Vienen los últimos días del curso escolar y vemos que los
alumnos han cogido la aceleración adecuada para terminar con éxito los últimos
exámenes y disfrutar luego un merecido descanso. No obstante, no quiero
desaprovechar la oportunidad que me da esta atalaya para recordar un asunto
que, entiendo de máxima importancia y que no es otro que la masiva convocatoria
de huelgas de todo tipo de pelaje que se han promovido durante el curso y a las
qué, como personal prioritario han sido invitados todos los alumnos.
No menos de cinco huelgas, entre unos tipos y otros, ha
aprovechado el alumnado y forzosamente el profesorado para hacer unas “pellas”
grandes como catedrales. Ciertamente. Las ha habido generales, a favor de la
mujer, en honor del medio ambiente, por una mejor Educación, por la
ecología... Las posibilidades no dejan de aumentar y el legítimo derecho a la
huelga les ampara. Una norma preconstitucional que ningún gobierno conocido
hasta ahora ha tenido la valentía de actualizar y poner en consideración con los
tiempos que corren, permite que cualquier colectivo afectado por su particular
tesitura anime al resto del personal a arrimarse a su ascua, promoviendo la
adhesión al mismo a cuantos más adeptos, mejor.
Pero claro. No se puede pretender que un colectivo imberbe como éste
las haga todas. Cuentan que los convocantes de aquellas a favor del medio
ambiente pretenden ampliarla a todos los viernes. Creo que perdemos el oremus. Los
menores, emplazados a compartir un día sin clase, se apuntan a cualquier tipo de
bombardeo, sin valorar ni entender, en muchos casos, el objeto principal de la
reclamación.
Para ello, si de verdad queremos dar valor a la demanda, hagamos
que los alumnos participen del esfuerzo de los convocantes por medio de una
severa asimilación del problema a todo aquello que pueda afectar a la sociedad.
Démosles a conocer los problemas laborales que auspician una
huelga. Hagámosles ser partícipes de la mejora del medio ambiente por la
utilización de papel en la envuelta del bocadillo, evitando el papel aluminio o
apoyemos desde la escuela la aportación de tiempo libre de este colectivo por
medio de la recogida de residuos plásticos acumulados en las orillas del rio después
de un botellón. Expliquémosles que el apoyo a los problemas de la Educación se
puede dar durante el resto del curso mediante el respeto y aceptación de las
normas educativas. O hagámosles saber el significado de las huelgas llamadas “a
la japonesa” donde el día de huelga se pasa trabajando o con asistencia masiva
a clases.
Y recordémosles aquella cita de Cervantes: “El que lee mucho y
anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Compartámoslo.
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