jueves, 10 de septiembre de 2015

Tolerancia religiosa.

En la película Habemus Papam de Nanni Moretti, un espléndido Michel Piccoli hace el papel de un papa, recién elegido, que sufre un ataque de pánico justo antes de aparecer en el balcón de San Pedro en el Vaticano para saludar a los fieles. El hecho de ser la cabeza visible de los cristianos le hace ver las cosas desde una doble perspectiva: la que da el poder de máximo representante de dios en la tierra y la de hombre con todas sus limitaciones. 

No es más que una película, pero refleja perfectamente la responsabilidad absoluta que conlleva el cargo, habida cuenta que el titular sólo es un ser humano, siendo una de las mayores responsabilidades del cargo la de qué, aun cuando no es él mismo quien establece las normas, sus propias interpretaciones son básicas para su ejecución. 

Recientemente, el papa Francisco ha publicado una carta, de general aplicación, titulada “Familia: lugar para el perdón”, en la que discurre sobre lo que entiende que es la familia en la actualidad y cuáles son sus virtudes y sus imperfecciones, viniendo a concluir que la solución para los males que puedan afectarla, siempre se encuentran en el perdón. “Quien no perdona no tiene paz en el alma ni comunión con dios” ha dicho para afianzar esta postura, enviando un aviso a navegantes para que promuevan el perdón.

Una larga introducción para traer a colación la noticia que ha saltado estos días a los medios de comunicación, en la que se dice qué, el obispo de Cádiz y Ceuta ha declarado que existe la imposibilidad de que se admita a un transexual como padrino en el bautizo de su sobrino. Se basa para ello en la exégesis emitida por la Congregación para la doctrina de la fe en la que se recoge que resulta evidente que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en tamaña magistratura. Noticia paradójica por lo que lleva de fondo, ya que ni siquiera el catecismo de la iglesia católica pide más que lo que le están pidiendo los hombres a este aspirante a padrino. 

Desconozco si el pretendiente es un pecador o se le ha hecho pecador por lo que representa, pero si lo que realmente quiere la Iglesia es seguir con su labor de apostolado y aumentar el número de fieles, evitando errores o borrones anteriores, debe pensar que resoluciones como ésta no consolidan la imagen que el papa Francisco proyecta difundir de su Iglesia. Si la pretensión de la Iglesia es acoger a todas las personas con caridad y tolerancia, debe procurar que sus “trabajadores” no se pierdan en interpretaciones insustanciales, evitando que en su afán por cuidar los postulados de la Iglesia, sean más papistas que el papa.

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