No hace falta más que acercarse a cualquier medio escrito o
digital para observar que todas las noticias que se refieren a política
nacional no son más que un subproducto de la imaginación calenturienta de algún
“tuerceletras” que no teniendo más pitos que tocar, se lanza al arroyo de la
manipulación para desinformar, induciendo a error deliberado contra nuestro
bien amado presidente o cualquiera de los de su gobierno. Esto es poco más o
menos lo que ha venido a decir la vicepresidenta del gobierno, quien calzada o
no con tricornio, ha manifestado qué a todos aquellos plumillas, que se dedican
a contar cosas que afecten a su gobierno y que por el tono, la forma o el fondo
puedan ser contrarios a los intereses y provechos del gobierno, se les debe
regular el cómo, qué y forma de su escritura. (¿Dónde he oído eso antes?) por
que son noticias falsas (fake news) y hacen referencia a intentos de los
periodistas de castigar al gobierno.
Este término leído “feik
nius” es la panacea actual de ciertos productos periodísticos y al igual que se
puede discutir por activa (pruebas, pruebas…) se puede hacer por pasiva
(justicia y jueces).
El problema es que todas aquellas manifestaciones que aparecen
en los medios vienen a ser una parte importante de la política de
desinformación e incongruencias con que nos está penando este gobierno, por lo
que los informantes avalados por el constitucional derecho a la información van
y lo cuentan en sus medios de propagación de las noticias y los ciudadanos nos
enteramos en tiempo y forma de todo lo que desgraciadamente perpetráis.
Quizá puedas entender son noticias falsas, publicar la frase de Pedro
Sánchez cuando dijo en la tele: “yo soy el presidente del gobierno y hago lo
que quiero en el Congreso de los Diputados” o que “queda descartado
absolutamente un adelanto electoral”, o que es prácticamente imposible que eliminéis
los aforamientos. O que el asuntillo de las bombas que iba a vender España a
Arabia y las explicaciones que tuvo que dar Borrell a los medios son una
auténtica castaña. Y que tal la cuestión de los doctorados, títulos, masters,
cursos…encalomados en los currículos de los ministros…O decir que los estudios
de opinión que promueve el actual CIS suenan raro. O incluso cuando se habla de
la imprecisión en cuanto a la definición, entrada y encaje de Cataluña en el
argumentario socialista, también lo son.
Si alguna vez alguien puso el listón alto fue precisamente el partido
socialista cuando exigía responsabilidades por cualquier daño que se le pudiera
hacer a la democracia. Ahora, no se
pueden calificar de fake a los intentos de que vosotros cumpláis igualmente
esas proclamas.
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