Este título bien podía haber sido una final de un campeonato del mundo
de baloncesto o balonmano o incluso una final del Festival Eurovisión, pero no.
Ha sido la final de la XX Copa del Mundo “Ciudad de Burgos” de Esgrima Sub 20 de
espada femenina celebrado este pasado fin de semana en Burgos. Al igual que la Navidad, el aguinaldo o las muñecas de Famosa,
también ha vuelto el Campeonato del mundo. Este año rompiendo todas las
expectativas y con la participación de cerca de 200 tiradoras y más de 30
países incluyendo entre ellos, lugares tan poco colindantes como Paraguay,
Singapur o Canadá.
Para ello el Club de esgrima SAESBU ha forzado la máquina y, de
nuevo contando con la ineludible cooperación de alumnos, padres y entrenadores del
Club, ha sabido organizar un campeonato donde el esmero y la entrega han sido
la tónica general que bien han sabido agradecer los asistentes y participantes
con sus felicitaciones.
Sin embargo, los observadores internacionales han avisado que
con estos niveles de participación el espacio es corto, por lo que el próximo
año será necesario buscar un lugar de más relevancia para realizar estos actos.
No se me ocurre otro más significativo que el Coliseum de Burgos. Veremos.
Pero ¡ay!, a la hora de la representación de las grandes
autoridades de la ciudad y no obstante los buenos méritos de la concejal de Cultura
y resto de los invitados al acto, de nuevo los participantes y público no hemos
podido ser distinguidos con la asistencia de personas de relevancia, tanto del Ayuntamiento
como de la Diputación. Alguna mente habrá barruntado que
en Burgos se puede celebrar en cualquier momento una final de algo entre Italia
contra Israel, por lo que obviar la importancia de un Campeonato del
mundo, aunque sea de esgrima, aunque sea femenino y aunque sea de menores de veinte
años, tiene su aquello.
Señores políticos, reflexionemos y estemos
a lo hay que estar y defendamos lo que tenemos dándole toda la relevancia e
importancia posible, con el bombo y boato necesario para que se conozca en la
Comunidad y fuera de ella. Pocas oportunidades habrá más claras de lanzar la
ciudad al interés general que con algo que viene dado.
Todavía
habrá algún iluminado que se plantee que una ciudad como Burgos puede estar en
disposición de organizar unas Olimpiadas, un campeonato del mundo de futbol o
un Festival de Eurovisión. Despertemos y seamos realistas. Si en algo nos
podemos distinguir del resto de las provincias de la comunidad o del resto de
España es en estas actividades deportivas por lo que impliquémonos en ellas y
démosle la relevancia que se merecen.
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