Cuenta una antigua leyenda china que un emperador,
que había perdido recientemente a su único hijo, reunió al consejo de sabios
del imperio, encargándoles que expresasen en pocas palabras el dolor que
sentía. Los sabios, después de cumplir el encargo, le dieron la respuesta:
Majestad, “también esto pasará”.
Las primarias para la elección de secretario
general del PSOE son unos comicios que afectan de manera directa a la
gobernabilidad de España y al buen equilibrio político que nos merecemos los
españoles. Las encuestas y los tertulianos se han equivocado, e incluso los
pesos pesados del partido han visto como sus pronósticos eran erróneos. Los
votantes han decidido libremente y han votado al candidato preferido, supongo
que habiéndose planteado previamente los beneficios a conseguir.
Pedro,
con el marchamo de “Rajoy debe dimitir” ha ganado las elecciones y será cabeza
visible del partido socialista e interlocutor válido para alcanzar acuerdos,
pero los números no dan para mucho. Le han votado unos 50.000 afiliados sobre
un total de 180.000 y eso no es mucho más del 30% del total. No obstante, este
resultado purga sus culpas y se las despacha a Susana (que pudo haber sido una
buena secretaria general), beneficiando directamente al líder de Podemos que
moviendo la cola astutamente habrá puesto una pica más para deshacerse de tan
molesta izquierda moderada y seguir hacia el pretendido sorpasso podemita.
Por
eso, me permitiré unas preguntas que me acucian: ¿Será capaz Pedro de volver a
poner en su lugar al partido? ¿Será capaz de hacer un PSOE más fuerte y unido? ¿Se
limitará a la imposición de una buena purga al mejor estilo estalinista? ¿Hubiera sido posible que Susana o Pachi hubieran
traído la paz? Todo eso lo sabremos no tardando.
Mientras
y ya que todo ha quedado como estaba, antes de la espantada de Pedro, debo
dedicar estas líneas a quien verdaderamente ha ganado las primarias, a la
campeona que ha aguantado el tirón qué ha supuesto tener que pencar con la más
fea y adoptar unos acuerdos que a ninguno gustaban pero que en ese momento se
apreciaron como los más necesarios para salvar al partido de una muerte
anunciada: la gestora del PSOE. Amén.
Bien, seamos positivos y al igual que se los hemos
dado a Trump, démosle cien días al elegido y luego, hablemos en dos años. El
resto, tranquilos, como bien dijeron los sabios al emperador, también esto
pasará.
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