vez en cuando para que así parezca que tiene a personal de muy alta cualificación preocupado en pensar cómo hacerle grandes favores al estado, y en este caso al Ejército y con ello a los militares.
Tales apreciaciones no tendrían mayor trascendencia si no fuese porque hace unos días, Barak Obama concedió tres minutos de su precioso tiempo a Pablo Iglesias y éste debería haber aprovechado ese corto lapso de tiempo para explicarle a Mr. President cuáles serían sus líneas de actuación en caso de llegar al gobierno de la nación.
Evidentemente, de dicho corto encuentro, no se conocen más detalles que los que han trascendido a la prensa, pero me imagino que, dadas las circunstancias, no habrá sido capaz de exponerle semejante desvarío, dejando los tres minutos para otorgarle un regalo que seguramente le habrá llegado al alma.
Lo cierto es que, de este pasquín, no se conoce más que su refulgimiento por la red, por lo que si a Mr. President le pudiese interesar, seguramente, su staff ya se lo habría puesto en algún desayuno en USA. Imagínense a Obama en el viaje de vuelta leyendo y mascando en que pretende convertir al Ministerio de Defensa, un político que posiblemente no se ha fijado que EEUU tiene a su disposición en España cerca de 3000 soldados y material de todo tipo en las Bases de Rota y Morón.

Ahora bien, si algo hay que reconocerle al Sr. Iglesias y con ello a su consejo de asesores en Defensa (para ellos ministerio de Asuntos de Defensa y de Pacificación) es haber cumplido los pactos a que haya llegado con el no diputado Julio Rodríguez. Seguramente le habrá prometido ser ministro titular de esa cartera y además jefe supremo de dichas Fuerzas de Defensa e Intervención.
Después de una atenta lectura de dicho documento, no me cabe más que pensar que lo que se pretende no es una renovación en el Ministerio, sino más bien una revolución en el Ministerio. No pretendo discutir en este artículo la validez o eficacia de dichas conclusiones, pero lo cierto es que cuando las cosas se sacan de su contexto espacial o temporal, lo único que se puede esperar es a alcanzar la papelera más cercana. 

A estas fechas, parece como mínimo extemporáneo que en un documento de renovación de lo que sea, se eche mano de los que sufrieron las maldades de la dictadura o de los que vivieron la sublevación del 36. Han pasado ya ochenta años. Ya es hora de que dejemos en paz aquella dichosa guerra y nos dediquemos a mirar adelante. Con esos mimbres, no me sorprende, por tanto, que se trate de cuerpos anacrónicos a los Regulares y a la Caballería, o se pretenda suprimir la Guardia Real, o la Guardia Civil por constituir un cuerpo de antecedentes represores y raíces franquistas. Recordarles que, por otros motivos menos espurios, la supresión, reducción e incluso la eliminación de unidades, cuerpos, armas…, es una verdad de moda que ha estado de moda durante mucho tiempo. En plena democracia, sobre todo en los tiempos de Felipe González, los planes Reto, Meta…etc. trajeron de cabeza a los militares de a pie durante mucho tiempo por la mera incertidumbre de no saber en qué unidad o destino se acabaría adscrito.
Todavía se recuerda con cierta gracia la división horizontal que se perpetró en el personal de suboficiales y tropa de artillería al dividir la artillería en campaña y antiaérea-costa o a los ingenieros en ingenieros y transmisiones. Ahora, ya no es tiempo de plantearse si aquellas modificaciones eran ineludibles o, siquiera necesarias. Pero, pasó y se asumió como se asume todo en el Ejército. Las cosas son asumidas por el mero paso del tiempo y por la propia adecuación que trae de serie el militar. Adecuación al medio, se llama.
Pero estas modificaciones que pretendería Podemos si llegase al poder, no son más que una boutade programada por alguien que sin unos profundos conocimientos en la materia, pretende desprenderse de todo lo que ha marcado una gran etapa en la reciente historia de nuestro país.


Por último, manda un aviso a navegantes, posiblemente desde las oficinas del hipotético ministro de Asuntos de Defensa y de Pacificación, para recordar a los Generales de Ejército, Almirante General y General del Aire que se anden con el bolo colgando y que miren lo que escriben, que luego ya vendrán al pan. No discutiré la necesariedad de la permanencia de esos empleos en la jerarquía de las FAS, pero puestos a estudiarse sus funciones o tareas, también podían haberse estudiado las del Sargento Primero.

miércoles, 6 de julio de 2016

Ferias y Fiestas de Burgos.

Venimos de Fuentes Blancas entonando nuestro particular pobre de mí al reparar que las fiestas de San Pedro 2016 han pasado a mejor vida, disponiéndonos a esperar pacientemente otro largo invierno. La campa ha sido, como siempre, un auténtico broche de oro a unas fiestas que han notado como nadie los recortes que nos ha hecho aquella maldita crisis que ahora dicen que ha acabado.
La feria taurina, escasa. Pocas casetas, cada vez menos. Los fuegos, raquíticos. De la cabalgata, ni hablar. Los conciertos y la animación de calle han dejado muchísimo que desear, etc. 
Han acabado unas fiestas pobres, y digo bien, pobres. Han perdido la solera y el esplendor que un día habían tenido y a la cual concurrían titiriteros de todas partes llamados por la bonanza de estos festejos. Este año, por no estar, no estaban ni el pintor de cuadros al spray ni el contorsionista que se ata con cadenas mientras chorrea al público asistente.
Es una pena, pero si algo hay que destacar en estas fiestas ha sido que el burgalés no ha estado ausente. Su proceder y apoyo aun en las peores condiciones climatológicas, no ha decaído. Ha salido a la calle, ha cantado el himno o ha jaleado al paso de las peñas, mientras frotaba las manos para paliar en lo posible la temperatura bajo cero que las suelen acompañar.
El alcalde, que respiraba satisfecho en su despacho municipal, maquinando como subir algún impuesto (IBI, plusvalías, multas…) que recuperase el exceso de gasto de estos días –aun en contra del criterio de Mariano sobre la bajada de  impuestos-, no ha debido entrar en esos pequeños detalles y habrá pensado que es suficiente tomar alguna medida que evite la responsabilidad de la corte capitalina en la negligente actuación de alguno de los contratados. Argumento suficiente para lanzar alguna recomendación al legislador capitalino.
Bien está prohibir la salida de los bares mientras se están desarrollando los fuegos, pero la flexibilidad debe imperar. Bien está que se haya prohibido el tránsito a aquellos cacharros que acompañaban a las peñas en su desfile, obligándoles a pasar la ITV cómo a todo el mundo. La seguridad de la circulación es importante, pero también lo es la debida vigilancia que se debe mantener en la asistencia de menores de dieciocho años que, al albur de la fiesta y marcha, corean el desfile provistos de su botellón, litrona o cachi de tinto peleón a modo de parte de su propio uniforme de blusa. Me permitiré una recomendación para finalizar. En un acto emotivo donde los haya, como el canto del Himno a Burgos en el Espolón, la policía debería controlar en lo posible la entrada de carritos de bebé en tales aglomeraciones. Además de pensar en los impuestos, debería pensar en qué pasaría con esos carritos o bebés en brazos, ante una no esperada espantada.


MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...