viernes, 3 de febrero de 2017

LOS OBSERVADORES DE OBRAS.


De paseo, saludo a unos abuelos, apelativo de postín, observadores de la obras de la ciudad, hablando de los avances que se realizan en obras que han dado lugar a la peatonalización de todo el centro y comentando la imagen desértica que se observa en los Cantones cualquier fin de semana a una hora no muy tardía.
No tardan en comenzar los recuerdos y uno de ellos, el más mayor, me dice recordar el tranvía de los Cantones, la parada del 12 y del 2, las paradas de los autobuses a la playa o el trajín que la circulación había dado a la ciudad para hacerla crecer en importancia comparándola con otras grandes ciudades del país. Otro, armado de bastón, mira al cielo y reflexiona sobre unas máquinas que por medio de grandes agujeros nos permiten ir de aquí a allí sin pasar por el anterior asfalto.
El más joven especula sobre el boom inmobiliario y  la revolución urbanística y con ella la aparición de un nuevo oficio. El observador de obras. Grandes cantidades de obras de todo tipo y condición se amontonaban por todas partes llenando la ciudad de unas grúas que el paso del tiempo fue haciendo familiares y a las que se asimilaba con una nueva construcción. Aquella ciudad tan llena de obras y de  vallas. Su cara se entristece un tanto y casi sin pedírselo, me dice que ya no hay obras. Que ya no quedan. Que la crisis nos ha afectado a todos, pero más que nada a ellos.
Éstos, pensionistas, jubilados –corredores de bolsa según una amplia corriente- incluso parados de más o menos larga duración, entretenían su tiempo parándose en las vallas de la ciudad sacando información sobre el qué, cómo y porqué se estaba haciendo semejante obra en semejante lugar. Bastaba con ver la colocación de una de aquellas grúas para frotarse las manos con impaciencia por acercarse a observar. Pero…vaya faena. Antes, las obras que se hacían a lo largo y ancho de la ciudad estaban protegidas exclusivamente por una tela mallada no demasiado consistente o anteriormente por la típica malla de alambre que no impedía ver lo que se desarrollaba dentro. La técnica era la de ir metiendo un dedo entre la tela y hurgar hasta que se veía algo… Pero esta forma de diversión ha acabado. Ahora las obras en la ciudad ya no se limitan a ese vallado sino que ahora ponen unos listones de madera imposibles de agujerear y que impiden observar el estado de cada obra, el estado de la faena e incluso hacer buenos comentarios sobre la habilidad de los operarios en su labor. Con estas nuevas modas, los abuelos, se deben remitir exclusivamente a las obras municipales que son las únicas que no disponen de momento de vallado o mallado. Con risas me dicen que de seguir así, acabará por desaparecer uno de los oficios más importantes de los últimos tiempos: el observador de obras. El único empleo efectivo una vez pasado a jubileta. -Bueno, no, dice otro. También el de niñera y el de corredor de bolsa. Todos ríen.
La conversación retoma la crisis y al daño producido llevándose por delante montones de empleos y trabajos. -La de oficios que yo he conocido y que ahora, una vez que los titulares se han jubilado, se lo han llevado consigo. Y comienza una retahíla de ellos que, a lo largo de sus ya muchos años, han conocido y que ya no existen. –Recuerdas el sereno de los Mallos, los afiladores, las cigarreras, el pregonero, el lechero de la calle de Noya, las lavanderas en el rio de la Falperra, el ebanista de la calle de La Paz, la Fábrica de Cerillas, los bolicheros, los rederos, -oye, que estos todavía existen- discute otro de ellos, el fotógrafo de Foto Paco con su caballo, las plañideras -uno de ellos suelta una risita-, o las placeras vendedoras de pescado por las calles con unas patelas irreprochables…

Me tengo que marchar -les digo-, otro día hablamos de los buenos tiempos del Muro. Y allí quedan añadiendo datos a una relación de la que, bien estaría se tomase buena nota para no olvidar nuestro pasado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MILITARES Y CONSTITUCIÓN.

  Escucho en foros políticos y mentideros de tertulianos, glosas de las virtudes de la ministra de Defensa Margarita Robles. Algunos la su...