jueves, 22 de septiembre de 2016

Buena gente.


No todo iban a ser malas noticias. Aunque parezca que las galopadas que vemos exteriormente no van a acabar nunca, siempre debemos anhelar un chorro de esperanza, siempre debemos confiar en que alguien nos diga que todo va bien, que todo está arreglándose o que por lo menos se están dando los pasos para que las cosas mejoren. 

En unos tiempos como éstos en que todo parece dar a entender que nadie se lleva bien con nadie o que nadie está dispuesto a dar nada a cambio de nada, nos encontramos con gente qué de una manera hoy en día absolutamente prodigiosa, nos sorprenden con una entrega hacia los demás qué, sino fuese porque lo vemos con nuestros propios ojos, costaría creerlo. 

Burgos siempre ha sido una ciudad amable que, enseguida, se apunta a cualquier evento que se le presente, pero la ventura de este fin de semana ha sido de las de recordar. 
Comenzó el sábado por la mañana con unas casetillas tipo carpa que el Ayuntamiento había colocado en el paseo de Atapuerca. Un paseo por allí nos dio margen a conocer de cerca una serie de asociaciones que sin pedir nada, sencillamente se dedicaban a informarnos sobre las actividades que puede hacer una buena organización a favor del resto de los humanos. 
Desde asociaciones de acogimiento hasta asociaciones para la erradicación de la pobreza, todo ello pasando por una exhibición de esgrima o una magnífica actuación de una asociación de baile lamentablemente truncada por el volátil clima de Burgos, nos enseñaron que se puede pasar toda una mañana, tanto al sol como al frío, prestándose a los demás. El público agradeció esa labor abarrotando las casetas.

La mañana del domingo no se ha quedado atrás y así, esta mañana muchísimos corredores, entre los que me incluyo, corrimos para favorecer en lo posible a la Asociación Española contra el cáncer. Esta asociación ha sabido llamar la atención de todo el pueblo para que estuvieran allí, ya corriendo ya andando, o lo que es mejor ya aplaudiendo. Ole por ellos.

Pero no ha sido sólo eso, aquellos afortunados que pudieron acercarse a San Adrián de Juarros montados en una moto han podido disfrutar de un magnífico evento, marcha, paella y fiesta campera al mismo tiempo que con su participación ayudaban a la Asociación Síndrome de Down. Ésta, con una magnífica organización ha dedicado muchas horas de esfuerzo para dar a conocer un problema, que al igual que los anteriores, es de todos. 

Valgan estas líneas para aplaudir desde esta atalaya a todas las personas que han hecho posible que recordemos que compartir es vivir y también, como no, a la excelente participación popular que acompañó a todos ellos. Aquel añorado y tempranamente desaparecido Manuel Summers ya nos lo adelantó cuando decía que “todo er mundo e güeno”.

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