La
Transición española de 1977 dio lugar a los acuerdos posteriormente llamados “Los
pactos de la Moncloa” en los que se propuso modificaciones en saneamiento y
reforma de la economía o programas de actuación jurídica y política, para salir
de una situación de bloqueo que impedía al país avanzar. Adolfo Suárez,
presidente del Gobierno, con gran sentido de estado y evidente mano izquierda,
consiguió poner de acuerdo a las principales fuerzas políticas del momento,
casi todas de signo contrario. Para contar con su apoyo, Suárez
debió ceder y dar prebendas que asegurasen el mantenimiento de aquella
legislatura y, evidentemente, de las venideras.
Aquella situación, políticamente caótica, exigía un plan de
acuerdos sobre la libertad de prensa , la censura previa, los secretos
oficiales, asistencia letrada al detenido, derecho de reunión, de asociación
política o sobre libertad de expresión y derechos de las mujeres … Reformas de
gran calado que después de más de cuarenta años de vigencia, algunas todavía
perviven.
España necesita, ahora mismo, modificaciones de importancia en
diversos relevantes aspectos de la vida pública y sobre todo por el momento
agresivo que nos ha tocado vivir con la pandemia del “covid 19”, por lo que
unos nuevos Pactos de la Moncloa, serían de agradecer.
Recientemente a instancias del gobierno se instó al Congreso de
los Diputados a aprobar una serie de importantes medidas a fin de contener el
avance de la pandemia. El Parlamento aprobó la petición y sus prórrogas con
apoyo de los partidos de la oposición que, en con sentido democrático entendieron
que el apoyo solicitado no pasaba por partidismos sino por necesidad. Sólo el independentismo, opción que sostiene al presidente
en su puesto, ha apostado por la abstención. Sánchez ha conseguido el primer
paso para poder presentar al Parlamento un pacto general de mínimos que pueda
devolver estabilidad al país. Educación, Sanidad, Administraciones Públicas,
Economía, Interior, Servicios Sociales… carteras muy necesitadas de acuerdos,
lo agradecerían.
Así, dispone de una oportunidad única en nuestra historia reciente
para asentar las bases de unos futuros “Nuevos Pactos de la Moncloa”. Si a la
oposición se le solicita apoyo, fundamentado en la lealtad al Estado o sus
intereses, obrará en consecuencia.
Pero, al contrario, si lo que se le ofrece es la aceptación de
solicitudes de indulto extemporáneas, despenalizar las injurias a la
Corona o los ultrajes a España, diferencias entre Comunidades Autónomas a base
de prebendas o mantener el sostenimiento de subvenciones a las televisiones
privadas, minusvalorando la necesidad perentoria de inversión en mascarillas y
respiradores o condonación de las cuotas de los autónomos…, la oposición deberá
estar ahí para objetar. El presidente debería pensárselo.
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