miércoles, 30 de septiembre de 2015

También esto pasará.


Cuenta una antigua leyenda china que un emperador, que había perdido recientemente a su único hijo, reunió al consejo de sabios del imperio, encargándoles que expresasen en pocas palabras el dolor que sentía. Los sabios, después de cumplir el encargo, le dieron la respuesta: Majestad, “también esto pasará”. 

Para las elecciones autonómicas en Cataluña se había pretendido, definir de un plumazo las preferencias de los ciudadanos en sus relaciones con el resto de España. Para ello, los partidos pro independencia, habían marcado sus posiciones en la arena política, dando una visión apocalíptica de la correspondencia con el Estado, pretendiendo que los grandes problemas que afectaban a la ciudadanía se solventarían con una eventual independencia. Obviando que se trataba de unas elecciones autonómicas, dejaron de lado las verdaderas cuestiones de relieve, y apostaron por la técnica de las elecciones plebiscitarias. Así ha sido. 

Independientemente de la legalidad que pueda gozar en nuestro sistema político, el inconveniente de los plebiscitos es que, para ganarlos, no basta con ser aprobado por unos cuantos. Debe ser sancionado por la mayoría de los votantes. No ha sido así. La opción secesionista no ha conseguido convencer a más de los que había convencido en la consulta ¿referéndum? del pasado mes de noviembre, por lo que no prosperará. A mayor abundamiento, a esos votos en contra podríamos sumar los votos de los que no han ido a votar qué, de facto, también sumarían. 

La principal opción separatista, “Junts pel sí”, -concomitancia entre CIU y ERC- ha perdido nueve escaños sobre lo ya disponible. Quizá no tan malo, si advertimos que la opción “Cataluya si que es pot”, que partía con trece escaños de “Iniciativa per Catalunya”, al sumarse con “Podemos”, se ha quedado en diez. Aun así, conocidos los resultados, el Sr. Junqueras se apresuró a arengar a su parroquia con una imagen sobreactuada, donde dio las primeras pinceladas de lo que pretende ser la declaración de independencia y asegurando que su opción “Junts pel sí”, había ganado en votos y en escaños. 
Cierto no es, pero no dejaba de ser una mera explotación del éxito, un éxito precario, ya que lo que no dijo el Sr. Junqueras es que para conseguir la mayoría de independentistas, su opción necesita el apoyo del partido CUP, también independentista, pero también antisistema, por lo que en una hipotética solución espectral, se podría dar el caso de que los votantes conservadores de Convergencia, acabasen con un presidente de ERC o vaya usted a saber. Un lio. 

Con este resultado, el asunto no ha perdido interés, pero sí fuelle. Tomó buena nota Telecinco, y a la misma hora, emitió Gran Hermano 16. Es lo que tiene la normalidad. 

Ahora las altas instancias deberán reunirse y trabajar para evitar que un nuevo intento de secesionismo pueda fracturar al Estado. Y el resto, no temamos, como bien dijeron los sabios al emperador, también esto pasará. 



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