El presidente, después de negar
un par de evidencias ocurridas en el Consejo de Ministros y olvidarse de decirnos
que él mismo era una persona de riesgo, con semblante acuoso y tristón, dijo algo
que, sin que sirva de precedente, estoy absolutamente de acuerdo con él: la
cosa no pinta bien. Que hay que tomar medidas; dolorosas para algunos, cansinas
para otros y complicadas para todos. Algún presidente autonómico no
ha entendido este sistema que, según su criterio, les excluye competencias,
pero esto es lo que hay.
La sanidad
pública ejercerá un papel estelar en la solución de todo este conflicto y el
resto haremos lo que nos manda el Real Decreto de Estado de Alarma: quedarnos
en casa. Aprovecharemos para limpiar, pintar, escuchar aquella música tan
querida, leer aquel libro o borrar los muchos whatsapp que hemos recibido estos
días. Se han tomado medidas para evitar el desabastecimiento de bienes de primera necesidad, así
que, si nos
vamos al Mercadona, intentemos no acabar con el suministro de latas de atún en
conserva o con los rollos de papel higiénico y compartamos.
Pero somos humanos e incluso así,
he visto la certeza de tal situación y el vacío que ello produce y me he
encontrado con supermercados que se han vaciado por obra y gracia. Ni papel, ni
donuts, ni latillas… Parecía talmente una de esas apocalípticas pelis de Mad
Max en las que no habiendo suministros, las personas se pegan por conseguir una
barra de pan.
A la salida me encontré con Pepe,
barista él, que me dice que la cosa se ha puesto muy “jodia” porque no sabe
cuanto durará esta pandemia y lo que le puedan durar los ahorros reservados. Dice
que los autónomos son el colectivo más damnificado, más maltratado, con obligaciones
que no tienen otras personas. Bromean diciendo que, si quieres eliminar
rápidamente el virus, se inyecte directamente en vena a uno de ellos que
enseguida creará los anticuerpos.
Los taxistas, los camioneros, los
bares o las autónomas de la noche han sido los últimos en cerrar, pero sin las
medidas adecuadas seguirán los contagios. Pero, como dice Pepe, “pasará igual
que pasó la peste negra, la gripe aviar, la gripe A e incluso, últimamente, lo
de la carne mechada.
Amigos, aguantemos como españoles
como hemos hecho siempre. Abusemos del Whatsapp y del Skype. Aprovechemos el
tiempo en hacer lo que el trabajo no nos permite e incluso en reafirmar las
relaciones personales y vecinales y no pensemos que estamos entrando en una distopia.
Nuestra Sanidad (aplausos) está haciendo todo para que esta cuarentena sea
corta y se parezca lo menos posible a una “cuarentrena”.
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