Pues si amigos, sí. Aunque pensábamos que 2020 no
tendría nada bueno, que casi así ha sido, su liquidación traerá consigo algo que
necesitamos: una Navidad más y de regalo de Reyes, la deseada vacuna.
2020 va a tener Navidad, luces, en algunos lugares
mejores y en otros un poco más flojas, cenas y lotería e incluso podremos, casi
seguro, reunirnos con algunos contados familiares y pasado mañana cantar
villancicos con mascarilla y a distancia. Todo casi normal, pero con
precauciones para que la temida “tercera ola” de la pandemia nos dé un margen
de apertura que nos permita ver a nuestros familiares y poder salir a la calle
a tomarnos un pincho o unas bravas con la consabida caña en estas fiestas tan
emotivas.
Pero, estando en España, país diferente donde los haya,
estaremos permanentemente amenazados por la incertidumbre ya que, a cada cierto
kilómetro de distancia, de una Comunidad a otra, es decir, cada vez que
salgamos de la propia y nos metamos en la ajena, podemos estar teniendo
determinados derechos que en la nuestra no había o contraviniendo ciertas
normas.
Y, se preguntará el lector, ¿cómo es esto? Pues,
fácil. Todo depende de su presidente o de lo que esa Comunidad Autónoma haya decidido,
ya que el Ministerio de Sanidad y el gobierno, han dejado vendidas a las Comunidades
dándoles autorización, por medio del consabido Real Decreto, para decidir lo
que es o no es pecado. O sea, poner sus propias normas en su Comunidad, sin
observar que los españoles, tal y como dice la Constitución, somos iguales ante
la ley y por lo tanto debería ser el propio Ministerio quien hubiera dado las
normas más o menos rigurosas para que todos hubiéramos tenido una Navidad
similar. Las diferencias en horarios, grupos de personas y allegados,
diferentes posibilidades de cantar villancicos o forma de brindar hacen que podamos
estar en una Comunidad haciendo algo tan ricamente y pasar a la de al lado y
estar contraviniendo absolutamente las normas más elementales.
Eso sí. Explicaciones, las justas. Es lo que tiene el salto
de mata. Incluso el presidente del Gobierno aquejado de un oportuno contagio,
ha decidido confinarse y desaparecer unos días para no tener que salir a la
palestra y explicar porque Aragón tiene unas normas y Galicia otras.
En fin, como no todo deben ser quejas o protestas, seamos
positivos y aceptemos como una gracia que la pandemia nos haya dejado este leve
margen para disfrutar de estas Navidades. Hagámoslo y esperemos que el próximo año
las podamos celebrar en mejor situación y sobre todo con mucha más confianza. Suerte
con la lotería y feliz Navidad a todos.
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