NAVIDAD.
Queridos lectores, familia, amigos, moteros,
camaradas, vecinos, facebookers, bloggers youtubers, tuiteros y demás
muchedumbre. Aunque
pueda parecer presuntuoso por mi parte, quiero hablar en nombre de los
navideños. Sí. Aquellas personas que cuando llega el día de Santa Bárbara ya
estamos pendientes del día en que encenderán las luces de la ciudad o lleguen
las barracas a la Plaza Mayor o pongan la pista de patinaje o la churrería del
Arco de San Juan. De aquellos que
todavía felicitamos a postal o cantamos emocionados el “we wish you a merry
christmas”. De aquellos que, en fin, todavía nos emocionamos con el aguinaldo
solidario de los moteros el día de Navidad.
La Navidad es esa época del año que hace que a quien más, quien
menos, se le cargue de congoja el corazón al oír las penas que cargamos por ser
habitantes de este mundo. Estas fechas nos ablandan los corazones y profundizan
nuestro sentido de la amistad y la camaradería. Nos felicitamos unos a otros
con grandes abrazos y elocuentes frases marcando nuestro júbilo. Por medio de
un wasap, expresamos nuestro espíritu navideño con grandes muestras de
solidaridad o videos animosos de todo tipo con campanitas y villancicos. Salimos
a la calle preparados para imbuirnos de ese marchamo navideño, pero sólo nos incorporamos
en la marabunta consumista que acoge
estas fiestas y
que llena nuestras
calles de gente, con el cuello encogido por el frio, rauda y preparada para no volver a casa
sin una buena bolsa llena de obsequios o hermosos paquetes de regalos.
Mientras, la Navidad en la tele, nos envía los consabidos anuncios
de juguetes o los excesivos de colonias, a la gente de a pie nos trae la escasa
iluminación, los villancicos cantados bajo el frio burgalés en la Plaza Mayor, los
mercadillos navideños o la moda de las cenas de trabajo o comidas de
antiguos colegas.
En otros tiempos, una Navidad más tradicional, más emotiva, nos
hacía ver las cosas de otra manera y a partir del diez de diciembre ya cantábamos
villancicos a voz en grito, anunciando la inminente llegada de estas fiestas. El
día 23 ya cantábamos aquello de “mañana es nochebuena, pasado Navidad…” y el 24
animosos decíamos “hoy es Nochebuena, mañana es Navidad…”, luego el gusto por
el primer turrón o su “…vuelve a casa, vuelve…por Navidad”. ¡Qué tiempos
aquellos! Algo se ha perdido mucho, pero lo que debe perdurar es que la Navidad
y su compañera Nochebuena son las fechas adecuadas para recordar a los que ya
no la podrán pasar con nosotros. Feliz Navidad a
todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario