Me
dice un amigo que los militares qué una vez en la reserva, entran en el baremo
de 63 a 65 años, se les sustituyen los complementos de empleo y general del complemento
específico por un nuevo llamado complemento de disponibilidad. Esto no sería
nada impertinente, sino fuese porque la diferencia entre lo anterior y lo nuevo
pasa a ser una pérdida de 196€ mensuales contantes y sonantes que en dos años pasaría
a ser de 5488€.
Dura
lex, sed lex que diría el poeta,
pero, ¿hacia dónde se dirigen esos dineros que se han retirado del salario y
han pasado a minusvalorar el peculio de estos funcionarios, ahora en espera del
retiro?
No
está claro, pero a poco que nos interesemos veremos que no deja de ser una
ayudita para pagar a los más de 300.000 políticos, asesores, liberados y actuarios
de los más diversos pelajes que profusamente pueblan la política patria. Éstos,
elegidos por los propios ciudadanos para hacerles más fácil el sobrellevar las
pesadas cargas que impone la vida diaria y buscar con ahínco satisfacer sus
necesidades, también deben disponer de un salario en condiciones que les dé la
suficiente estabilidad y seguridad y que impida que puedan volver la cara hacia
otro lado en determinadas ocasiones.
Hasta
aquí, estar de acuerdo y desear que se cumpla lo previsto. La contrariedad
surge cuando esos políticos elegidos por las urnas utilizan su tiempo o sus
medios para hacerse partícipes de labores que nada tienen que ver con las
misiones que, electoralmente se les habían conferido. Aquellas que, sin mejorar
en absoluto la vida del ciudadano, únicamente sirven para dar que hablar y oír
susurros de las afiladas lenguas. He sugerido a mi amigo que cualquier ingreso
que reciban las menguadas arcas tributarias es bueno para ayudar. Así, por
ejemplo, ayudar a que las arcas del estado abonen el pago de los gastos
judiciales y costas de los imputados por los ERE a que se ha visto obligada por
sentencia la Junta de Andalucía, o ayudar a juntar los euros necesarios para pagar
las consultas ilegales y hojas de ruta que se permiten ciertas Comunidades –aunque
a Pablo Iglesias le parezca libertad de expresión-, o apoyar a las autopistas
de peaje que, por no rentables se deban nacionalizar. No se lo ha creído. No me
extraña; mientras los políticos se entretienen peleando por adquirir más poder,
la familia Pujol de la que no consta imposición de medida preventiva o cautelar
alguna, sigue campando a sus anchas y engordando su patrimonio. Y de football
leaks qué? Uf.
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