Vicente Fernández no podía haberlo
dicho más claro: mi palabra es la Ley. Habían dicho que lo harían y lo han
hecho. El Parlamento catalán ha dado los primeros pasos para iniciar una
desconexión de España a todas luces ilegal. Quién sabe los motivos de semejante
acción, pero quizá algún día salgan a la luz todos aquellos porqués que han
marcado la actuación de ciertos políticos catalanes qué sin razón, ni
legitimidad, se han lanzado de manera temeraria a un charco del que van a salir
con dificultad y seguramente con manchas.
El resultado era conocido pero,
cómo una apariencia de legitimidad siempre viene bien a cualquier desarrollo
político que se precie, actuaron como políticos transversales pasando por el
aro de dar la palabra a unos y otros y oír las voces encontradas de la
oposición. Incluso soportando que cuatro pelados (la oposición en pleno)
bajasen de sus escaños y saliesen del hemiciclo en repulsa a lo que allí se
estaba cociendo, dejándoles aquello lleno de banderas españolas.
Los actores en su papel: Forcadell convulsa
en su papel de presidenta; Puigdemont, serio debajo del flequillo, aguantando
el chaparrón; Junqueras callado sin poder disimular su gozo por lo que allí se
estaba organizando y sabedor de que, a las malas, sería el único beneficiado de
todo ese circo. Los parlamentarios de la CUP, encendidos como antorchas,
pidiendo más marcha y entrar a degüello. Los de Junts pel Si, obedientes,
algunos con miradas de corderillos, mirando sin recato a sus jefes buscando la
autorización y el apoyo necesario para casi todo para lo que se les venía
encima. Todo según lo esperado.
La oposición en su lugar:
echándoles de todo. Inés Arrimadas en su papel de jefa de la oposición puso
verbalmente a cada uno en su sitio. Iceta
y García Albión ayudaron.
Mientras, en Madrid, Mariano tendiendo
la mano a PSOE, CIUDADANOS y PODEMOS, ha tenido que oír a Iglesias diciendo
aquello de que el encaje constitucional de Cataluña…y bla,bla,bla. Además no ha
conseguido que Sánchez y Rivera se pusieran con él en una foto que marcase la
unidad contra tal muestra de separatismo y de paso utilizarla como escudo ante
los indecisos (que los hay) de Cataluña.
Esto continuará, pero por ahora la
obligación del Estado, el Tribunal Constitucional, la Fiscalía y la Abogacía
del Estado deberá ser la de encargarse de solucionar este problema y además
dejarlo zanjado de una vez para siempre. La ley y el estado de derecho deben
ser respetados por todos. Todos.
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