Nuestros
parlamentarios, siempre a la caza de una buena posición entre sus votantes o
entre sus afines, continuamente se están tirando a algún surco que mengüe sus,
ya de por sí, limitadas capacidades para ejercer la función para la que han
sido elegidos.
De
su dilatado esfuerzo por parecer que defienden las posturas de los ciudadanos
de a pie nos hemos encontrado en estas últimas semanas con unas noticias que me
han nublado la vista y me han hecho adquirir conciencia de que todavía tenemos
entre nosotros a duros defensores de los derechos de los desprotegidos.
Es
sabido de la grave situación por la que atraviesan los trabajadores de Coca Cola
en Fuenlabrada. Para apoyo de esa gente, Unidos Podemos ha pedido que se
retiren de la institución del Senado todos los productos que comercializa
Coca-Cola, se prive de su publicidad y no se le permita utilizar eventos
de autorización institucional mientras siga sin cumplir con las sentencias. Seguro
que desde tan altas instancias debe haber otros medios de presión mucho más
efectivos que pedir que se retiren, de la casa de todos, unas simples máquinas.
Hace
unos pocos días y con ocasión de la condena al diputado de PDCat Francesc Homs
de inhabilitación para ejercer cargo público, el Congreso de los Diputados
dio las órdenes oportunas para que ese
diputado saliese del hemiciclo, ya que la condena le prohibía continuar
manteniendo su estatus de diputado. Como no podía ser de otra manera, los
diputados de ese grupo y afines, salieron del hemiciclo en protesta contra tan
“antidemocrática” decisión.
Independientemente
de que el contenido de la sentencia gustase más a unos que a otros, ya que nadie
recibe con una sonrisa una sentencia de condena, de lo que sea, lo que no se
podía esperar era que Podemos como “defensor de pleitos pobres” saliese
igualmente en apoyo de tal exdiputado con una espantada que vació sus escaños,
haciendo perder el tiempo al resto del Parlamento, que sí quedaron en su puesto
de trabajo por considerar que el cumplimiento de una sentencia del TC. es de un
nivel superior al cabreo que pueda tener el señor Homs.
Tras
dos elecciones derrochadas y un dilatado espacio de tiempo de desgobierno, amén
de un gasto increíble en deuda exterior, los parlamentarios aparentan tener poco
que hacer o estar mal pagados como para permitirse estas boutades.
Desde
este humilde foro me atrevo a recordar a aquellas señorías que el tiempo de besos
entre parlamentarios o darle a la teta ha pasado a la historia. Que lo que se
tercia es trabajar y dejarse de majaderías y simplezas.
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