En la película de animación Kung
Fu Panda, todos los animales del valle se reúnen porqué el Maestro Hu Wei (una
tortuga vieja) va a escoger al Guerrero del Dragón. La ceremonia consiste en
que el Maestro pone un dedo encima del elegido, y eso le hace poseedor
inmediato del beneficio de haber sido designado para ese gran cargo. Pero como la
tarea es ardua, el Maestro duda y tarda hasta que el dedo se posa sobre el candidato
adecuado. En el Partido Socialista después de haber salido más o menos airoso
de los desmanes producidos por su anterior jefe de filas, ahora se presentan tres
candidatos a ocupar la secretaría general del partido.
El sistema de primarias en el
PSOE se basa en la consecución previa de avales o firmas de los afiliados que, tras el apoyo a una de las candidaturas, aportan
su voto al apoyo de uno de los precandidatos. Todo de lo más democrático. En
principio y aparentemente quien venía gozando de las mayores posibilidades de
conquistar ese puesto era la andaluza reina de la popularidad entre los suyos.
Y el que menos Pachi López con los únicos apoyos esperados de los suyos en el
País Vasco. Y ahí entre medias Pedro Sánchez.
El bagaje de una y otros, no por
conocido deja de ser peculiar. Susana ha
ganado unas elecciones en Andalucía, Pachi ha llegado a lendakari con el apoyo
del PP y Pedro no ha ganado nada. Susana ofrece paz y devolver al partido a su
sitio, Pachi ofrece pactos y Pedro ofrece victorias (??), ahora con el “sí es
sí”.
Con estos mimbres, la realidad es
que a los afiliados del PSOE se les plantea una papeleta de lo más particular.
Votar por una situación nueva, apostando por nuevas opciones o por repetir
errores del pasado. Ello, siempre recordando que, aunque los afiliados son los
que eligen candidato, quienes le pueden poner en valor no son ellos, sino que
lo harán los votantes y lo más definitorio es que sólo hay una opción de las
tres que ha ganado algo.
Cualquiera de ellos que pudiera
ganar se tendría que enfrentar, presumiblemente (casi con toda seguridad) al
correoso Mariano que, fumando un puro y pensando en las nécoras, le estará
esperando con impaciencia, sin plantearse cuál de ellos será el mejor
competidor.
Quizá no sea este el momento más
propicio para plantearse un sistema de elección de los candidatos de nueva creación. Pero sí de pensar que el
partido está por encima de los candidatos y que lo que se necesita es un
candidato ganador. No, perdón. Se necesita el mejor candidato y eso no se
consigue con unas primarias del estilo de las actuales, sino con un sistema que
democráticamente escoja a los mejores candidatos y salvando las evidentes
distancias, el maestro de ceremonias ponga el dedo encima del candidato más adecuado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario