Cuando
muere un amigo se producen un dolor y un vacío más que angustiosos, pero cuando
esa muerte nunca debió ocurrir es difícil levantarse de la cama al día
siguiente y seguir andando. Hace catorce años los militares de todo el país
debieron sofocar su dolor y tragarse el nudo que se les había formado en la
garganta y seguir andando a pesar de que un fatídico accidente había segado la
vida de más de sesenta compañeros. Veinte de ellos destinados en Burgos. Recuerdo
que la pregunta más recurrente que se planteaba era la de ¿porque?
Cierto
es que los militares están para defender a España y aquellos habían demostrado
con creces su eficacia en ello además de haber puesto las piedras necesarias
para dejar construido un hogar para muchas personas que antes no tenían. ¿Porque
entonces un error humano pudo acabar con sus vidas? No lo sé. Todos ellos, los
Pacho, Ripo, Caimán, Solar, los hermanos Maldonado…, descansan en paz.
Desde
el origen los familiares han pretendido una disculpa, una declaración de
lesividad de la Administración que cerrase la caverna que les había producido
su muerte, pero los políticos, para variar, hicieron de una tragedia humana una
cuestión política.
El
camino no ha sido fácil. El Tribunal Supremo sentenció que había sido un fallo
humano dejando cubierta la responsabilidad civil. Pero como personas, no
podemos dejar de preguntarnos quien fue el responsable, si el ministro, el
ministerio o incluso el propio gobierno. Ciertamente hubo irregularidades desde
el principio y la realidad final es que aquel avión que salió desde Afganistán
nunca debió despegar.
Que
queda. Pues ni más ni menos que la aceptación de responsabilidad patrimonial y
la asunción de culpas con una petición de perdón. El gobierno de aquel momento
no fue capaz de hacerlo. Tampoco el siguiente con un Bono en plan super star,
ni luego una Chacón aperturista, ni posteriormente un Morenés arrogante han
sido capaces de hacer algo más provechoso que decir “algo hay que hacer”.
Han
debido pasar catorce años, pero el Consejo de Estado, entidad que confecciona
informes no vinculantes, ha marcado las pautas a seguir en una posible
declaración institucional de admisión de responsabilidad. Basándose en él, la
menos probable de los ministros, María Dolores de Cospedal, ha sido capaz de
asumir en nombre de aquellos ministerios la aceptación de culpas y a su vez declarar
la responsabilidad patrimonial del estado.
Algunos
familiares han dicho que esta declaración es oro moral. Yo creo que es algo más.
Yo creo que, posiblemente, esa explicación y atribución de responsabilidad, podrá
comenzar a cerrar una herida que nunca se debió abrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario